El costo gasolina interrumpe en plena Semana Santa la ruta de bajada que había enfilado desde mediados de marzo. Tras un par de semanas de abaratamiento, el comburente sube un cero con dos%, conforme los importes publicados este jueves por el Boletín Petrolero de la Unión Europea. El litro de gasolina se paga de media en España esta semana a uno con seiscientos treinta y uno euros. Es un dieciocho% más económica en origen que un año atrás, mas hay que tener en consideración que entonces se aplicaba la bonificación obligatoria de veinte céntimos por litro que aprobó el Gobierno (y desapareció este 1 de enero), lo que hacía que en el momento de ir al surtidor, el conductor verdaderamente pagara menos (uno con seiscientos trece euros por litro).
El cambio de tendencia no ha perjudicado, no obstante, al gasóleo. Este carburante suma ya 3 semanas sucesivas de bajadas de precio: los uno con quinientos treinta euros por litro que marca de media esta semana suponen que es un 1% más asequible que la precedente. Y respecto a un año atrás, en origen es un treinta y dos% más económico, lo que hace que aun comparándolo el costo real de entonces (aplicando el descuento de veinte céntimos) ahora resulte más asequible el repostaje.
Esa diferente evolución de uno y otro comburente hace que en, en plena segunda fase de la operación salida, se sostenga exactamente el mismo efecto que ya se vio la semana pasada: las vacaciones van a salir más caras que las del año pasado para los conductores de gasolina y más económicas para los de diésel. Eso es así por el hecho de que, si se equipara con la Semana Santa de dos mil veintidos (que no fue precisamente un año atrás, ya que comenzó un tanto más avanzado abril), la gasolina es ahora un dos con cinco% más costosa, al paso que el diésel sale un cinco con dos% más económico.
Trasladado a lo que supone ocupar un depósito de tamaño mediano (cincuenta y cinco litros), esta semana la media a abonar en surtidor sería de 89,7 euros para un vehículo de gasolina y de 84,1 euros para uno de gasoil. En las vacaciones del año pasado, y contando con el descuento, salía respectivamente por 87,5 y 88,8 euros, respectivamente. Es decir, que los consumidores con coche de gasolina pagarían ahora 2,2 euros más por llenar el depósito, mientras que los de diésel se ahorrarían 4,7 euros.
Una causa por la que los expertos explican la diferente evolución de ambos carburantes en los últimos tiempos tiene que ver con el temor que despertó en Europa el veto a la importación de gasóleo ruso. Dentro de la sucesivas vueltas de tuerca que la Unión Europa ha aplicado a las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania, desde el pasado febrero se impide comprar diésel de ese país. Eso hizo que el sector hiciera acopio previo de este combustible, lo que unido al menor consumo energético ha permitido que el gasoil se abarate. Además, desde hace dos meses el mercado recuperó la normalidad histórica, según la cual el gasóleo es más barato que la gasolina. Esta semana la diferencia entre ambos supera los 10 céntimos por litro, lo que no sucedía desde hacía más de 9 meses.
Otra constante histórica que se mantiene (y que no siempre fue así, especialmente cuando a mediados del año pasado los precios se dispararon por encima de los dos euros por litro) es que el carburante en España es más asequible que en la mayor parte de Europa. La gasolina se paga esta semana de media a 1,739 euros por litro en la Unión Europea; y 1,786 euros en la eurozona. El diésel marca, respectivamente, medias de 1,647 euros y 1,676 euros. Bulgaria (1,293 euros) y Dinamarca (2,005 euros) son los socios comunitarios donde el litro de gasolina sale más barato y más caro. En el de gasóleo, el suelo lo marca Malta (1,210 euros) y el techo se encuentra en Suecia (1,985).
Pese a la mejor situación relativa de España con otros países, y pese a la mejor situación respecto a los meses más duros del año pasado, los importes siguen siendo muy elevados en términos históricos. Antes de la guerra de Ucrania, nunca los conductores españoles habían encontrado costes tan elevados como los presentes en las estaciones de servicio.
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Articulo original de El País
