El Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú dio a conocer recientemente que el Producto Interno Bruto (PIB) del país se contrajo un 0,6% en 2023, marcando la segunda peor caída en 33 años. Este dato refleja los impactos de cuatro eventos devastadores que afectaron la economía peruana a lo largo del año.
Según el economista jefe para Perú de BBVA, Hugo Perea, el país enfrentó una serie de golpes importantes, como una sequía en el sur andino, una convulsión social, un ciclón en la costa norte y el fenómeno global de El Niño, que generaron pérdidas significativas en distintos sectores productivos. A pesar de estos desafíos, Perea destaca que la contracción económica no es estructural y que Perú sigue siendo un lugar atractivo para la inversión.
El ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, también ha resaltado que, a pesar de las dificultades, se mantienen los fundamentos económicos sólidos en el país. Sin embargo, la incertidumbre política derivada de eventos como el intento de golpe de Estado por parte del ex presidente Pedro Castillo ha afectado la inversión privada, que disminuyó un 7,5% en 2023.
A pesar de este panorama, BBVA estima que la economía peruana crecerá alrededor del 2% este año y un 3,5% en 2025. La narrativa actual de Perú refleja un país con desafíos institucionales, pero también con oportunidades atractivas para los inversionistas extranjeros.
Entre los factores positivos que destacan a Perú se encuentra su alta producción de cobre, un mercado laboral joven y atractivo, y una disciplina fiscal que evita el sobreendeudamiento. Estos elementos continúan generando interés entre los inversionistas globales, a pesar de los obstáculos que enfrenta la economía peruana.
En resumen, a pesar de un año complicado, Perú busca dejar atrás los desafíos del pasado y enfocarse en un camino de recuperación y crecimiento sostenible en los próximos años.