El Banco Central Europeo (BCE) comienza a ver ya la cima. La corporación que encabeza Christine Lagarde ha decidido este jueves proseguir la estela de la Reserva Federal y suavizar las subidas de tipos al aprobar un aumento del costo del dinero de cero con veinticinco puntos, conforme un comunicado difundido por la entidad. El incremento deja los modelos oficiales en el tres con setenta y cinco% y la sencillez de depósito en el tres con veinticinco%, la cota más elevada desde octubre de dos mil ocho. Sin embargo, ese movimiento es inferior a las últimas levantas, que desde diciembre venían siendo de medio punto. “Las anteriores subidas de los tipos se están transmitiendo con fuerza a las condiciones de financiación y monetarias de la zona del euro, mientras que los desfases y la intensidad de la trasmisión a la economía real siguen siendo inciertos”, mantiene el Eurobanco en el comunicado. Los últimos datos sobre la radical reducción del crédito o los signos de moderación de la inflación han decantado por último la balanza cara quienes solicitaban más contención en el final del camino. Lagarde comparece desde las catorce y cuarenta y cinco para dar cuenta de lo acordado.
La resolución adoptada por el Consejo de Gobierno del BCE coincide con las esperanzas de los mercados. Estos apostaban por que el ala más heterodoxa del Eurobanco iba a decantar la balanza pese a la apuesta de ciertos miembros por otra subida violenta de medio punto para terminar con la inflación. Fráncfort ve que no queda demasiado recorrido hasta el final del viaje. Y en plenas turbulencias financieras del otro lado del Atlántico, opta por pasos firmes, mas más cortos.
La séptima subida sucesiva de tipos deja el costo del dinero en máximos desde el estallido de la crisis financiera de dos mil ocho. El Eurobanco no cierra la puerta a nuevas subidas, si bien no da pistas sobre futuros pasos. “El Consejo de Gobierno continuará siguiendo un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel y la duración apropiados de la restricción”, apunta el comunicado.
Pero las palomas —el ámbito más laxo— no solo jugaban la carta de la inestabilidad financiera. La inflación latente —que excluye los costos de la energía y los alimentos— bajó en el mes de abril en la zona euro por vez primera desde junio de dos mil veintidos. Además, la economía de la zona euro prosigue resistiendo y ha eludido la recesión, mas los últimos datos sobre concesión de crédito señalan una limitación por la parte de las financieras mayor de la aguardada por Fráncfort. De hecho, los préstamos registraron en el primer trimestre la mayor bajada desde dos mil once. Aun así, el BCE piensa que su trabajo aún no ha terminado: “Las perspectivas de inflación siguen demasiado altas y lo han sido durante demasiado tiempo”.
El BCE remarca que los modelos de interés son su primordial palanca para pelear contra la inflación. Aun así, prosigue en su labor de reducir su cómputo. Ahora lo hace en quince millones de euros mensuales. Desde el 1 de julio, el Eurobanco desea poner punto y final a las reinversiones del programa de adquiere de deuda (APP, por sus iniciales en inglés). Según fuentes del mercado, eso supone una rebaja aproximada de unos veinticinco millones de euros al mes.
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