Después de un maratoniano viaje de casi 24 horas, aterrizar en Hong Kong puede ser desgastante. El aire de la cabina me deja seco y los platos de pollo o pasta apenas tienen sabor. Y cuando oigo «Tu habitación aún no está lista», siento que la tortura comienza. Sin embargo, Hong Kong no se preocupa por tu jet lag. Con un despliegue de estímulos sensoriales que ataca desde todos los flancos, este lugar es único. La mezcla de rascacielos que atraviesan las nubes y el vibrante espectáculo de luces de neón puede ser abrumadora, pero también cautivadora. Para mí, el irresistible aroma de los bollos de piña con mantequilla me guía hacia pequeñas pastelerías. Y en cada paso, la sinfonía de timbres de tranvías y el bullicio de los cruces te mantiene alerta. Bienvenidos a un nuevo día en Hong Kong, donde incluso un paseo matutino te ayuda a dejar atrás el cansancio del viaje.
Café y gatos en Sheung Wan
Tras múltiples visitas, he aprendido a disfrutar cada mañana en Hong Kong. Al llegar, dejo el equipaje en el hotel, me preparo con lo esencial (incluyendo un paraguas, muy útil en temporada de tifones) y abro Google Maps, mi aliado en esta jungla urbana. Mi destino es Sheung Wan, un lugar que fusiona el bullicio de Central con el encanto de Sai Ying Pun. Este laberinto de calles empinadas y callejones es un soplo de historia, que va desde antiguas tiendas de ataúdes hasta acogedoras galerías de arte contemporáneo y vibrantes cafés. Aquí, encontrarás lo mejor de lo antiguo y lo moderno.
Comienza el día en Coffee & Laundry, un local discreto donde los residentes saborean un excelente café mientras hacen su colada. Desde 2014, este original concept ha atraído a locales y visitantes. La decoración, llena de ilustraciones coloridas, permite relajarse con un buen libro y un café… hasta que no queden sillas disponibles.
Después de un buen café, un corto paseo de cinco minutos te llevará a Hollywood Road Park. Mantén los ojos bien abiertos para observar a los gatos que suelen descansar en las cajas de mariscos a lo largo del camino. Una vez que llegues al parque, siéntate en un banco y disfruta de las tortugas, de los ancianos practicando taichí y de la imponente vista de los rascacielos que se mezclan con la arquitectura tradicional china. Te sentirás como si estuvieras dentro de una postal.
Antigüedades y delicias culinarias
Tu experiencia en Sheung Wan no estará completa sin perderte en Upper Lascar Row, conocida como Cat Street, un paraíso para los amantes de las antigüedades. No te quedes solo en los puestos al aire libre; dirígete a Select 18. Allí encontrarás una colección única de tesoros retro y reliquias nostálgicas, perfectas para cualquier amante del vintage.
El hambre comienza a asomarse después de tu recorrido. Te recomiendo Halfway Coffee en Cat Street, donde el ambiente y el café son disfrutables. Pero si buscas una experiencia culinaria más completa, Dandy’s Organic Café es ideal, ofreciendo una deliciosa carta de opciones orgánicas. Además, Mora, un elegante restaurante franco-chino, resalta la innovación de la chef con estrella Michelin Vicky Lau, fusionando sabores de manera exquisita.
Hacia los templos y las compras
Desde Upper Lascar Row, sigue los escalones de Ladder Street hasta llegar a Hollywood Road, famosa desde 1844 por ser un punto de encuentro para comerciantes de antigüedades. En esta calle se mezclan las antiguas tiendas tradicionales con modernas galerías y bares de cócteles. El Templo Man Mo, uno de los más antiguos de la ciudad, destaca con su techado de tejas jade, un bello contraste con la silueta de los rascacielos. Al entrar, las velas iluminan el espacio, creando un ambiente místico que se mezcla con el humo de los inciensos que habitan el aire.
Tras disfrutar de esta experiencia, dirígete a PMQ, un antiguo cuartel de policía convertido en un centro creativo. Aquí, más de 100 estudios y boutiques locales ofrecen una mirada única al talento de la ciudad. Visita B’In Select para regalos originales o Bathe to Basics para productos de belleza natural. Si te hace falta ropa interior, no te preocupes: Kowloon City Boy tiene lo que necesitas.
Con más de tres horas en la ciudad, tu habitación en el hotel ya está lista. Antes de ir, no olvides probar un pastelito de huevo de una panadería cercana o darte un capricho con un masaje de pies en Ten Feet Tall, un lujo merecido después de un día explorando.
Copa y recuerdos para Instagram
Al caer la noche, podrías acabar tirado en la cama después de un día de exploración, mirando la famosa silueta de la ciudad desde tu ventana. Pero no te resistas a la tentación. Regresa a Central y entra en Kinsman, un bar de cócteles cantonés que tiene un aire nostálgico de In the Mood for Love. Disfruta de una bebida innovadora que destaca los sabores auténticos de la región, como el «Kowloon Dairy», un ponche de leche con un toque salado.
Luego, baja cautelosamente hacia Quinary, donde podrás probar su célebre «Earl Grey Caviar Martini». Esta maravilla visual tiene un sabor inigualable gracias a las perlas de caviar de Earl Grey que lo acompañan. Recuerda poner el despertador, porque en Hong Kong las noches son largas y el mejor desayuno cantones de la ciudad espera por ti al amanecer. ¡Madrugar definitivamente tiene sus recompensas en este vibrante destino!