La Formación Profesional (FP) de España está de tendencia. Y no solo en nuestras fronteras, donde en el último quinquenio las matriculaciones han aumentado prácticamente un treinta% merced a una apuesta clara por esta educación por la parte de los consecutivos gobiernos, conforme Juan Francisco Jiménez, consejero encargado de CEAC FP. También está de tendencia en el exterior, puesto que son cada vez más las compañías europeas que procuran perfiles profesionales que hayan estudiado un ciclo en España para contratarlos en sus respectivos países. Alemania, Dinamarca, Países Bajos, Francia y Bélgica son ciertos que más necesidades tienen de profesionales técnicos. Los que se pelean por ellos.
Compañías como Continental Automotive Technologies, POD Int. Personalberatung GmbH, Hofmann, DHL, Cargill, Icl-Ip Terneuzen o Yara Sluiskil son ciertas que demandan recién titulados en FP, debido a la alta calidad del sistema educativo nacional, prosigue Jiménez, en el que la especialización que aportan los grados superiores no existe en otras naciones y donde, además de esto, el desarrollo reciente de la FP ha derivado en ciertas titulaciones europeas más avanzadas del instante.
“Se quiere atraer talento español desde el extranjero”, confirma Ignacio de Benito, de la Fundación Bertelsmann, “hay necesidad de talento técnico en gran parte de Europa”. Algo que les viene realmente bien a los pupilos nacionales, ya que pueden acceder a unos sueldos de manera notable más elevados que en nuestras fronteras. Pol Sánchez Oliva es un joven de veintidos años recién graduado como técnico de educación infantil en Barcelona. Ha sido contratado por un año en Gotinga (Alemania), donde las condiciones de trabajo por norma general y el salario en particular son mucho mejores que en España, explica. “Allí estaría percibiendo el salario mínimo, mientras que aquí me pagan más del doble”, afirma al teléfono desde la urbe germana.
Las empresas europeas ofrecen entre tres mil y tres mil ochocientos euros mensuales, en ocasiones con cursos de idiomas o el primer viaje al país de destino incluidos e inclusive el alojamiento, conforme los datos que maneja CEAC. Por eso no extraña que muchos estudiantes tengan la vista puesta en el exterior. “Al mismo tiempo que crece la demanda europea de estudiantes españoles, que en el caso alemán aumenta el 20% y en el belga cerca del 17%, sube también el interés de los alumnos por irse fuera”, aprecia Jiménez. Andreina Carrión, de veintiuno años y cursando el segundo curso de Imagen para el diagnóstico y medicina nuclear, ve claro su porvenir en Alemania, donde más ocasiones laborales existen en la especialidad a la que desea dedicarse (técnico de aplicaciones) y donde el salario puede multiplicar por tres el de España, conforme comenta. Lo mismo repite Verónica González, de veintidos años, estudiante del primer curso de Anatomía patológica.
“El problema que hay en muchos países, incluido España, es que falta de mano de obra en ciertos sectores productivos, sobre todo en Alemania, Dinamarca, Países Bajos o Francia. Y eso está forzando una competición europea por los profesionales técnicos”, explica Jordi Castillo, responsable de proyectos europeos y temas internacionales de la Fundació BCN Formació Professional.
Tres sectores
Los 3 ámbitos donde el déficit es más patente es en la fabricación mecánica, sobre todo en el caso de técnicos superiores de diseño, mas asimismo de otros perfiles de FP tradicionales como los soldadores; en electricidad y electrónica, donde se precisan desde especialistas en montar cableado hasta técnicos superiores en sistemas electrotécnicos y automatizados, y en el campo informático y comunicación, en el que se precisan desde desarrolladores de aplicaciones a administradores de sistemas, conforme Castillo. Este especialista suma a los especialistas de mantenimiento e instaladores, como a los auxiliares de enfermería y los educadores infantiles como los próximos más buscados por las compañías europeas. Aunque asimismo hay déficit de profesionales en ámbitos como la hostelería en Alemania, apunta Claudia Dittrich, directiva de desarrollo y marketing de FEDA (Formación Empresarial Dual Alemana), que las compañías tratan de cubrir solicitando titulados a España.
En tanto llega el Espacio Europeo de Educación, con el que los títulos de FP van a ser homologables en todos y cada uno de los países de la UE y se fomentará la movilidad educativa y laboral que produce más ocasiones de empleo, por lo menos las compañías alemanas dan esta sencillez a los técnicos para lograr ficharlos. Además de homologar sus títulos, les dan cursos del idioma gratis, algo que asimismo están empezando a hacer las corporaciones en Dinamarca, conforme Castillo.
“A medida que la FP se afianza como modelo de éxito en España, no solo desde el punto de vista de la matriculación sino de la inserción laboral (cerca del 83% de los estudiantes de FP encuentran trabajo antes de los 4 años, superando a los universitarios, que no lo hacen antes de los 5 años, según el Ministerio de Educación), llegan de la mano iniciativas como la movilidad internacional, que es más desconocida”, asegura Ignacio de Benito, que menciona al programa Erasmus+, al que cada vez se acogen más centros de educación y estudiantes para sus prácticas en el extranjero. Un ejemplo es el Institut Pere Martell de Tarragona, cuyos pupilos de la especialidad de mecatrónica han sido reclamados por un holding de empresas holandesas para hacer sus prácticas. El centro de educación les da una beca Erasmus y la compañía donde van a hacer esas prácticas les ofrece alojamiento y capacitación por un par de meses.
También hay programas puntuales de determinadas empresas e instituciones, como pueda ser BASF, que desde dos mil trece desarrolla un plan de FP Dual por el que han pasado ciento sesenta y ocho pupilos españoles, que han viajado a la sede de la química en Alemania.
O la Fundació BCN Formació Professional, que financia un curso de alemán de 6 meses hasta conseguir el nivel B1 y da el contrato de un año en Alemaia a los recién graduados como la homologación de la titulación, como es el caso de Pol Sánchez Oliva, un joven que asiste a trabajar al país “por la experiencia. Porque luego voy a volver a España con mayor formación, sabiendo alemán y con mejor caché que si me hubiera quedado”, asegura. El ochenta y cinco% de los novecientos jóvenes que la corporación ha mandado al país han vuelto dos o 3 años después.
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