Cuando el inversor activista Nelson Peltz suspendió últimamente su lucha por entrar en el Consejo de Administración de Disney, puso fin a una de las batallas empresariales más encarnizadas de los últimos tiempos. El enfrentamiento encaraba a Peltz con Bob Iger, un respetado director últimamente restablecido en la cima del gigante del entretenimiento.
La lucha se centró en las críticas a las resoluciones empresariales de Disney (singularmente la adquisición de 21st Century Fox por setenta y uno millones de dólares estadounidenses) y en la presión de Peltz a fin de que la compañía restituyera sus dividendos. Pero asimismo reflejaba la preocupación por la perturbación que se está generando en el campo del entretenimiento a medida que el público asiste en masa a las opciones de streaming.
La convulsión de Disney es solo un caso señalado de consejos que luchan por actuar de manera eficaz como administradores corporativos en nuestra era actual de cambio acelerado y transformación radical. Ya es hora de que los consejos mejoren su eficiencia. En mi libro últimamente publicado, Boards of Directors in Disruptive Times: Improving Corporate Governance Effectiveness, explico por qué el modelo dominante de los Consejos de Administración se queda corto y de qué manera puede mejorarse.
Este nuevo paradigma está guiado por un sentido compartido del propósito que ayuda a los Consejos de Administración, a los altos directivos y a los primordiales accionistas a alinearse para desarrollar la compañía en un largo plazo. Dados los expepcionales cambios geopolíticos, tecnológicos y económicos actuales, la necesidad de este cambio es más urgente que jamás. Y su efecto dominó se extiende mucho alén de las compañías, los inversores y los accionistas. De hecho, cuando las compañías renuevan, contratan e invierten en sus comunidades, la sociedad sale enormemente beneficiada
Hacia un modelo de gobernanza integral
Un Consejo cuyos miembros impulsan el valor sustentable en un largo plazo de una compañía en colaboración con el equipo directivo y en consonancia con los primordiales accionistas, está mejor listo para subsistir y triunfar en un ambiente dudoso. Los consejos van a poder hacerlo cuando sus miembros tengan las competencias profesionales precisas para contribuir al Consejo y este, como equipo, desarrolle las capacidades para regir la compañía.
Seis pilares clave forman la base de este modelo:
Una gobernanza basada en objetivos
El propósito no es solo una característica agradable de tener. Más bien ayuda a los clientes del servicio y empleados a comprender por qué la compañía está en el negocio y qué necesidades concretas desea solucionar. Con el cambio climático y las cuestiones sociales formando una gran parte de la charla cultural, el propósito puede suministrar un marco pertinente para tratar las cuestiones que son más relevantes para cada empresa, e ir alén de los sacrificios de cumplimiento. El Consejo de Administración y la alta dirección deben trabajar juntos para ofrecer buenas contestaciones a estas cuestiones relevantes. Schneider Electric detalló el cambio cara la electrificación y la energía limpia como una dimensión central de su propósito hace muchos años y esto se transformó en la columna vertebral de su triunfante estrategia corporativa.
Mentalidad estratégica y orientación a largo plazo
Los miembros del Consejo de Administración, en contraste a los CEO, no están encargados de administrar la compañía, pero han de ser capaces de asistir al equipo de alta dirección a meditar estratégicamente, cuestionar sus hipótesis para cerciorarse de que están bien fundamentadas e inspirar una mentalidad empresarial entre los altos directivos para asistir a fomentar la creación de valor en un largo plazo de la compañía. Unilever, bajo la dirección de Paul Polman, no solo centró la compañía en una noción de propósito, sino asimismo asistió a crear un nuevo marco estratégico para apresurar la innovación y el compromiso con el cliente del servicio.
Liderazgo y desarrollo
El desarrollo de las personas es una responsabilidad clave del CEO y su equipo. Dado que las personas son una fuerza impulsora en un largo plazo de cara al desarrollo de la compañía, el Consejo debe inspeccionar esta función, en particular, la contratación, el desarrollo, la evaluación y la sucesión del CEO y del equipo de alta dirección. Una resolución atinada o mediocre en el nombramiento de un nuevo CEO puede tener efectos trágicos en los resultados y la reputación de la compañía. La reciente caída de General Electric fue el resultado de muchas fuerzas, mas el deterioro de la política de desarrollo del liderazgo y su canal de liderazgo desempeñaron un papel esencial en ella.
Un equipo eficaz
Convertir un conjunto de consejeros en un equipo eficiente es un enorme reto para cualquier consejo y su presidente, pero un paso esencial para prosperar el gobierno corporativo. Un equipo eficiente debe tener objetivos y prioridades claros, una agenda bien definida, un patrón de trabajo, reflexión y toma de resoluciones, y un enfoque cooperativo entre sus miembros y con el equipo de alta dirección. Una actividad grupal positiva es esencial para una toma de resoluciones sorprendente y el presidente debe asegurarse de asistir a desarrollarla. Los miembros del Consejo deben sostenerse en angosta sintonía con la cultura y los valores corporativos y asistir a delimitar la profesionalidad y la integridad para toda la organización.
La calidad de la gobernanza de la compañía y el compromiso de los accionistas
El buen gobierno corporativo es una característica de la compañía apreciada por todas y cada una de las partes interesadas. El Consejo de Administración es el agente clave para asegurar que la compañía esté bien regida, de forma que pueda cumplir sus objetivos y lograr su propósito. El buen gobierno incluye el cumplimiento de las reglas, mas asimismo un Consejo de Administración funcional y eficiente, un equipo directivo profesional y unas pautas claras de compromiso con los accionistas y las primordiales partes interesadas. El Consejo debe desarrollar de forma positiva políticas para sostener a los primordiales accionistas y partes interesadas clave comprometidos con la compañía.
El impacto global de la empresa
El Consejo debe valorar el desempeño de la compañía, controlando tanto sus resultados financieros como sus contribuciones no financieras. Los accionistas aguardan un desempeño razonable de la inversión. El Consejo debe cerciorarse de que se tienen presente todos y cada uno de los efectos positivos y negativos relevantes de la compañía sobre otras partes interesadas, en particular, aquellos que tienen un efecto material sobre los resultados financieros. El Consejo debe aspirar a tener un impacto global positivo en la sociedad y ser capaz de explicarlo y debatirlo. Empresas como Nestlé, Unilever, Roche o Schneider Electric están muy avanzadas en la divulgación y discusión de su impacto global en las partes interesadas. Esta es una de las primordiales responsabilidades de los Consejos de Administración y un paso imprescindible en el proceso de restauración de la confianza en las compañías.
Monterrey (México), 1990. Estudió una licenciatura en comunicación y comenzó trabajando en medios locales de su ciudad, como periódicos, revistas, estaciones de radio o canales de televisión. Tiene un gran interés por la cultura mexicana, incluyendo la música, la comida y la historia. Es un apasionado de los deportes, especialmente del fútbol.