La deuda comercial que arrastran las Pymes españolas medró un diecinueve,2% en el primer trimestre con respecto al mismo periodo de dos mil veintidos. Según el Observatorio de Morosidad de Cepyme, estas obligaciones pendientes ascendían a doscientos millones de euros. El informe advierte, además de esto, de que las subidas de tipos han llevado a un encarecimiento de la financiación que podría elevar la morosidad. El costo de la deuda que está en mora se situó en mil trescientos cuarenta y ocho millones de euros y el de la que no lo está, se situó en los mil trescientos uno millones. De hecho, el documento apunta que si se aúnan los dos componentes, entre enero y marzo las pequeñas y medianas empresas han afrontado un costo financiero total anualizado de dos mil seiscientos cuarenta y nueve millones de euros, un noventa y siete con cinco% más que en exactamente el mismo periodo de dos mil veintidos.

Las microempresas —aquellas que tienen menos de diez empleados— son las más tensionadas, pues se anotan los periodos de pago más largos y encabezan los índices de morosidad. En relación a esto último, a lo largo del año pasado tuvieron la peor puntuación, con un ciento treinta con tres sobre cien. Las pequeñas (entre diez y cuarenta y nueve trabajadores) anotaron un 103,8; las medianas (de entre cincuenta y doscientos cuarenta y nueve asalariados), un setenta y seis con tres, y las grandes (más de doscientos cincuenta empleados), un treinta y cinco con seis.

El observatorio de Cepyme recoge que solo un veintisiete con nueve% del importe total facturado por las Pymes españolas se pagó puntualmente en el primer trimestre de dos mil veintitres. Por otro lado, el Índice de Morosidad en las Facturas de Ventas a Plazos (IMFVP) encadena su cuarto trimestre de incremento interanual sucesivo. Lo que apunta, conforme el encargado de estudios de Cepyme y autor del estudio, Diego Barceló, que “la gente que ha comprado a plazo está teniendo dificultades para pagar”.

El indicador, que se incorpora por vez primera en esta edición, trata de examinar la tendencia de las compañías de recurrir a pactos de aplazamiento del pago de facturas. Desde la patronal apuntan que los cincuenta y uno con cinco puntos que marcó en dos mil veintidos no resultan alarmantes, mas que sí lo es la tendencia de desarrollo que ha seguido en los últimos 4 trimestres. A cierre del pasado ejercicio el IMFVP fue un setenta y uno con uno% mayor que un año ya antes, lo que supone el mayor incremento desde septiembre de dos mil dieciseis.

Por campos, en el primer trimestre del actual año los mayores IMFVP se dieron en los campos de construcción (168,6 puntos) y materiales de construcción (136,8). La buena noticia viene por parte del sector servicios. En esta rama se dio la reducción de morosidad más pronunciada gracias al buen comportamiento del comercio minorista y al despegue de las ventas de vehículos.

Tendencia a la baja en los periodos de pago

Los periodos medios de pago (PMP) aumentan con respecto al trimestre anterior desde los 80,3 días hasta los 82,1 días. La patronal lo achaca a un incremento estacional y señala que la tendencia es decreciente. Si se compara con el mismo periodo del año pasado, la media de días que transcurren entre la recepción de un producto o servicio de una empresa y el pago efectivo al proveedor, se reduce en 2,4 días, la mayor contracción de los últimos 10 años.

Los tiempos de pago han descendido en términos interanuales, en once de los últimos doce trimestres. Esta dinámica se interpreta desde la patronal como “resultado de una gestión prudente de la tesorería de las empresas”, que tratan de evitar endeudarse ante el aumento de los costes financieros. Por sectores económicos es la industria la que registra peor dato, con 125,3 días, tras darse un incremento de 31 jornadas respecto al mismo periodo del año anterior. El informe explica que la subida en este sector se debe a la fuerte estacionalidad de los subsectores de la electricidad, gas y agua, que presentan más demoras durante este primer trimestre.

La construcción muestra 8 descensos interanuales consecutivos en su plazo medio de pago, que se queda en 96,4 jornadas. La reducción más prolongada correspondió a los servicios, con un periodo de pago medio de 72 días, 15,9 menos que en el primer trimestre de 2022. Si se observa el tamaño de las empresas, las más rápidas a la hora de abonar facturas son las pequeñas, es decir, las que tienen entre 10 y 49 empleados, con 78,6 días. Le siguen las medianas, con ochenta y dos con uno días, y las microempresas, con noventa y uno con cuatro días.

Mercedes Cruz Ocaña