Un cartel que alarma sobre la posible radiación en la zona da la bienvenida a un ignoto entorno del Museo del Prado. Ubicado en un área limitada en los sótanos, singularmente segura para trabajar con radiación, se encuentra un laboratorio que difiere de lo que se aguardaría localizar en un museo de arte. Frente a la puerta de entrada, un negatoscopio que ocupa casi toda la pared está cubierto de decenas y decenas de fragmentos de película radiográfica que dejan inferir lo que se hace en este sitio. Se trata de imágenes de diferentes fragmentos que proceden de multitud de cuadros del museo: el semblante de un rey, el soporte de una estatua, el detalle de un hombro o el rincón del soporte de un cuadro. En este sitio, se radiografía el arte.

Si bien aún puede resultar ignoto, los rayos X se comenzaron a usar en el planeta del arte poco tras el descubrimiento de la técnica. Su primera aplicación fue en la medicina. Después, dieron el salto a la Antropología y al estudio de las momias, llegando al análisis de las pinturas. En el Museo del Prado, el primer cuadro en someterse a una radiografía fue El Descendimiento, de Van Der Weyden, a mediados de la década de mil novecientos setenta. Medio siglo después, el uso de la radiación para desentrañar el pasado de los cuadros y estatuas es parte del día a día no solo de este museo, sino más bien de galerías de todo el planeta. Laura Alba Carcelén, técnica superior del Departamento de Documentación Técnica y Laboratorio del Museo Nacional del Prado, es la responsable de la radiografía, una herramienta que considera singularmente útil en el arte: “Se trata de un ensayo que no es invasivo y que no requiere toma de muestras. El objeto no va a verse perjudicado y se puede hacer en toda la obra. No tiene límite de aplicación. La reflectografía infrarroja, por ejemplo, la utilizamos en pintura, pero no en objetos porque no los traspasa”, explica en este laboratorio. Gracias a la reflectografía infrarroja, se ha descubierto, por poner un ejemplo, que en la pintura Cristo entre la Virgen María y San Juan Bautista, de Jan Gossaert, las cabezas se dibujaron independientemente sobre hojas de papel que después se encolaron al soporte y que, además de esto, se calcaron desde el original (Políptico del Cordero Místico, de Jan y Hubert van Eyck) o de algún patrón intermedio.

Laura Alba mueve una imagen tomada con la reflectografía de “Cristo entre la Virgen María y San Juan Bautista”. A la derecha, el negatoscopio  de gran tamaño que se sitúa frente a la entrada.
Laura Alba mueve una imagen tomada con la reflectografía de “Cristo entre la Virgen María y San Juan Bautista”. A la derecha, el negatoscopio de importante tamaño que se ubica en frente de la entrada.
Álvaro García

Sin embargo, los rayos X pueden administrar información sobre todas y cada una de las capas del objeto, ya sea de la pintura o de la escultura: muestran la capa de preparación, el soporte, de qué forma son los materiales, de qué forma se hallan aplicados… Eso sí, todos esos datos han de ser interpretados. “Se requiere cierto adiestramiento porque se ve superpuesta en una misma imagen toda la información y debes saber discernir en qué capa se encuentran los elementos que ves. En ocasiones es muy obvio y, en otras, es más difícil. Algo te puede confundir y llevar a error”, declara la especialista.

Para poder desentrañar todos y cada uno de los secretos que oculta, por poner un ejemplo, un cuadro de gran formato, es preciso que una brigada de 4 personas experta en la manipulación de obras de arte lo trasladen hasta este sitio. Después, se pone en la pared que deje conseguir la mayor distancia posible para reducir la deformación geométrica, la distorsión. Debe calcularse asimismo la cantidad de película que se va a precisar y se corta y acopla con los bordes sobrepuestos para no perder centímetros.

Se toman las imágenes de un solo disparo y se revelan placa por placa. Para poder consultarlas al detalle en el PC y guardarlas digitalmente, aparte de en el fichero físico, se escanean las películas radiográficas y se digitalizan los negativos, que tienen una enorme resolución y dejan examinar la obra con el máximo detalle. Mediante el tratamiento digital de las imágenes se puede, por poner un ejemplo, retirar un bastidor para observar bien el semblante, como en Niños jugando a los dados. En este caso, merced a la radiografía, se descubrió que bajo esos pequeños, existía otra pintura: un retrato de cuerpo entero de un caballero de la orden de Malta. Para estudiar un caso así al detalle, la imagen digital asimismo deja eliminar elementos que impidan querer otros, si bien debe hacerse con mucho cuidado para no perderse información que pueda resultar relevante en la investigación.

Laura Alba señala al caballero que se esconde tras “Niños jugando a los dados”.
Laura Alba apunta al caballero que se oculta tras “Niños jugando a los dados”.Álvaro García

Todas las imágenes digitales se archivan, mas asimismo se guardan en planeros diseñados particularmente. Para que quepan las radiografías de mayor tamaño, ciertos cajones deben medir 3 o 4 metros. El planeta del arte debe amoldarse a los elementos que se han desarrollado para la industria. Las películas radiográficas de importante tamaño, por poner un ejemplo, se acostumbran a usar en la aeronáutica, para soldaduras en aeroplanos, o en los oleoductos. Un museo debe amoldar a sus necesidades materiales que se han elaborado para otros campos. “La reflectografía se ha desarrollado específicamente para su aplicación al estudio de la pintura y del arte, pero un reto que tiene la radiografía es que no hay material para nosotros porque el mundo de los rayos X es muy potente fuera del patrimonio. Tenemos que estudiar todos los materiales y equipos que salen al mercado para ver cuáles compramos, de la industria o de la medicina, pero generalmente de la industria”, explica Alba Carcelén.

Una vez que se deja todo dispuesto para tomar la radiografía, la técnica del laboratorio cierra la sala donde se halla el cuadro y la máquina de rayos X y se dispone a introducir los factores precisos a fin de que la imagen se capte correctamente: se establecen los kW de la tensión, los mAh de la intensidad y los minutos. Con esas 3 variables y determinadas fórmulas matemáticas se juega para conseguir un resultado satisfactorio. Sin embargo, no es fácil y deben hacerse múltiples pruebas. Laura Alba explica: “En general, quieres ver todo, así que lo que buscas son unas condiciones que te permitan observar la zona de mayor absorción y la de menos; de ahí las pruebas. Para hacer una prueba buscas una zona de máxima y de mínima absorción. La tensión sería la calidad de la radiación, el poder energético que tiene, y la intensidad, la cantidad de radiación. Eso normalmente va a definir mucho la gama de grises, los detalles…. A mayor intensidad, más detalles y mayor gama de grises vas a tener”. En Niños jugando a los dados se puede querer que la parte inferior es considerablemente más absorbente que la superior. La de arriba tiene una capa de preparación que absorbe menos y la de abajo está pintada sobre otro cuadro.

Al trabajar con la radiación ionizante como se hace en la industria, quienes emplean esta técnica deben conseguir una licencia de supervisor de instalaciones radioactivas a través del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), conforme explica la especialista. Además, como se trata de personal expuesto, los trabajadores que desempeñan su tarea en estas instalaciones deben llevar un dosímetro de lectura indirecta, donde se registra la radiación que se recibe y que una compañía homologada por el CSN examina cada mes. En este entorno asimismo se dispone de un radiómetro de área que deja revisar la radiación en el instante. El CSN asimismo efectúa inspecciones de las instalaciones, verifica que los trabajadores hayan pasado sus controles médicos, etc.

En un sitio como este, donde se mezcla la historia del arte con las fórmulas matemáticas, cabe preguntarse qué capacitación académica se requiere. Según Laura Alba, se puede llegar desde distintos campos de capacitación, mas, en su caso, tras estudiar ciencias en Bachillerato, se licenció en Bellas Artes con la especialidad de Restauración. El compañero más experto en la reflectografía es historiador del arte y, conforme cuenta Laura Alba Carcelén, la persona que hace las radiografías en el British Museum (Museo Británico) es arqueóloga y la del Louvre, física. “Lo importante no es tanto tomar la imagen, sino la interpretación. Tanto una persona de ciencias como de letras puede aprenderlo; lo importante es la experiencia”, declara.

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Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.