En su análisis regional, el FMI subraya que la incertidumbre en el entorno global, el aumento en los costos de financiamiento y el desfase entre tasas de interés y crecimiento exigen una acción decidida en términos de políticas fiscales. La organización enfatiza que es urgente reequilibrar la estrategia política, dado que desde 2022 se han llevado a cabo medidas fiscales expansivas, en contraposición a una política monetaria que se ha tornado más restrictiva.
La clave para afrontar la situación, según el FMI, radica en cimentar la política fiscal sobre bases plurianuales sólidas, apoyadas por directrices claras. Esto no solo resultará en una reducción de la deuda y de los costos de financiamiento, sino que también mejorará el panorama para el crecimiento económico a largo plazo, facilitando un ambiente más propicio para los negocios.
Además, esta consolidación fiscal también jugará un papel significativo en la convergencia de la inflación hacia los objetivos establecidos. A excepción de Argentina y Venezuela, se estima que la inflación en América Latina se mantenga estable en un 4,3% para 2025, disminuyendo a un 3,5% en 2026, de acuerdo con las proyecciones del organismo.
En relación con la política monetaria, el informe aboga por un enfoque prudente y respaldado por datos, que permita alinear la inflación con sus objetivos en un contexto global complicado.
Crecimiento Económico: Perspectivas Diversas
En cuanto a las proyecciones de crecimiento, el FMI anticipa un incremento del 2,4% para la región en el presente ejercicio, con una ligera moderación al 2,3% en 2026, reflejando la heterogeneidad entre los países. Se espera que Brasil muestre un crecimiento más moderado en los próximos dos años, afectado por los aranceles impuestos por Estados Unidos y una política interna restrictiva. Por su parte, se prevé que la economía mexicana enfrente un enfriamiento en 2025, resultado de la consolidación fiscal y la incertidumbre asociada a las tasas estadounidenses, aunque se espera una recuperación a partir de 2026.
En el caso de Perú y Uruguay, tras una notable recuperación en 2024, su crecimiento se verá limitado en el presente y el siguiente año, a pesar de la sólida demanda y los alentadores datos en turismo y agricultura. Contrario a esto, Paraguay mantendrá una trayectoria ascendente tanto en 2025 como en 2026.
Finalmente, se proyecta que la economía colombiana muestre señales de mejora este año, con una tendencia hacia la moderación en 2026. Situación similar se anticipa para Argentina, que a pesar de contar con el respaldo de la demanda interna y medidas macroeconómicas restrictivas, también enfrentará desafíos en su crecimiento.