En un reciente escándalo laboral, el banco estadounidense Wells Fargo ha despedido a varios empleados por «simular actividad de teclado creando impresión de trabajo activo». Esta práctica engañosa fue detectada a través de sistemas de monitoreo implementados para controlar la productividad de los trabajadores en modalidad remota.

Los despidos, documentados por la Finra (Financial Industry Regulatory Authority), revelan que estos empleados pertenecían a la filial Wells Fargo Clearing Services, con presencia en diferentes ciudades de Estados Unidos como Sant Louis, Charlotte y Salt Lake City. Según los expedientes consultados, los despedidos tenían diversos niveles de experiencia en el banco, desde algunos con apenas un par de años hasta otros con trayectorias desde 2016 o 2017.

Una portavoz de Wells Fargo declaró que la empresa no tolera comportamientos poco éticos y exige el máximo nivel de exigencia a sus empleados. Estos despidos afectaron a más de una docena de trabajadores del área de gestión de patrimonio y asesoramiento de inversiones.

Es importante destacar que, si bien no se menciona que la simulación de actividad se haya realizado durante el teletrabajo, esta práctica ha sido facilitada por dispositivos y programas informáticos que imitan la actividad de los empleados y se comercializan a bajo costo en el mercado.

Con la pandemia, el teletrabajo se ha vuelto común, pero empresas como Wells Fargo han comenzado a exigir a sus empleados un retorno al trabajo presencial. Bajo un modelo flexible híbrido, el banco planea que la mayoría de sus empleados estén en la oficina al menos tres días a la semana, mientras que los directivos lo hagan cuatro días y ciertos empleados, como los de sucursales, acudan cinco días.

Este caso pone de manifiesto la importancia de la transparencia y la ética en el entorno laboral, así como la necesidad de mantener altos estándares de rendimiento y conducta en todas las modalidades de trabajo, ya sea presencial o remoto.

Mercedes Cruz Ocaña