El trasiego de encargados, registros y acreditaciones ha vuelto a la zona de Washington donde desde este lunes se festejan las asambleas de primavera del Fondo Monetario internacional (FMI) y el Banco Mundial. La directiva gerente del FMI, Kristalina Georgieva, advirtió ya la semana pasada que al planeta le aguardan unos años de desarrollo más que prudente. Antes de que los economistas del Fondo expongan este martes sus previsiones por países y zonas, han adelantado este lunes dos informes que ponen el acento en la elevada carga de la deuda pública tras la pandemia y en plena subida de tipos. En uno de ellos, el FMI defiende que los recortes de gasto marchan mejor que las subidas de impuestos para reducir la deuda en los países avanzados.

Una de las causas del bajo desarrollo previsto para los próximos años es el peso de la deuda pública, que se disparó a lo largo de la pandemia hasta niveles récord, superando en el conjunto del planeta el cien% del PIB. Ahora, sin haber soltado aún ese lastre, la subida de los modelos de interés y la fortaleza del dólar están incrementando la carga de intereses, lo que a su vez pesa sobre el desarrollo y nutre los peligros para la estabilidad financiera, explica el Fondo.

Con múltiples economías ya en contrariedades de endeudamiento, el FMI ha dedicado un capítulo de su informe Perspectivas de la economía mundial a examinar qué políticas marchan mejor para reducir de forma durable los ratios de deuda pública (o deuda con relación a el PIB). Sus economistas han tomado datos históricos de dos décadas para acabar que un ajuste fiscal conveniente de en torno a 0,4 puntos porcentuales del PIB reduce la ratio de deuda en 0,7 puntos porcentuales en el primer año y hasta 2,1 puntos porcentuales tras 5 años.

Sin embargo, el resultado mejora cuando el ajuste se genera en un periodo de expansión, sea nacional o mundial, o cuando las condiciones financieras son laxas y la inseguridad es baja. Además, en las economías avanzadas marchan mejor los recortes del gasto que el incremento de los ingresos, esto es, las subidas de impuestos. Concretamente, las consolidaciones fiscales triunfantes tienden a estar equilibradas entre recortes de gastos y incrementos de impuestos o ingresos, al paso que las que no tienen éxito están sesgadas cara los ingresos e implican menos recortes de gastos, explica el informe.

Eso está en consonancia con los estudios que apuntan que los incrementos de impuestos dañan más al desarrollo y a los ratios de deuda que los recortes de gasto equivalentes en las economías avanzadas, señala el Fondo, que matiza que ese no es el caso en los países emergentes, singularmente en aquellos con muy reducidos ingresos fiscales.

El FMI agrega que las probabilidades de éxito asimismo mejoran cuando la consolidación fiscal se ve reforzada por reformas estructurales que impulsan el desarrollo y por marcos institucionales sólidos, mantiene el Fondo.

Reestructuraciones de deuda

Los economistas del Fondo, no obstante, advierten de que en ciertos países con contrariedades financieras los tradicionales programas de consolidación fiscal pueden no resultar suficientes y agita el espectro de la reestructuración de la deuda, esto es, la renegociación del pasivo.

(*2*), acepta el FMI, siendo consciente del estigma que implica.

Aunque una consolidación fiscal gradual es preferible, explica el Fondo, “los países que se enfrentan a mayores presiones de financiación o que ya se encuentran en dificultades de endeudamiento pueden no tener otra alternativa viable que una reducción sustancial o rápida de la deuda”. “La consolidación fiscal será probablemente necesaria para recuperar la confianza del mercado y la estabilidad macroeconómica en estos países. Además, los responsables políticos también deberían considerar una reestructuración oportuna de la deuda. De llevarse a cabo, la reestructuración deberá ser profunda para reducir los ratios de deuda”, agrega.

En otro de los episodios adelantados del informe Perspectivas de la Economía Mundial, el FMI resalta que los modelos de interés reales (esto es, descontada la inflación) han aumentado de manera rápida en los últimos tiempos, al endurecerse la política monetaria exactamente en contestación al incremento de los costos. La Reserva Federal ha llevado a cabo las subidas de tipos más violentas en más de 4 décadas y el Banco Central Europeo (BCE), las mayores desde el instante en que existe el euro.

Los economistas explican que, desde mediados de la década de mil novecientos ochenta, los modelos de interés reales a todos y cada uno de los plazos y en la mayor parte de las economías avanzadas no han dejado de bajar. (*4*), apuntan Jean-Marc Natal y Philip Barrett, economistas del Fondo.

El tipo natural es un punto de referencia para los bancos centrales, que lo usan para calibrar la orientación de la política monetaria y asimismo es esencial para la política fiscal, por el hecho de que ayuda a determinar el costo del endeudamiento y la sostenibilidad de la deuda pública.

El análisis del Fondo concluye que exactamente los mismos factores que han reducido en las últimas décadas el género de interés natural se sostendrán, por lo que los modelos naturales de las economías avanzadas seguramente proseguirán siendo bajos, si bien apunta 3 factores de riesgo: el incremento de la deuda, el dudoso impacto de la transición energética y la fragmentación comercial y financiera.

Con todo ello, el fondo piensa que las recientes subidas de tipos son temporales. (*1*), concluye.

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Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.