Cuando se produjo el intento de asesinato de Donald Trump, surgieron múltiples teorías conspirativas que apuntaban a diferentes culpables y motivaciones. Entre ellas, ha destacado un discurso misógino que responsabilizaba a las mujeres por la falta de seguridad en el incidente. Esta narrativa, promovida por figuras de la derecha, ha encontrado eco en España a través de desinformadores como Alvise Pérez.
Desde el Servicio Secreto de Estados Unidos, dirigido por Kimberly Cheatle, han surgido críticas sobre la presencia de mujeres entre los escoltas que custodiaban a Trump en el fatídico día. Influencers de la derecha y políticos conservadores han difundido videos editados y manipulados para cuestionar la capacidad de las mujeres en dicho escenario, llegando al extremo de culparlas por la brecha de seguridad evidente. Sin embargo, no existe evidencia que respalde esta afirmación.
El discurso misógino se disfraza bajo el argumento de las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), utilizadas por la derecha política estadounidense como un nuevo frente para mantener a sus seguidores movilizados. Esta postura se ha radicalizado afirmando que los accidentes aéreos, el choque del carguero contra el puente de Baltimore e incluso el intento de magnicidio son consecuencia de estas políticas inclusivas.
En medio de esta desinformación, figuras como Elon Musk han contribuido a difundir y respaldar estas teorías, creando una aristocracia desinformadora en sus redes sociales. En España, desinformadores como Alvise Pérez han replicado estas narrativas, cambiando «DEI» por «cuotas», y cuestionando la presencia de mujeres en roles de seguridad y defensa.
Expertos señalan que el discurso antifeminista es una puerta de entrada para reclutar seguidores en causas extremistas, racistas o violentas. La misoginia funciona como un vector ideológico que alimenta diferentes corrientes extremistas. Desde la Universidad Complutense se ha investigado la apropiación directa de estas narrativas misóginas en España, reflejando un preocupante fenómeno de radicalización y desinformación.
En un contexto donde el antifeminismo se pavonea como una respuesta a la «modernidad», es fundamental analizar cómo estas narrativas afectan la percepción social de género y contribuyen a la proliferación de discursos extremistas en la sociedad actual.
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.