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La economía mundial semeja una carrera de obstáculos en la mitad de una compacta bruma. Tras la pandemia llegó la guerra de Ucrania y cuando las cosas parecían pintar mejor, las turbulencias financieras nublan el panorama. Tras la revisión de dos décimas en alza de finales de enero, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado una décima su previsión de desarrollo de la economía mundial para este año, hasta el 2,8%, conforme su informe Perspectivas de la economía mundial presentado este martes en Washington en las asambleas de primavera del organismo.

Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y directivo de análisis del Fondo, ha aprovechado para sacar pecho y resaltar que en el mes de octubre el FMI ya informó de que el próximo peligro en la lista era el de una crisis financiera. Con todo, la tormenta semeja amainar y el escenario central que maneja el organismo es el de que la crisis provocada por la caída de Silicon Valley Bank, Signature Bank y Credit Suisse está “contenida”. De ahí que el impacto en las previsiones mundiales sea pequeño. El FMI rebaja otra décima el desarrollo previsto para dos mil veinticuatro, hasta el 3,0%.

En realidad, el año había comenzado con un puñado de buenas noticias. (*1*), mantiene Gourinchas.

Sin embargo, (*2*), afirma el informe del organismo que dirige Kristalina Georgieva. (*6*), agrega.

Tras el 3,4% de desarrollo de dos mil veintidos, la economía mundial va a frenar este año por culpa de los países avanzados, en especial los europeos. El desarrollo de la zona euro va a pasar del 3,5% de dos mil veintidos al 0,8% del año en curso, conforme los cálculos del FMI, que espera aun una contracción del 0,1% en Alemania. España, más atrasada en la restauración de la pandemia, medrará un 1,5% este año, el doble que Italia y Francia, mas lejos del 5,5% de dos mil veintidos. Y el Reino Unido va a pasar de medrar un 4% el año pasado a una caída del 0,3% de la economía en dos mil veintitres. Estados Unidos resiste mejor y pasa del 2,1% de dos mil veintidos a un 1,6% este año y un 1,1% el próximo.

Mientras, el desarrollo apenas se ralentizará en el conjunto de los países emergentes y se acelerará en ciertos de ellos, con China e India como grandes motores. Latinoamérica, no obstante, asimismo va a frenar en seco: tras el 4% de dos mil veintidos, medrará solo un 1,6% este año y un 2,2% el próximo. Para Brasil el FMI prevé un incremento del PIB del 0,9% este año y del 1,5% en dos mil veintitres, al tiempo que para México las tasas serían del 1,8% y el 1,6%.

Gourinchas advierte de que la inflación se ha enquistado algo más de lo previsto. La tasa general cae fuertemente por el efecto peldaño, al descontar las subidas de costes de la energía y los comestibles de hace un año, cuando empezó la guerra de Ucrania. Sin embargo, la inflación latente, que excluye energía y nutrición, aún no ha tocado techo en numerosos países.

El economista jefe del Fondo destaca la resistencia del mercado de trabajo al endurecimiento de las condiciones monetarias. No se muestra muy persuadido de que haya peligro de una espiral costes-sueldos desmandada. Más bien piensa que las compañías han sido capaces de proteger los márgenes subiendo los costes sin prosperar los salarios al mismo ritmo y que habrían de ser capaces de absorber cierta restauración de los sueldos reales.

Pero alén de la inflación, el otro peligro en el que se recrea Gourinchas es el financiero con un sonoro ya-te-lo-dije: (*3*), apunta.

Tras un prolongado periodo de inflación contenida y bajos géneros de interés, explica, el campo financiero se había vuelto demasiado condescendiente con los desajustes de vencimientos y liquidez. El veloz endurecimiento de la política monetaria del año pasado ha provocado pérdidas notables en los activos de renta fija en un largo plazo y ha elevado los costos de financiación.

Pero tanto en la breve inestabilidad del mercado de bonos del Reino Unido del pasado otoño como en las recientes turbulencias bancarias en Estados Unidos, “las autoridades financieras y monetarias han tomado medidas rápidas y enérgicas y, hasta ahora, han evitado una mayor inestabilidad”.

La tormenta financiera, en consecuencia, agrega inseguridad, mas por el momento no ha pasado una factura severísima. El FMI ha calculado escenarios alternativos. En uno, los bancos, frente al incremento de los costos de financiación y la necesidad de actuar con más prudencia, dismuyen aún más los préstamos, lo que llevaría a quitar 3 décimas al desarrollo este año.

En otro, considerablemente más áspero, un brusco endurecimiento de las condiciones financieras mundiales que llevara a una fuerte inquina al peligro (*4*). Se precipitarían grandes salidas de capital, un incremento repentino de las primas de peligro, una consideración del dólar en una carrera cara la seguridad, y grandes caídas en la actividad mundial en la mitad de una menor confianza, el gasto de los hogares y la inversión. En un escenario así, al que el FMI otorga una probabilidad de que ocurra del quince%, un tanto más bastante difícil que sacar un 6 con un dado, el desarrollo mundial podría ralentizarse hasta solo el 1% este año.

Por ello, el FMI destaca que los reguladores y supervisores deben actuar ahora para asegurar que las fragilidades financieras no desemboquen en una crisis en toda regla, fortaleciendo la vigilancia y administrando activamente las tensiones del mercado. También señala que en el caso de que se avecine una crisis financiera sistémica, va a ser preciso ajustar la política económica y monetaria para resguardar tanto el sistema de finanzas como la actividad. (*8*), destaca Pierre-Olivier Gourinchas.

Un desarrollo más que reservado, una inflación que se resiste a ceder y un incremento de los peligros financieros hostigan la restauración de una economía que encara además de esto una larga fase de bajo desarrollo, del orden del 3% anual en los próximos 5 años, el más bajo desde mil novecientos noventa. Un camino pedregoso, afirma el Fondo.

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