El descalabro de los países lo edifica la dirigencia política que los conduce y que no pudo edificar un modelo que resuelva el drama de la pobreza, el desempleo y la informalidad.

Haciendo lo mismo brotarán exactamente las mismas consecuencias. Para enfrentar una reforma se deberían facilitar las leyes a fin de que la actividad productiva sea rentable y fácil. Las leyes y la educación crearon una burocracia pro Estado benefactor y una cultura contraria a los negocios.

Hay países que regulan bien, medran, crean empleo y reducen la pobreza. Los populistas tienen tantas regulaciones que, por su exuberancia, empujan a la gente cara la informalidad.

Es costoso trabajar en el sistema, por el tiempo excesivo que se precisa para ingresar y sostenerse y la dificultad de las reglas. El costo, el tiempo y la dificultad se complementan y se asocian para crear la tormenta perfecta.  El reto es hacer que todo sea más simple y simple. El trabajo en negro se da pues no tienen dinero para contratar contadores, abogados o escribanos. Simplificando las reglas crearían su trabajo si pudiesen abonar solo un impuesto único del diez% sobre su ganancia. Es decir algo que puedan abonar. 

Una regulación inteligente haría superfluo interaccionar con el Estado con papeles, recorrer oficinas y dejaría solucionar los trámites desde un celular. Facilitaría contratar y echar trabajadores sin los costos enormes que produce la industria del despido. Eficiencia es hacer las cosas bien y eficiencia es conseguir resultados. Un modelo así liberaría el gran potencial del ámbito privado y haría de su capital fallecido un capital vivo.

Hoy que la inteligencia artificial destroza trescientos millones de puestos hacérsela simple a la gente es cuestión de los pies en el suelo. Si no se piensa con la cabeza puesta en un futuro que ya llegó, la pobreza y el caos reventarán y van a aumentar el caos sobre la humanidad.

Los cazadores echan el maíz en el suelo y aguardan que los cerdos vengan. Luego van edificando un cerco mientras que llegan atraídos por conseguir el comestible sin esmero. Al acabar ponen una puerta de ingreso. Cuando el último entra se cierra el acceso, ya no pueden salir y con el maíz sin costo ya no lo procuran. Se olvidan de apresar, pierden su libertad y no ven que la mano que les da de comer es exactamente la misma que los lleva al matadero.

Un gobierno populista hace lo mismo, bajo el mantón protector de la palabra democracia. Les da a los trabajadores todo sin costo a cambio de la esclavitud. Reciben pan y circo, transporte, dádivas, planes de bienestar, etc. Todo esto es sacado del bolsillo de ellos sin que lo adviertan. Les birlan la capacidad de ser críticos, de meditar por sí solos y de emprender.

Pero no hay almuerzo sin costo. Toda esa fantástica ayuda del gobierno es una amenaza que pone en riesgo la democracia de cualquier país. En algún instante van a deber tomar conciencia o cerrar los ojos y transformarse en cerdos y aguardar la matanza a cambio de un tanto de maíz.

En mil novecientos cuarenta y cinco visitó a Argentina el premio nobel de economía  Paul Samuelson. Lo impresionó tanto que pronosticó que sería la próxima potencia mundial.

No sabía que se aplicaría la receta: «a país rico gobierno populista». Como afirmó Vargas Llosa: «Un pueblo educado no puede ser engañado». Un país rico en recursos naturales fracasó.

Surgieron entonces los líderes narcisitas que persuadieron a la gente de que eran seres con capacidades singulares y como los cazadores crearon un cerco sicológico que los capturó.

¿De qué manera consiguieron sin recursos naturales transformarse en potencias y ¿De qué manera hizo Argentina para ser hoy en una factoría de pobres?

Lo responde Finlandia. Ellos aseveraron que eran muy pobres para no invertir en educación e hicieron de ella su política de estado. Los maestros son las estrellas de la sociedad.

Para ser profesor hay que tener título universitario, para estudiar no hay que ser rico y todos reciben una educación de avanzada. Hace cien años Finlandia era pobre y Argentina rica.

Son aquellos que pueden tener una gran plasticidad táctica mas que por último no les sirve por su excesiva rigidez ideal.  Su plasticidad neuronal les da un enorme talento imaginativo para aplicar conceptos que retrasan. Por ejemplo, se quedan fijados al pasado sin advertir el cambio y sus ideas acaban chocando con la realidad.

El retroalimentación con la realidad es lo que evita que un fallo se transforme en un hábito vicioso.

Un líder narcisista precisa un país con recursos naturales para derrochar y un período temporal suficientemente largo para que la bomba que crean le reviente al próximo gobierno.

Cuando su gobierno se alarga sus cooperadores le van perdiendo confianza por sus descalabros y su clientela electoral asimismo percibe que ya nada es igual. No caer en la cuenta de lo que ocurre los hace vivir en la irracionalidad y cada estrategia que procuran los lleva cuesta abajo.

Sabiendo que ya no van a cautivar a los que advierten sus patrañas y sus fallos, que hay una muralla que los aparta, lo que acaban haciendo es hablarles a los que no se les cae jamás la venda de los ojos. Empiezan a radicalizarse con relatos distanciados de la realidad, dirigidos a esos que jamás aprenden, a los que creen en algo por quien lo afirma y no por lo que afirma. Entonces el líder narcisista se concentra en esos que le creen y se prepara para la próxima batalla electoral.

Hoy los jóvenes no saben leer. A los quince años salen al mercado de trabajo sin educación y consiguen trabajos de baja calificación, baja productividad y menor sueldo.

Se precisa un enfoque más estratégico tipo ‘mission driven’, como cuando se trazó la meta de llegar a la Luna y se hicieron labores anteriores con ese objetivo. Argentina en los noventa decidió acrecentar la calidad del Malbec para poder competir en los mercados internacionales y eso se hizo con el Gobierno y con los productores. Tenían una meta meridianamente definida y se charló de qué hacer año a año para llegar.

Muchos países que están en la trampa populista exportan recursos naturales lo que no requiere mano de obra muy capacitada, mas si más tecnología y es una forma de aprovechar los recursos que ya existen y donde el país tiene más ventajas, como la soja, que Asia importa. Para la agricultura de precisión hay que formar a la gente, es una inversión a diez años. Hay que meditar quiénes podrían respaldar, que habría de ser esencialmente el Estado. Y hay que concebir asimismo la manera de hacerlo

Cuando los gobiernos cambian hay que meditar políticas en un largo plazo con acuerdos de cooperación para llegar a determinados objetivos.

Un nuevo procesamiento político es anterior a todas y cada una de las ideas económicas.

Hay que estudiar cuáles fueron las experiencias triunfantes en el planeta en países que estaban retrasados e hicieron una concertación entre gobierno, trabajadores, sindicatos y empresarios.
Este género de cooperación sale de lo partidario; no es liberal o de izquierda, sino más bien sectorial.

Hay que resguardar a los trabajadores. Se pueden bajar las indemnizaciones y acrecentar el seguro de desempleo, mas todo es realmente difícil. Es un inconveniente de carácter político.

Hace un siglo Rusia dominaba una enorme superficie. Al salir de la normativa rusa, Finlandia se situó entre los primeros en el ranking de anticorrupción así como los países escandinavos y pasó a ser el país más feliz del planeta.

Argentina está en el puesto setenta y ocho entre ciento ochenta países en Transparencia Internacional y Rusia está en el puesto ciento veintinueve.  Entre las claves de Finlandia, las instituciones públicas son fiables, con premios y sanciones para los funcionarios. También hay una vigilancia rigurosa y además de esto una prensa independiente.

La resistencia activa de la población acabó llevando a la declaración de la independencia de Finlandia en mil novecientos diecisiete y provocó un efecto acción-reacción robusteciendo la identidad propia con banderas que estaban en peligro: instituciones locales autónomas con una representación diversificada, la aseveración de la moral luterana de la parquedad y el trabajo duro, y medios independientes. Buscar la eficacia en la administración, desarrollar la moral del servicio, y sumar instrumentos de control independiente, pueden desarrollar a una nación.

Ahí se juega el destino de un país que no deja de autodestruirse. La iglesia asistió a afianzar la idea de que una Argentina más justa es más uniforme, mas asimismo más pobre. Que ser pobre da un certificado de superioridad ética, y que los empresarios son neoliberales corruptos. El pobrismo consigue que cuantos más indigentes existan, esto sea mejor, pues dependen del Estado y se vuelven votantes cautivos. 

Para ser congruentes, los peronistas republicanos deben migrar cara la oposición y desamparar una fuerza donde quedan los que modulan de manera clandestina exactamente las mismas convicciones, mas que en el momento de la verdad se dejan arrastrar por un verticalismo cobarde y por una estrategia recesiva que lleva a todos, aun a ellos mismos, al descalabro y al siniestro.

Fidel Castro presagió que el nivel de vida de Cuba sería mayor que el de Estados Unidos. Eliminó la actividad privada, medró el mercado negro, la censura y la opresión. Abandonada a su suerte tras la caída de la URSS, las epidemias se multiplicaron, bicis y bueyes reemplazaron a autos y tractores. El cubano pasaba el día buscando comestibles, los fallecidos y los suicidios subieron a las nubes; escuelas y centros de salud cayeron en pedazos.

Fidel entonces alteró su discurso: adiós modernidad inmoral, combatió a la riqueza y no a salir de la pobreza. Ser pobre es un honor. La utopia se convirtió en un alegato. Cristina Kirchner afirmó que Fidel era el último líder moderno. Esa afinidad transformó al país en una espiral asoladora, con argentinos ignorantes que la votan y en una Factoría de pobres.

Es una cualidad que comparten pocos países. El poder duro – hard power. Procede de la fuerza militar o económica. El poder blando – soft power- atrae por la cultura o por la buena política. Poder inteligente es apreciar de manera eficaz, donde el apreciar genera la energía y la eficiencia alcanza la meta. Mientras eficacia es hacer las cosas bien, eficiencia es seleccionar la meta adecuada, de nada vale hacer bien lo que no tiene valor.

Adam Smith conectó la «productividad laboral y la división del trabajo»: «Un obrero trabajando solo, hace un alfiler al día. Pero si uno estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo corta, una cuarta parte hace la punta; el trabajo se divide en operaciones. Una pequeña factoría  que generaba 4.000 alfileres, al dividir el trabajo generó cuarenta y ocho alfileres

Los que rigieron el planeta reventaron la colaboración y la solidaridad. Según , la copa vertida de las ganancias de los poderosos se vertaría sobre la sociedad, mas solo generaron ricos poco a poco más ricos y pobres poco a poco más pobres. Adam Smith afirmó asimismo que si la división del trabajo se especializa los trabajadores hacen lo mismo y esto degrada mente y cuerpo. Para ciertos Smith expuso en la (*4*) una teoría de las consecuencias involuntarias: con independencia de las pretensiones personales al efectuar una acción, con exactamente la misma se puede fomentar el bien público.

Smith pensaba que la desigualdad en la sociedad, se refiere a un círculo vicioso en el que los ricos fortalecen sus beneficios a través del Estado. Que las grandes compañías y los políticos, organizan regulaciones que los favorecen, mas que no favorecían a los más pobres. Smith no creía en el libre mercado pues asistía a los ricos, sino más bien pues asistía a los pobres.  

Al permitir a las personas hacer lo propio, se ayuda a edificar un mercado útil para todos.

Reconocidos economistas consideraron que se refería al mecanismo que regula la actividad económica sin intervencionismo. Así justifican de qué manera marchan los mercados y su situación política: la intervención del gobierno hace más daño que bien.

Adam Smith pensaba que los conjuntos privados podían dominar a otros y oprimir al público, inhibir el desarrollo económico y crear una disparidad en la riqueza y en el éxito de la economía.

Su metáfora de la ‘mano invisible’ se usó para sugerir que los mercados en paz llevan a un resultado socialmente perfecto si el Estado no interviene. En realidad lejos de dejar todo a cargo del mercado ofreció una guía a los ‘estadistas’ sobre de qué manera actuar para ‘enriquecer al mismo tiempo al pueblo y al soberano’, o sea de qué manera acrecentar la riqueza de las naciones”.

Aldous Huxley adelantó en mil novecientos treinta y dos el lado obscuro de la tecnología. En un planeta feliz cada uno de ellos admitiría su rol en el engranaje social, la guerra y la pobreza serían erradicadas y serían felices, mas suprimiendo los valores humanos. El deseo, del revés que el placer, es fuente de sufrimiento. La solución sería reemplazarlo por su satisfacción. Pero la sociedad en la que vivimos procura acrecentar el deseo en proporciones inauditas. Para que prosiga la competencia sin fin, el deseo debe medrar, extenderse y devorar la vida de los hombres.

Una dictadura perfecta tendría apariencia de democracia, mas sería una cárcel sin muros en la que los presos ni tan siquiera soñarían con escapar. Sería un sistema de esclavitud, en el que merced al consumo y la diversión, los esclavos amarían la servidumbre.

Estas fueron predicciones como las de Erich Fromm quien en el año dos mil se preguntó si podría subsistir el hombre. Creía que el «renacimiento del espíritu del humanismo» era la única solución a la crisis extendida de valores; y que si no se llegaba a un desarme general y un modus vivendi entre las superpotencias, el cataclismo nuclear sería ineludible. Hoy la tecnología sube por el elevador al tiempo que el hombre si sube, lo hace por la escalera.

Juan Pablo Cortez

Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.