Las gafas Vision Pro de Apple han llegado al mercado de Estados Unidos, generando gran expectativa entre los usuarios. Este innovador producto ha sido descrito como «computación espacial» y su experiencia de uso nos permite sumergirnos en un nuevo mundo sin perder contacto con la realidad. Sin embargo, ¿realmente valen la pena?

Para probar estas gafas, es necesario reservar una cita en una tienda de Apple, donde un especialista nos guiará a través de la nueva experiencia que ofrecen las Vision Pro. El precio de 3.500 dólares puede resultar un obstáculo para muchos, pero la curiosidad por conocer esta nueva propuesta tecnológica ha llevado a una alta demanda en las citas para probarlas.

Tim Cook (derecha), consejero delegado de Apple, en el lanzamiento de las Vision Pro
Tim Cook (derecha), consejero delegado de Apple, en el lanzamiento de las Vision ProJUSTIN LANE (EFE)

Las gafas Vision Pro se adaptan a la cabeza del usuario, pero su autonomía de dos horas y su peso de entre 600 y 650 gramos plantean ciertas limitaciones en cuanto a su uso prolongado, especialmente en condiciones climáticas desfavorables. No obstante, el diseño de este dispositivo es un claro ejemplo del estilo seductor característico de Apple, que apuesta por un enfoque innovador tanto en el diseño como en los materiales utilizados.

Estas gafas cuentan con funciones que van más allá de la visualización de contenido, como la captura de fotos y videos, la posibilidad de navegar por internet, leer noticias o incluso ver películas en tres dimensiones. Sin embargo, la disponibilidad limitada de aplicaciones y contenido en 3D puede resultar en una experiencia limitada para algunos usuarios.

El precio inicial de 3.500 dólares puede aumentar considerablemente si se consideran los accesorios adicionales recomendados para aprovechar al máximo las capacidades de las Vision Pro. Esto ha llevado a que, en plataformas como eBay, los usuarios revendan estas gafas a un precio superior, generando un mercado paralelo para aquellos interesados en adquirirlas.

El barcelonés Nikias Molina, uno de los primeros compradores de la Vision Pro.
El barcelonés Nikias Molina, uno de los primeros compradores de la Vision Pro.Nikias Molina / Roberto Ortiz
Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.