Los optimistas pueden ver esto como un cambio significativo: el inicio de un ciclo que, aunque lento, podría llevar a una normalización definitiva de los precios. Sin embargo, los más críticos no tardarán en recordar las disparidades con la zona euro y los años de aumentos continuos que han pesado como una losa sobre los hogares españoles. Además, la falta de incrementos en los salarios equitativos ha seguido erosionando el poder adquisitivo.
La realidad es que la inflación cerró noviembre en un 3% en comparación con el mismo mes del año anterior, una décima menos que octubre, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Este organismo mantiene sin cambios su pronóstico inicial, lo que añade un matiz de estabilidad, aunque con matices.
La Doble Cara de la Inflación
La evolución de los precios ha sido un factor crucial en esta suave mejoría. La reducción en los precios de la electricidad ha proporcionado un pequeño respiro, pero contrarrestando esta tendencia se encuentran el aumento en los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas, así como los carburantes y los paquetes turísticos. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos no elaborados, no ofrece alivio alguno: se sitúa en un 2,6%, una décima por encima de la cifra de octubre.
El dato más reciente también implica una revalorización para las pensiones del 2,7% en 2026, superando en ocho décimas la cifra registrada por otros países miembros de la eurozona. Esto podría acentuar la pérdida de competitividad de las empresas españolas si no se logra cerrar la brecha existente.
La buena noticia es que las proyecciones para los próximos meses podrían verse favorecidas por un fenómeno estadístico conocido como efecto base. Este fenómeno sugiere que, al comparar los precios de diciembre del año pasado y los de enero y febrero de este año, que mostraron incrementos, se puede facilitar una disminución en las cifras actuales. Cabe recordar que, desde octubre de 2024, los precios no han estado por debajo del 2%, cifra objetivo del Banco Central Europeo.
Este contexto nos invita a reflexionar sobre la situación económica actual, donde las cifras nos hablan de un respiro, aunque con desafíos claros por delante. La incertidumbre sigue vigente.
Este es un tema que merece seguimiento continuo; actualizaciones llegarán pronto.
