Impulsando la Rentabilidad: La Energía Verde como Oportunidad en el Foro Step Up Now

Impulsando la Rentabilidad: La Energía Verde como Oportunidad en el Foro Step Up Now

Actuar con urgencia para aumentar la competitividad del Viejo Continente en el escenario global es una necesidad apremiante. David González, socio senior en McKinsey & Company, aclara que la clave está en no retroceder en la transición energética, pero sin dejar de considerar cómo la competitividad condiciona las decisiones actuales ante un panorama limitado de fondos europeos. La energía juega un papel crucial en este dilema, ya que es vital entender cómo puede potenciar la competitividad industrial y global del continente.

Una Oportunidad para la Península Ibérica

La situación que describe González abre una oportunidad dorada para la región ibérica, que puede desempeñar un papel esencial en la revitalización europea a corto plazo. Gracias a sus abundantes recursos renovables y a una red energética ya bien establecida, España y Portugal pueden convertirse en proveedores clave de energía rentable en Europa, capitalizando su extensa disponibilidad de terrenos para fuentes renovables y un mercado de Contratos de Compra de Energía (PPA) que representa el 30% del total en la UE en 2023.

En el contexto de la Iniciativa Ibérica de Industria y Transición Energética (IETI), presentada en el Foro Económico Mundial en Davos, quedó claro que ambos países están en una posición privilegiada para liderar la reindustrialización de Europa. Sin embargo, González advierte que la prioridad de cerrar rápidamente la brecha competitiva con economías como Estados Unidos y China podría frenar las ambiciones de descarbonización de la UE. Un caso representativo es el del hidrógeno verde, que, a pesar del optimismo inicial, enfrenta desafíos tecnológicos y regulatorios que limitan su competitividad.

Un Billón de Euros y Más Allá

Para revertir el retroceso, se estima que se necesita generar hasta un billón de euros en valor añadido para 2030, lo que equivale a entre tres y seis veces la inversión necesaria para alcanzar emisiones netas cero. Esta demanda de inversión radica en la necesidad perentoria de fortalecer infraestructuras, innovación y políticas climáticas que impulsen la competitividad. González subraya que es crucial estar abiertos a diversas soluciones que contribuyan a la transición energética, desde biocombustibles hasta mejoras en la eficiencia de motores de combustión, lo que podría ser más beneficioso que posponer la electrificación en la movilidad.

Las implicaciones para la economía ibérica son enormes, con un potencial incremento de hasta el 15% del PIB de la región, la creación de un millón de empleos y un aumento significativo en las exportaciones. Desde el análisis de IETI se identifican seis acciones clave para aprovechar estas oportunidades y colocar a España y Portugal en el centro de la reindustrialización europea.

Acciones Clave para el Futuro

  1. Incentivos Efectivos: Desarrollar esquemas para cerrar la brecha de competitividad entre soluciones verdes y fósiles.
  2. Marco Regulatorio Estable: Establecer regulaciones que fomenten la previsibilidad a largo plazo en las inversiones.
  3. Inversiones en Infraestructura: Urgir a fortalecer las redes de transporte eléctrico, gas y hidrógeno. El Gobierno ha anunciado una inversión de 13.600 millones de euros para ampliar la capacidad de la red de alta tensión.
  4. Planificación Energética: Orientar la planificación desde la demanda, garantizando que las inversiones sean rentables y necesarias.
  5. Atracción de Inversión Extranjera: Crear condiciones favorables para capitalizar la inversión internacional, siguiendo ejemplos de Irlanda y Alemania.
  6. Inversión en Talento: Potenciar la innovación y la capacitación del talento global para respaldar el crecimiento industrial.

El futuro se presenta prometedor, pero la implementación de estrategias adecuadas en estos frentes es vital para que España y Portugal se conviertan en líderes en la transición energética y la reindustrialización de Europa. La dirección y la velocidad con las que se actúe en los próximos años definirán el camino hacia un futuro más sostenible y competitivo.