El Cádiz Club de Fútbol logró un empate sin goles en su reciente enfrentamiento contra el Andorra, manteniendo así su posición en los codiciados puestos de promoción a la primera división del fútbol español. Sin embargo, la filial del equipo gaditano dedicada a los negocios fuera del campo, Nomadar, está atravesando una jornada muy complicada en el mundo bursátil tras su debut en el Nasdaq la semana pasada.
Desplome en bolsa
Las acciones de Nomadar experimentan una caída significativa del 54% a media sesión, con un valor que descendió a 9,60 euros. Este descenso se ha intensificado, llegando a tocar un mínimo de 7,51 dólares, lo que ha llevado la capitalización de la empresa a cerca de 130 millones de dólares. A lo largo de la jornada, la volatilidad ha sido alta, ya que los títulos llegaron a intercambiarse a un máximo de 12,98 dólares.
Cuando Nomadar hizo su debut, las acciones se lanzaron a un precio cercano a 30 dólares, lo que reflejaba una valoración de mercado de aproximadamente 370 millones de dólares. En su primer día de cotización, los precios alcanzaron un inesperado pico de 57,70 dólares.
Modelo de cotización innovador
Este lanzamiento se realizó a través de una cotización directa, lo que significa que Nomadar no vendió acciones al mercado ni recaudó capital, y tampoco ningún inversor vendió su participación. Con este modelo, la empresa busca posicionarse de manera novedosa en el sector.
Lo que hace singular este acontecimiento es que, a excepción del Intercity, no hay otras entidades deportivas en España que estén listadas en la Bolsa. La presentación de Nomadar, llevada a cabo en el icónico Times Square, trajo los colores amarillos del Cádiz a uno de los centros comerciales más emblemáticos del mundo.
El presidente del club, Manuel Vizcaíno, fue el encargado de dar el toque de campana, simbolizando esta nueva etapa. Rafael Contreras, vicepresidente del equipo y CEO de Nomadar, destacó que «el Nasdaq es el hogar de los visionarios» y subrayó el compromiso de la empresa en conectar deporte, tecnología y salud, creando lo que él describe como «nómadas artificiales»: personas y tecnologías que transforman nuestra manera de vivir, aprender y crecer.
