Nos encontramos en un momento histórico para las familias con grandes patrimonios. En los próximos años, seremos testigos de una de las más significativas transferencias de riqueza de la historia moderna. Este fenómeno, impulsado por el envejecimiento de la generación de los baby boomers, está transformando no solo el aspecto financiero de las familias, sino también su comprensión del legado, la estructura de sus patrimonios y las relaciones entre generaciones.
La gran transferencia de riqueza
Según un informe de KPMG, cerca de 3,2 billones de euros en Europa cambiarán de manos en un futuro próximo. Esta cifra monumental subraya la relevancia del momento actual en la historia financiera.
La transmisión de patrimonio ha solido ser vista como un proceso administrativo, pero la realidad es mucho más rica y compleja. No se trata únicamente de transferir activos, sino de asegurar la continuidad familiar y cohesión, así como de establecer una gobernanza que mantenga el patrimonio a largo plazo en un mundo cada vez más desafiante. Las nuevas generaciones no heredarán solo riquezas; también asumirán decisiones, responsabilidades y tensiones que influirán en el futuro familiar.
El nuevo rol de las Next Gen
Los jóvenes herederos vienen con una perspectiva global y digital, además de un fuerte interés por la sostenibilidad, la transparencia y el impacto social. De acuerdo con el World Wealth Report 2025 de Capgemini, estas nuevas generaciones muestran un creciente interés por invertir en activos alternativos, a diferencia de sus predecesores.
Estos jóvenes no solo buscan ser informados sobre el patrimonio familiar; quieren participar activamente en su gestión mucho antes que las generaciones anteriores. Durante nuestras jornadas LO Generations, hemos podido observar de primera mano su deseo de convertirse en decisores. Este cambio exige que las familias adapten sus modelos de apoyo, refuercen la educación financiera y fomenten el diálogo intergeneracional.
Navegando en la complejidad
La estructura familiar se ha vuelto más compleja. Antes, las familias residían en un solo país; hoy, cuentan con miembros, inversiones y actividades a nivel global. Esto plantea nuevos desafíos legales, fiscales y regulatorios, que requieren una planificación dinámica y personalizada.
Un fenómeno crítico que a menudo pasa desapercibido es que muchas familias evitan conversaciones esenciales. Un porcentaje notable de padres no ha discutido temas cruciales como la organización patrimonial o los objetivos familiares. Este silencio no solo genera incertidumbre, sino que puede causar conflictos evitables.
Educación en el legado
Las familias que realizan la transición con éxito son aquellas que combinan educación técnica con la transmisión de valores. Formar a la Next Gen en finanzas y gestión de riesgos es necesario, pero no suficiente. La educación patrimonial también implica discusiones sobre propósito, identidad y responsabilidad social.
Los expertos en planificación patrimonial subrayan que la cohesión no se basa solo en estructuras jurídicas, sino también en tener conversaciones significativas que clarifiquen el rol que cada miembro desea desempeñar. La comunicación efectiva se presenta como un aspecto crítico; no se trata solo de informar, sino de dialogar para alinear expectativas y evitar tensiones.
Desafíos y oportunidades en la planificación
Los errores comunes, como retrasar decisiones o asumir que los herederos desean tomar las riendas del negocio familiar sin preguntar, son trampas que muchas familias caen. La verdad es clara: no hay una estructura que solucione por sí sola los conflictos familiares. La diferencia radica en la combinación de buena planificación, transparencia y comunicación.
En este contexto, la figura del wealth planner cobra una gran relevancia. Este profesional actúa como un puente entre generaciones, facilitando la organización de la información, anticipando futuros escenarios y estructurando conversaciones. Las familias más fuertes comprenden que la sucesión es un proceso continuo y no simplemente un trámite.
La transferencia intergeneracional que se avecina no solo representa un desafío, sino también una oportunidad notable. A través de esta transición, las nuevas generaciones no solo heredarán activos, sino que también recibirán un conjunto de valores que definirán su contribución a la sociedad.
Un momento histórico para el legado familiar
Nos encontramos en un punto crucial. Las familias con grandes patrimonios tienen la oportunidad —y la responsabilidad— de establecer estructuras más sólidas y relaciones más sinceras. El éxito dependerá de su capacidad para combinar técnica, sensibilidad y una visión a largo plazo. Preparar y escuchar a las nuevas generaciones es, sin duda, la mejor inversión que pueden hacer.
