Los trasteros, esos espacios destinados al almacenamiento de objetos, a menudo se convierten en escenarios de actividades insólitas que generan malestar entre los vecinos. Desde plantaciones de marihuana hasta clases de yoga, pasando por proyectos de bricolaje riesgosos, las transformaciones ilegales de estos lugares son motivo de discordia en muchas comunidades.
Algunos trasteros han sido descubiertos como centros de trabajo clandestinos, como el caso de un espacio en Madrid utilizado por una profesora de yoga sin autorización previa. Otros han albergado plantaciones de marihuana, generando problemas de olor y seguridad en vecindarios como Sanchinarro. Actividades como el cultivo de hongos, criaderos de coral e incluso clases de bricolaje con herramientas peligrosas, también han sido motivo de conflicto.
Ante esta situación, los propietarios pueden tomar medidas legales para frenar estas actividades ilegales. Según expertos en propiedad horizontal, es fundamental informar a las autoridades municipales y a la comunidad de propietarios para emprender acciones que van desde requerimientos extrajudiciales hasta demandas judiciales de cese de actividad.
A pesar de la vía legal, se recomienda intentar solucionar el problema de forma amistosa para evitar conflictos entre vecinos. El diálogo inicial y el llamado a cesar en la actividad pueden ser pasos previos a acciones judiciales que, en casos favorables, pueden llevar a la prohibición de uso del trastero o a la expulsión del propietario.
Conversión en vivienda: un paso ilegal
Además de los conflictos por actividades ilegales, la transformación de trasteros en viviendas también es motivo de controversia. Obtener los permisos necesarios para llevar a cabo esta conversión es complicado, ya que implica cumplir con normativas estrictas en cuanto a superficie, ventilación e iluminación.
En Madrid, por ejemplo, los trasteros no pueden superar los seis metros cuadrados y deben estar asociados a una vivienda en particular, lo que dificulta su conversión en espacios habitables independientes. Es fundamental que cualquier modificación cumpla con los requisitos urbanísticos y que se obtenga autorización de la comunidad en caso de alterar elementos comunes del edificio.
Antes de realizar cualquier transformación de un trastero en vivienda, es necesario solicitar un informe técnico sobre la viabilidad del proyecto. Estas modificaciones deben llevarse a cabo siguiendo la normativa vigente y respetando los acuerdos de la comunidad de propietarios para evitar conflictos legales y vecinales.