El 30 de octubre fue un día clave para los mercados financieros, que respiraron aliviados al ver a los líderes de Estados Unidos, Donald Trump, y China, Xi Jinping, sellar un acuerdo en Busan, Corea del Sur. Aunque el contenido del pacto sea limitado, su significado es enorme: promete un periodo de estabilidad temporal en el comercio mundial, reduciendo la escalada de aranceles entre estas dos potencias.
La Nueva Realidad Geoeconómica
Este acuerdo refleja la transformación de la geopolítica global, donde China ha utilizado su dominio en el mercado de las tierras raras—fundamentales para productos como automóviles y tecnologías militares—para obligar a Washington a retroceder en sus controles de exportación de semiconductores. Arthur Kroeber, cofundador de Gavekal Research, ha señalado que esto marca el «fin de la impunidad americana». Así, un apretón de manos establece las bases de un nuevo orden mundial.
Desde 2016, la geopolítica ha remodelado la economía global de tal manera que ya no pueden entenderse por separado. Durante el mandato de Trump, las tensiones entre Estados Unidos y China se intensificaron con la guerra comercial que ya había llevado a Washington a imponer aranceles a dos tercios de sus productos chinos justo antes de la pandemia. La administración de Joe Biden continuó con esta estrategia, buscando un frente unido contra Pekín. Con el regreso de Trump al poder, esta fractura se acentúa, favoreciendo una alianza entre países que buscan un camino propio.
La Ofensiva Geoeconómica de China
En 2025, China ha afianzado su influencia global y ha desplegado toda su capacidad inversora, diplomática y tecnológica. A finales de agosto, Xi Jinping reunió a una veintena de líderes en Tianjin, estatus que incluye a figuras como el primer ministro indio, Narendra Modi, y el presidente ruso, Vladímir Putin. Esta reunión subraya el deseo de Xi de demostrar su liderazgo en la región.
Una Exhibición de Poder
Pocos días después, algunos de esos líderes asistieron a un desfile militar en Pekín, donde Xi lanzó un mensaje claro: el mundo debe elegir entre «paz y guerra». Esto representa un cambio fundamental en la perspectiva de China respecto al orden mundial. Alicia García Herrero, economista jefe de Natixis, apunta que Trump le ofrece a Xi una gran oportunidad para modificar el rumbo global a su favor.
A finales de septiembre, Pekín renunció a su estatus de país en desarrollo en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este cambio le permitirá tener un papel más prominente en la creación de un nuevo modelo comercial, justo cuando la administración Trump critica el actual orden como «obsoleto». Al aprovechar este vacío de poder, China busca expandir su influencia, promoviendo un modelo alternativo para el Sur Global.
La Respuesta de India y Nuevos Mercados
India es un caso emblemático de cómo la política de aranceles de Trump empuja a aliados hacia China. Elena Pisonero, en su libro «El espíritu del sherpa», describe cómo India equilibra su relación con Estados Unidos, China y Rusia. A pesar de un acercamiento cauteloso hacia Pekín, Nueva Delhi se niega a ceder ante las presiones estadounidenses, utilizando su posición estratégica para negociar mejores condiciones.
La rivalidad entre India y China es profunda y, aunque no necesariamente lleve a India a alinearse con Pekín, alimenta una nueva arquitectura financiera global que desafía el dominio occidental. El uso creciente del renminbi en comerciales—que representa un 30% de las transacciones con socios comerciales—refuerza esta tendencia.
Un Mundo en Transición
El Foro Económico Mundial ha emitido un diagnóstico claro: la economía global atraviesa una de sus etapas más desafiantes en décadas, marcada por crisis y cambios estructurales que están redefiniendo la gobernanza y el comercio global. Estamos ante un cambio de ciclo hacia un mundo multipolar, donde adaptarse será crucial.
China también enfrenta retos internos importantes, como su exceso de capacidad productiva, impulsado por un alto ahorro pero bajo consumo. Este problema no solo afecta a la economía local, sino que también puede impactar el crecimiento de sus exportaciones, que representan una parte significativa de su desarrollo económico.
Nuevos Rumbos Comerciales
La guerra comercial ha llevado a China a buscar nuevos mercados. Según BNP Paribas Research, entre abril y julio, sus exportaciones a Estados Unidos cayeron un 23%, mientras que las ventas a África aumentaron un 34%. Sin embargo, este redireccionamiento está llevando a un dilema, ya que reempaquetar productos para evitar aranceles no genera valor añadido y puede abrir la puerta a mayores impuestos.
Mientras la competencia global se intensifica, China continúa utilizando a sus grandes corporaciones tecnológicas como herramientas de influencia. Huawei, por ejemplo, juega un papel crucial en el desarrollo de redes 5G, una de las áreas clave en la competencia tecnológica actual. La presión de Estados Unidos para excluirla de estas redes refleja la relevancia de estos avances en la estrategia global.
El Futuro de las Relaciones Globales
Con la próxima reunión entre Trump y Xi programada para abril de 2026, el diálogo entre ambas potencias se convierte en un elemento fundamental de la nueva realidad geoeconómica. La situación actual exige adaptabilidad y creatividad en diplomacia y comercio, abriendo la puerta a nuevas alianzas y posibles turbulencias en un escenario global en constante cambio.
