La importancia de la energía en la industria: presente y futuro
La energía es el motor que impulsa a la industria moderna. Constituye un insumo clave en todos los procesos productivos, especialmente en sectores electrointensivos como el metalúrgico, químico y siderúrgico, donde puede representar más del 50% de los costes de producción. La transformación energética, bien ejecutada, no solo promete descarbonizar la industria, sino también mejorar su competitividad y crear nuevas oportunidades que fortalezcan el tejido empresarial y los empleos.
### Impacto de los sectores electrointensivos en la economía
Los sectores electrointensivos son fundamentales para la economía española, generando alrededor del 50% del valor añadido bruto y de los empleos en la industria manufacturera. Sin embargo, el coste de la electricidad que enfrentan influye directamente en su competitividad, en los sectores que abastecen, así como en el empleo, la balanza comercial y la inflación a través de sus efectos sobre los precios finales de los productos.
De acuerdo con la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía, se prevé que para 2025 el precio de la electricidad para la industria electrointensiva alcance los 60 euros por MWh, lo que es 2.6 veces mayor que en Francia y 1.4 veces más alto que en Alemania. Esta diferencia se explica por el uso de tarifas computadas a partir de la producción nuclear en Francia, donde el 62% de la electricidad se adquiere a un precio fijo de 42 euros por MWh. Además, los consumidores electrointensivos en Francia y Alemania disfrutan de exenciones y compensaciones que no están disponibles en otros países.
### Desafíos del sistema energético
El verdadero reto no radica solo en incrementar las exenciones o compensaciones, que a menudo recaen sobre los consumidores finales mediante tarifas más altas. Se trata, en esencia, de identificar y reflejar el coste real del suministro eléctrico en un mercado más justo. Esto significa que todos los consumidores, incluidos los sectores electrointensivos, deben pagar lo que realmente cuesta la electricidad, sin margen de abuso.
La crisis energética reciente dejó al descubierto esta situación: con el precio del gas en aumento, las centrales eléctricas recurrieron a ofertas elevadas, afectando a todas las fuentes de energía, incluso a las menos dependientes del gas. Este fenómeno resultó en incrementos del 150% en el coste energético de la industria electrointensiva entre 2019 y 2022, golpeando duramente su competitividad.
### Soluciones para el futuro energético
Para avanzar hacia un sistema más equitativo, es crucial desarrollar mercados que reflejen el coste real de la electricidad, lo que incluye impulsar a la iniciativa pública a organizar subastas de contratos a largo plazo para energías renovables. Asignar una parte de estos contratos a la industria electrointensiva podría reducir significativamente sus facturas eléctricas y generar beneficios para la economía en general.
La industria también tiene mucho que aportar en cuanto a gestión de la demanda, llevando el consumo a horas de menor coste y huella de carbono. Además, recuperar mecanismos automáticos que estabilicen la demanda en momentos críticos sería muy beneficioso.
### Un camino hacia la electrificación
Los precios de la electricidad en España son inciertos y se prevé que se mantendrán en torno a los 60 euros por MWh hasta 2030, lo que plantea un riesgo para la competitividad de la industria electrointensiva. Actualmente, solo el 32% del consumo energético industrial proviene de la electricidad, mientras que el 42% se cubre con gas. Esto indica que aún queda un amplio margen para avanzar en electrificación y descarbonización.
Para que las inversiones necesarias se materialicen, es crucial brindar mayor certeza sobre los precios futuros de la electricidad. Diseñar ayudas públicas adecuadas puede ser clave para amortiguar las variaciones y reducir el riesgo asociado a la transición energética.
### Oportunidades en la transición energética
La transición hacia un modelo más sostenible no solo es un desafío, sino también una oportunidad estratégica. La electrificación y descarbonización están creando nuevos sectores industriales y reforzando las cadenas de valor, lo que puede tener un impacto positivo en el empleo y la balanza comercial.
Sin embargo, para que España aproveche estas oportunidades, es necesario enfocarse en la innovación a través de políticas industriales que vinculen los objetivos climáticos con el desarrollo tecnológico, así como adaptar la formación profesional a las nuevas necesidades del mercado. Además, se deben utilizar de manera estratégica los fondos europeos y abogar por la evolución de las reglas del mercado eléctrico que no penalicen la competitividad.
Solo si se superan estos desafíos de forma decidida, la transición energética podrá convertirse en un auténtico motor de crecimiento económico e industrial para España.
