El gobernante del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha aprovechado la convidación del Instituto Internacional de Finanzas, la patronal de los grandes bancos, encabezada por la de España Ana Botín, para leer la cartilla a los banqueros. La caída del Silicon Valley Bank y del Signature Bank y la crisis de Credit Suisse son, primeramente, un inconveniente de mala administración y los gestores deberían repasar la situación de sus entidades. Además, Cos ha advertido de la necesidad de una supervisión exigente y ha alertado contra el peligro de olvidar el pasado.

Bajo el leimotiv El alterable panorama del peligro, Cos ha participado este miércoles al lado del gobernante del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, en un acontecimiento festejado en Washington paralelamente a las asambleas de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. En dichas asambleas se ha hablado de de qué forma las turbulencias financieras complican la restauración económica si bien su onda expansiva parezca controlada.

Cos ha centrado su intervención en esas turbulencias, que ha definido como la primera prueba de agobio real desde la enorme crisis financiera. “Es importante dar un paso atrás y preguntarse qué ha pasado, por qué ha pasado y qué significa todo esto para los bancos, los reguladores y los supervisores”, ha dicho. Según el gobernante del Banco de España, que asimismo es presidente de la comisión de supervisión bancaria del Banco de Pagos Internacionales (BIS) de Basilea, no hay una sola causa sino ve probable que múltiples factores hayan contribuido y que lleve cierto tiempo tener una explicación completa. “No debemos sacar conclusiones precipitadas, ni cerrar ninguna puerta”, ha dicho.

Sin embargo, Cos ha señalado primeramente a los propios banqueros: “Debemos empezar por preguntarnos por qué, en 2023, algunos bancos no han cumplido las prácticas básicas de gestión de riesgos y gobernanza”, ha dicho, matizando que no piensa que sea un patrón general de todo el ámbito. “Pero, en tiempos de tensión, la cadena financiera es tan fuerte como su eslabón más débil. Una gestión de riesgos sólida y unas prácticas de gobierno sólidas son el pan de cada día de la gestión bancaria. Los consejos de administración y la dirección de los bancos deben ser los primeros responsables de gestionar y supervisar los riesgos; estas funciones no pueden externalizarse a los supervisores. Pasar directamente a discutir las implicaciones reguladoras y supervisoras de los últimos acontecimientos equivale a perdonar a los bancos por no cumplir con sus responsabilidades primarias y, del mismo modo, a los accionistas por no ejercer la diligencia debida”, ha dicho el gobernante.

El vicepresidente de Supervisión de la Reserva Federal, Michael Barr, ya apuntó a fines del mes pasado que la quiebra del Silicon Valley Bank fue “un caso de libro de mala gestión”, si bien eso no ha calmado las críticas sobre los fallos de regulación y supervisión que muchos atribuyen al banco central. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pedido ciertas reformas, mas realmente ha descuidado la idea de una reforma de la ley bancaria impulsada por su precursor, Donald Trump, para la que no cuenta con mayoría en el Congreso.

Supervisión exigente

Cos asimismo se ha referido a la necesidad de conservar una supervisión exigente, en frente de las presiones a fin de que se relaje. “Los supervisores deben hacer preguntas difíciles y tomar medidas decisivas para garantizar la seguridad y solidez de los bancos y salvaguardar la estabilidad financiera. Se trata de bienes públicos que benefician a toda la sociedad. La privatización de los beneficios bancarios y la socialización de las pérdidas extremas no es un resultado aceptable”, ha dicho.

Sin embargo, conforme el gobernante, los conjuntos de presión financieros son fuertes y la tentación de olvidar la historia aparece una y otra vez, al tiempo que (*8*). “El éxito de la supervisión es huérfano. Por eso es fundamental que todos acojamos con satisfacción y apoyemos la capacidad de un supervisor para ejercer su criterio y decir a un banco que su apalancamiento o su transformación de vencimientos es demasiado elevado, o que su modelo de negocio es insostenible, o que necesita adoptar medidas rápidas y sustanciales para apuntalar la gestión de riesgos y los fallos de gobernanza”, ha explicado.

En materia regulativa, Cos ha hecho advertencias afines. Ha señalado que las presiones para una regulación más laxa en materia de capital y liquidez son usuales y que la tentación de olvidar capítulos pasados de crisis financieras es grande. Ha subrayado que peligros como los que han provocado las recientes crisis bancarias fueron adecuadamente identificados, mas que entonces se suavizaron a lo largo del proceso de aprobación de las reglas. Y ha pedido aplicar de forma rigurosa las reglas de Basilea III.

“Los recientes acontecimientos han puesto aún más de relieve la importancia de contar con un sistema bancario mundial resistente, sustentado en prácticas eficaces de gobernanza bancaria y gestión del riesgo, normas reguladoras sólidas y una fuerte supervisión respaldada por una cooperación transfronteriza proactiva. Es vital que bancos y supervisores permanezcan atentos a la evolución de las perspectivas. Los riesgos de inflación elevada, menor crecimiento y tensiones geopolíticas siguen siendo tan relevantes hoy como a principios de marzo. La aplicación plena y coherente de las normas pendientes de Basilea III sigue siendo fundamental para salvaguardar la resistencia de nuestro sistema bancario”, ha concluido.

El gobernante del Banco de España resaltó en otro acontecimiento este lunes en Washington que la transmisión de la política monetaria se dificulta algo por el hecho de que los bancos son lentísimos en el momento de trasladar los modelos de interés de mercado a sus clientes del servicio, sobre todo los minoristas. Esa lentitud “podría debilitar el canal estándar a través del cual el aumento de los tipos de interés desincentiva el gasto de los ahorradores”, apuntó.

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