El cierre de una intensa temporada de cumbres multilaterales ha dejado claro que, a pesar de la tumultuosa política estadounidense bajo la administración de Trump, el orden multilateral sigue firme. A lo largo de eventos como la cumbre de la ONU, las reuniones del FMI y el Banco Mundial, así como la COP30 y el G-20, líderes de diversas naciones han logrado mantener su compromiso hacia una cooperación global.
Un análisis de la situación actual muestra que, aunque el primer año de Trump 2 prometía tensiones para instituciones internacionales, la realidad ha sido diferente. Aunque su agenda incluyó insinuaciones de abandonar el FMI y la OTAN, lo que generó nerviosismo, EE. UU. parece decidido a permanecer, aunque a un costo: un claro aumento en la presión sobre sus aliados.
La continuidad de las instituciones no está exenta de desafíos. En lugar de abandonar sus funciones, se observa un giro hacia nuevas alianzas y estructuras, con un objetivo claro: preservar la estabilidad global mediante el diálogo y la innovación. En este sentido, eventos recientes en Sevilla, Belém y Sudáfrica han demostrado que el mundo, aun con la ausencia de Trump, sigue buscando formas de colaborar.
Nuevas Perspectivas en el Multilateralismo
La cumbre de la deuda celebrada recientemente en Sevilla, y la COP en Belém han reafirmado que, sin importar quién esté en el centro del escenario, el multilateralismo sigue en marcha. La influencia de potencias como China y líderes africanos como Lula da Silva y Cyril Ramaphosa ha sido esencial para equilibrar la mesa de negociaciones, sugiriendo que el camino hacia una nueva estructura global está tomando forma.
En 2026, EE. UU. asumirá la presidencia del G-20, y aunque se anticipan tensiones, los expertos advierten que el futuro del multilateralismo dependerá en gran medida de las decisiones que se tomen en los próximos meses. De acuerdo con Federico Steinberg, catedrático de la Universidad de Georgetown, el sistema financiero mundial enfrenta la compleja tarea de coexistir en un mundo cada vez más multipolar, pero el dólar seguirá siendo fundamental.
Mientras tanto, la Unión Europea se afianza en su papel como un defensor del multilateralismo «tradicional», consolidando su posición ante los cambios inminentes. Para Nicolas Vèron, investigador experto, el escenario interno en EE. UU. y su impacto en la calidad democrática serán factores determinantes en la redefinición del orden mundial.
Claves del Futuro Económico
El futuro del FMI y del Banco Mundial dependerá de la capacidad de EE. UU. para mantener su influencia sin recurrir a tácticas agresivas. La reciente salida de Paschal Donohoe, ministro de Finanzas irlandés, del Banco Mundial, abre la puerta a nuevas oportunidades para líderes emergentes como Carlos Cuerpo, quien ha mostrado interés en el cargo.
El panorama no es sencillo; la inminente marcha de altos cargos europeos podría complicar la representación española en las decisiones clave. En este contexto, el nombramiento de Luis de Guindos como vicepresidente del BCE amplía las aspiraciones de España, aunque la política de Washington por controlar instancias internacionales sigue siendo un reto.
La clave para los próximos meses será cómo se reconfiguran las alianzas y se gestionan los recursos, así como la capacidad de los países para adaptarse a un entorno cambiante, donde el liderazgo y la cooperación serán más necesarios que nunca.
