La economía española ha experimentado una notable transformación en los últimos años, destacando la sorprendente expansión de los servicios no turísticos. Este fenómeno, tanto inesperado como poderoso, abarca una variedad de actividades profesionales que incluyen desde consultoría y tecnología hasta logística y finanzas. A diferencia de otros sectores como la construcción, la agricultura o el turismo, estos servicios se enfocan principalmente en atender a empresas y no tanto a los hogares.
Un Sector en Auge
La política económica en España ha priorizado tradicionalmente el desarrollo industrial, impulsado por los fondos europeos, seguido de la construcción. Sin embargo, son los servicios no turísticos los que han liderado el crecimiento de la economía, registrando un impresionante aumento del 21% en el valor que generan en los últimos cinco años. Este crecimiento es más del doble en comparación con otros sectores productivos (según datos de los tres primeros trimestres de 2025 frente al mismo período de 2019). De hecho, estos servicios han sido responsables de más de la mitad del aumento del PIB durante este tiempo.
Cambios Estructurales en la Economía
La evolución de este sector señala un cambio estructural significativo que comenzó tras la crisis inmobiliaria y que se intensificó con la pandemia. En 2007, la construcción representaba el 12% del PIB; hoy, ese porcentaje se ha reducido a la mitad. Los servicios no turísticos han tomado casi por completo ese espacio perdido. Además, su contribución a la balanza de pagos es destacable: actualmente, el saldo entre exportaciones e importaciones roza el 2,5% del PIB, acercándose al superávit tradicionalmente característico del turismo.
A pesar de las crisis recientes, los servicios no turísticos han demostrado una resiliencia incomparable, señal de su importancia en la economía actual. A diferencia del turismo, que se vio severamente afectado por la pandemia, y la industria, vulnerable ante los aumentos de aranceles y tensiones geopolíticas, estos servicios han consolidado su posición.
Desafíos y Oportunidades
Sin embargo, este crecimiento no está exento de retos. A pesar de tener un impacto notable en la economía, los servicios no turísticos enfrentan dificultades en su modelo productivo. La dependencia de la mano de obra para impulsar la actividad ha sido una constante, y la productividad muestra signos de debilidad. Además, estos sectores deben competir por talento en un mercado global donde la escasez es una constante, dificultando la retención de jóvenes profesionales que buscan mejores condiciones laborales en otros destinos.
Por otro lado, la naturaleza de estos servicios, que requiere inversiones en activos intangibles como tecnología y conectividad, puede representar un obstáculo. Reconocer estos activos como garantía para obtener financiamiento es vital para el crecimiento de las empresas y la mejora de la productividad. Por ello, es crucial que la política económica utilice las oportunidades de los fondos Next Generation para derribar las barreras a la inversión.
Conclusión
La diversificación de la economía española, impulsada por un robusto sector de servicios no turísticos, está forjando una base sólida en el actual ciclo expansivo. Sin embargo, transformar este modelo hacia uno que mantenga altos niveles de productividad y compensaciones laborales es un desafío que aún queda por delante.
Balanza de Pagos
La balanza de pagos refleja cierta estabilidad, a pesar de las incertidumbres en el comercio internacional. Hasta septiembre, mostró un superávit de 37.900 millones de euros, un descenso del 8,5% respecto al año anterior. Este deterioro en el intercambio de bienes, provocado por el estancamiento del mercado europeo y la subida de aranceles, ha sido compensado con el excedente en la balanza de servicios, tanto turísticos como no turísticos. Además, la inversión extranjera directa ha caído menos de lo esperado.
En resumen, el futuro de la economía española dependerá de cómo se adapten los servicios no turísticos a estos desafíos, reafirmando su papel crucial no solo en el crecimiento, sino también en la estabilidad económica a largo plazo.
