Pagar las pensiones en países desarrollados se está convirtiendo en un desafío creciente para los presupuestos públicos, según el reciente informe de la OCDE, Pensions at a glance 2025. Este documento, presentado esta semana, revela que el esfuerzo necesario para financiar las pensiones varía significativamente en función de factores como la estructura del sistema y las tendencias demográficas. Para España, las proyecciones son alarmantes, pues se espera que el porcentaje del PIB dedicado a pensiones alcance un impresionante 17,3% para el año 2050, convirtiéndose en el país con mayor carga en este ámbito dentro de la OCDE.
Proporciones preocupantes
El 17,3% mencionado proviene de un estudio de la Comisión Europea, aunque posteriormente una revisión del PIB español, influenciada por la pandemia, ajustó la cifra a un 16,8%. A pesar de esta ligera reducción, España sigue liderando este preocupante ranking a nivel europeo. Comparando con otros países de la OCDE, el gasto proyectado en España es notablemente superior al de naciones como Francia (13,7%), Portugal (14,6%) o Italia (15,5%).
Las proyecciones de gasto desafían la situación de otros países no europeos: Japón, por ejemplo, mantiene una proporción de 9,3%, mientras que Estados Unidos, Chile y Australia se sitúan mucho más abajo, con esfuerzos de 5,9%, 4,4% y 2,1% respectivamente. Esta perspectiva hacia 2050 es clave, ya que se prevé será un punto crítico para los sistemas de pensiones en España y en el resto del mundo.
Impacto demográfico en el sistema
El informe de la OCDE identifica el cambio demográfico como el principal responsable del incremento del gasto en pensiones. A pesar de la llegada de nuevos migrantes, se estima que la población en edad laboral en España se reducirá en más de un 30% hasta 2064, muy por encima de la media de la OCDE (13%). Esta situación se refleja en la relación entre personas mayores y la población activa: actualmente, en España hay 35 jubilados por cada 100 trabajadores, cifra que podría alcanzar los 76 en 2054, frente a los 55 de la OCDE en promedio.
Además, esta proyección convierte a España en uno de los países con mayor presión demográfica, solo superada por Corea del Sur, Japón e Italia. Hacia 2084, la situación se mantendría similar, con poco progreso en la relación de jubilados respecto a trabajadores.
Necesidad de reformas urgentes
Más allá de la demografía, otros factores influyen en el sistema de pensiones, como la generosidad del mismo. La OCDE señala que, para los trabajadores de salarios bajos y medios, la tasa de sustitución en España es alta, cerca del 80%, lo que indica un esfuerzo significativo para asegurar una pensión digna. Sin embargo, advierte que, sin reformas adicionales, la brecha entre el gasto en pensiones y las cotizaciones a la Seguridad Social irá creciendo.
A pesar de las reformas recientes, incluyendo el aumento de la edad de jubilación y mejoras en el régimen de los autónomos, se anticipa que el gasto seguirá aumentando a medida que los jubilados de la generación del baby boom comiencen a recibir sus pensiones. La OCDE sugiere que se implementen medidas adicionales, como ajustar las pensiones en función de la esperanza de vida o ampliar el periodo de cómputo de derechos, para asegurar la sostenibilidad del sistema.
Estas conclusiones alertan sobre la necesidad de reflexionar sobre el futuro del sistema de pensiones en España y los ajustes necesarios para hacer frente a esta emergencia económica.
