La productividad en España ha sido tema de debate tanto en el ámbito político como en el económico. Antes de considerar la reducción de la jornada laboral o el aumento de los sueldos, es crucial abordar el desafío de la baja productividad en la economía española.
En primer lugar, es importante destacar que la productividad es un factor determinante para mejorar el nivel de vida en todos los países. En el caso de España, la productividad total de los factores ha mostrado una mejora discreta desde 2013, sin embargo, aún no ha logrado recuperar el ritmo de crecimiento que tenía a principios del siglo XXI.
Entre los factores que se señalan como responsables de esta baja productividad se encuentran el peso económico del sector inmobiliario, la menor inversión en capital intangible por parte de las empresas nacionales, las dificultades que enfrentan las pequeñas empresas para crecer y la excesiva importancia de sectores con menor margen para introducir mejoras productivas.
Uno de los aspectos a destacar es el reducido tamaño promedio de las empresas en España, siendo más pequeñas, enfrentan dificultades para incorporar nuevas tecnologías, profesionalizar la gestión y acceder a financiamiento.
Mercado interior
El tamaño promedio de las empresas españolas es un obstáculo para la productividad según los expertos. El Estado de las autonomías ha fragmentado el mercado interior imponiendo costes reguladores, lo que dificulta el crecimiento de las empresas. Además, las cargas burocráticas y regulatorias afectan su desarrollo a partir de los 50 trabajadores en plantilla.
Otro factor señalado es la falta de acceso a los mercados de crédito y una política impositiva que desfavorece a las empresas más pequeñas en comparación con las grandes compañías.
Por otro lado, se destaca la importancia de la capacitación de los trabajadores y la necesidad de crear empleos con un mayor contenido tecnológico para impulsar la productividad en las empresas.
Capacidades directivas
Además de la formación de los empleados, se resalta la importancia de contar con líderes empresariales de alta calidad. La baja calidad en los puestos de mando es una deficiencia que impacta en la productividad y será aún más relevante en el futuro cercano con la llegada de la inteligencia artificial.
A nivel nacional, se requiere de políticas que fomenten el crecimiento de las pequeñas empresas y eliminen las trabas reguladoras. También se necesita una regulación fiscal que favorezca la inversión en actividades de mayor contenido tecnológico y potencial productivo.
En cuanto a la fiscalidad, se espera que el impuesto mínimo del 15% en el impuesto de sociedades para las corporaciones con facturación superior a 750 millones de euros reduzca la desventaja competitiva que sufren las pequeñas empresas al pagar impuestos más elevados.
En resumen, estos desafíos para aumentar la productividad en España requieren de políticas que fomenten un entorno propicio para el crecimiento de las empresas, facilitando el acceso a financiamiento, promoviendo la capacitación de los trabajadores y mejorando la calidad en los puestos directivos, entre otras medidas.
Novedades fiscales
Otras novedades como el impuesto mínimo en el impuesto de sociedades y los programas para fomentar industrias con capacidad de tracción también pueden tener un efecto positivo en la productividad. Se espera que estas medidas reduzcan la brecha de productividad entre las grandes y pequeñas empresas y generen un impacto favorable en el crecimiento económico.
En conclusión, aumentar la productividad en España es un desafío que requiere de un conjunto de políticas integrales que fomenten la innovación, la capacitación y el crecimiento de las empresas, con el fin de impulsar el desarrollo económico y mejorar el nivel de vida de la población.