"Renunciar al Liderazgo: Motivos para Rechazar un Ascenso"

«Renunciar al Liderazgo: Motivos para Rechazar un Ascenso»

Lo que antes considerábamos una buena noticia—el ascenso laboral—ha dejado de ser motivo de celebración para muchos. Cada vez más españoles se cuestionan si realmente merecen el costo personal de ser jefes. Según un estudio de PageGroup, llamado Talent Trends 25, un sorprendente 60% de los encuestados estaría dispuesto a rechazar un ascenso si eso implicara sacrificar su equilibrio entre la vida personal y laboral. Esta cifra representa la mayor proporción desde el inicio de estas encuestas en 2022, abarcando a 50,000 profesionales en todo el mundo, de los cuales 2,500 son españoles.

¿Por qué rechazar un ascenso?

Este cambio de mentalidad se refleja especialmente entre las mujeres, los empleados mayores de 50 años y aquellos que ya están satisfechos con su salario. La mayoría de estos profesionales prioriza su salud y bienestar sobre la carrera. «No se trata de que no deseen avanzar, sino de que quieren hacerlo sin comprometer su bienestar», explica Domènec Gilabert, director general de PageGroup en Cataluña.

Ser jefe a menudo conlleva estrés, jornadas más largas y la responsabilidad de gestionar a otros, algo que muchos prefieren evitar. Según Gilabert, si las empresas desean retener a su talento, deben encontrar formas de hacerlo que no perjudiquen lo que sus empleados valoran: su salud mental y la flexibilidad laboral.

La influencia de la Generación Z

Un aspecto destacado en esta transformación es la influencia de la Generación Z. Estos jóvenes, que han crecido con un enfoque en la conciliación entre trabajo y vida personal, están cambiando la narrativa. Mientras que las generaciones anteriores veían el ascenso como un símbolo de éxito, esta nueva generación prioriza su bienestar emocional. Esto se refleja en los datos del último informe de InfoJobs, que revela que el 57% de los trabajadores españoles no aspira a ascender. Este porcentaje se compone de un 19% que no está interesado en un ascenso y un 38% que muestra poco entusiasmo por mejorar su posición.

Motivos detrás del desinterés por los ascensos

Entre las principales razones para rechazar promociones figuran el deseo de mantener un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal y la falta de asociación entre ascenso y aumento salarial. Mónica Pérez, directora de comunicación y estudios de InfoJobs, señala que esta tendencia ha ido en aumento e identifica un cambio en las prioridades de los empleados, quienes buscan tiempo no solo para la familia, sino también para el ocio y socialización.

Desde una perspectiva generacional, cada grupo presenta su propia forma de enfrentar el entorno laboral. Amira Bueno, directora de recursos humanos de Cigna Healthcare, sugiere que es fundamental que las empresas ofrezcan carreras no solo jerárquicas, sino también transversales para adaptarse a las necesidades actuales.

A pesar de que solo el 6% de los empleados en España ha recibido una propuesta de ascenso tras asumir nuevas responsabilidades, la media mundial es del 12%. Esto muestra la creciente complejidad de los roles y la falta de reconocimiento adecuado.

Recomendaciones para un liderazgo saludable

Cuando una oferta de ascenso se presenta, es crucial evaluar si uno está realmente preparado para las nuevas responsabilidades. Raúl Alelú, psicólogo y cofundador de la startup Healthy Minds, enfatiza la importancia de la formación adecuada al asumir un rol de liderazgo. Muchas veces, los empleados son promovidos por su habilidad en tareas específicas, pero carecen de la preparación necesaria para dirigir a un equipo.

El desafío se agrava para los mandos intermedios, quienes deben cumplir con expectativas contradictorias de la dirección y de los empleados. Esta presión puede generar estrés y ansiedad, lo que a menudo lleva a la desmotivación y el absentismo. Según Alelú, los jóvenes son particularmente cautelosos al observar que las generaciones anteriores no han recibido el apoyo necesario en momentos difíciles.

Amira Bueno coincide en que los mandos intermedios enfrentan un rol complicado. Estos líderes deben obtener resultados mientras también manejan las dinámicas de su equipo, un equilibrio que cada vez más empleados prefieren no asumir por el deseo de vivir con tranquilidad.

La conclusión es clara: tanto las empresas como los empleados deben adaptarse a esta nueva realidad laboral, donde la salud y el bienestar se sitúan en el centro de la toma de decisiones.