Hubo una temporada en la que Carlo Padial (Barcelona, cuarenta y seis años) creía que iba a mudar internet. Y que internet iba a mudarle la vida a él a golpe de vídeos virales. En una redacción que se hacía poco a poco más grande y atestada, vio de qué manera los medios nativos digitales lograban, sin apenas esmero, hacerse con millones de visualizaciones en las redes sociales. Durante esos años, PlayGround, la start-up donde trabajaba como directivo de documentales y contenidos, llegó a competir en viralidad con todos y cada uno de los perfiles de Facebook de los medios tradicionales españoles. Superó aun al The New York Times.

“Era una locura. No estábamos preparados para tanto. Estaba claro que la cosa iba a acabar mal”, reconoce ahora Padial en la cafetería de un hotel en el centro de Madrid. Desde que la burbuja digital explotó a fines de la década pasada, dejó atrás los vídeos virales de adolescentes en la puerta de los Apple Stores y ha vuelto al planeta del cine y de la TV, no sin sacarse un último as de la manga. Las notas de iPhone que escribía de forma furiosa para no olvidar ni una de las situaciones absurdas que presenció en esas oficinas han encontrado cabida en Contenido (Blackie Books, dos mil veintitres), una sátira entretenida y enormemente creíble que retrata los años más “caóticos y emocionantes” de Internet.

Pregunta. “Contenido” es una palabra que se procura eludir en las redacciones.

Respuesta. Hay un cierto temor en el momento de charlar de contenidos, es un tanto un tabú. Cuando estaba en PlayGround hice una vídeocolumna que charlaba de que tomos somos contenidos, cualquier cosa es contenido. Entonces, cuando decidí redactar un libro sobre una start up española, que describiese las diferencias entre mi experiencia y lo que vemos en la serie de HBO sobre Silicon Valley, me pareció la palabra más conveniente para describir ese desvarío.

P. ¿Y como era la realidad?

R. Un despropósito absoluto. Empezando por el CEO que se iba paseando con una mochila de HBO, y todo el planeta especulando con que íbamos a ser absorbidos. Pero no sería adecuado decir que una sola persona era responsable de este caos, por el hecho de que era un desvarío colectivo. El modelo cultural y digital en España está de forma permanente en colapso. En nuestro caso hubo alguien que advirtió un modelo y la posibilidad de petarlo en poquísimo tiempo. Pero faltaba el talento, la investigación que caracteriza Silicon Valley. No había nada. Aquí la transformación digital ha quedado plenamente perjudicada por la única cultura que existe verdaderamente en España, que es la del pelotazo.

P. En un instante, daba la sensación de que el éxito de PlayGround iba a ser irrefrenable.

R. Vivimos múltiples fases en la gaceta. Una primera muy anárquica donde aquello tenía poquísima entidad, mas esto dejaba que poquito a poco cada uno de ellos empezara a hallar su personalidad. Lo más genial, y lo más puro, era la sensación de libertad en el momento de efectuar. Llegabas a PlayGround y las ideas más locas, que a otros medios le hubieran semejado una estupidez, eran bienvenidas. Era una suerte de Far West de internet, donde todo fue posible a lo largo de unos meses.

P. Hasta que comenzaron los inconvenientes.

R. Claro. Esto duró poquísimo. Enseguida, conforme tuvo éxito esta experimentación, comenzaron a llegar los publicistas a abrirnos los ojos. Ya no era suficiente con ser virales, había que comenzar a conseguir dinero. También se comienza a desarrollar esta idea de un Internet considerablemente más politizado, con lo que los contenidos no pueden ser meramente artísticos, sino deben tener una pretensión. Y medida que iba teniendo éxito y que nos íbamos mudando de sede, poco a poco más grande, llegaba gente ilusionada a su primera experiencia laboral pensando que ese modelo iba a marchar.

Lo más genial, y lo más puro, era la sensación de libertad

P. ¿Pensaban que ese iba a ser el futuro de los medios?

R. No lo sabíamos. Tuve la sensación de entrar a un lugar rarísimo, de no comprender nada de lo que sucedía. Adaptarme un tanto a lo que veía que podía marchar, comprenderlo, petarlo plenamente y, ahora, entrar en una espiral de cambios y de desarrollo sin control que terminó con una implosión absoluta.

R. De forma plenamente desquiciada, creía que podría asistir a reparar la situación. También volví por el hecho de que no estaba completamente contento en Zeta, que era una realidad normal, donde había que hacer vídeos de política, de sociedad… Después de haber vivido el caos de PlayGround me fui a trabajar a un medio tradicional, mas sentía que ya no encajaba. Así que volví y llegué a tiempo para poder ver el colapso. El ERE, que fue durísimo de ver, una auténtica bofetada del planeta real. Pero esto asimismo es el planeta cultural y digital en España: el ciclo permanente del colapso. En dos mil dieciocho fueron los medios nativos digitales y ahora son las agencias de influencers que comienzan a dar señales de agotamiento.

P. ¿Cree que la de los influencers va a ser la próxima burbuja en explotar?

R. Creo que ya pasa. Las agencias pasan una crisis muy grande. Los medios prosiguen en exactamente la misma crisis. Y la publicidad digital, que parecía el último refugio, tampoco está a salvo. Lo que pasa es que no se dice, llegamos a reconocerlo siempre y en todo momento después. En parte por el hecho de que al decirlo se levantan las alarmas, mas si charlas con gente de estos ámbitos en privado, es lo que cuentan.

La realidad de los medios nativos digitales es que aparecieron, abrieron un espacio que no existía, y una vez que se produjo este espacio llegó gente con más recursos y más fuerza y se lo quitaron

P. ¿Cuánto influyó el cambio del algoritmo de Facebook en la caída de PlayGround?

R. Mucho, mas no fue solo culpa del algoritmo. No funcionaba nada. La realidad de los medios nativos digitales es que aparecieron, abrieron un espacio que no existía, y una vez que se produjo este espacio, llegó gente con más recursos y más fuerza y se lo quitaron. Yo ya antes empleaba el móvil para poder ver vídeos de PlayGround, al tiempo que ahora tengo la app de Netflix. Había medios que no tenían ni cuenta de Twitter en esa temporada, o tenían cincuenta seguidores. Nadie había pensado que en las redes sociales había un lugar para ellos. Ahora, todos y cada uno de los programas de TV y los medios tienen su canal de YouTube, ponen cortes de las entrevistas en Instagram y TikTok.

P. ¿Si lo hubiesen gestionado mejor habrían podido subsistir?

R. Sí, hay medios que lo han conseguido por el hecho de que no lo fiaron todo a Facebook, que se encargaron de cuidar asimismo una web, mientras que PlayGround lo puso todo en Facebook. Yo estaba en estas asambleas donde nos afirmaban que nuestro negocio estaba allá y que lo demás no importaba. Aun así, creo que el negocio era insostenible, a no ser que hubiesen sido muy cautelosos, lo que no fue ninguno de ellos.

P. En 5 años, Facebook ha pasado de ser la red social que dejaba ganar millones con los anuncios, a volverse intrascendente.

R. Totalmente. Ya absolutamente nadie está en Facebook. Se ha quedado un puñado de gente que no sabemos realmente bien qué es lo que procuran. Se ha transformado en el ghetto de las redes sociales.

P. ¿Dónde se miran ahora los contenidos?

R. Las cosas ya no te vienen de un solo lugar. Ahora cada uno de ellos tiene un timeline totalmente diferente. Probablemente, no compartimos más de un veinte% de los contenidos que están en la red de redes, por el hecho de que la realidad está considerablemente más polarizada que hace una década. En el momento de escoger contenidos debes hacer una condimenta de sanación extrema: escoges un podcast, una serie de Netflix que no ha visto absolutamente nadie, un reportaje que está en Filmin, una cuenta de Twitter de una escritora que no para de plantear ideas… El panorama está de manera profunda fragmentado.

Estoy fantaseando con adquirirme un teléfono viejo que no tenga internet

P. ¿No se corre el peligro de sobresaturar a los usuarios con tantos estímulos?

R. Claro, la gente está agotada. Estoy fantaseando con adquirirme un teléfono viejo que no tenga internet. Esto ya no da para más. Nos ha enfermado a todos y vamos a precisar unos años para recomponernos a nuestros y a las amistades que se han puesto en cuestión. Nuestra concentración, el de qué manera nos relacionamos con el planeta. Y todo ha sido por los smartphones, una cosa que hemos creado mismos y que es brutal, mas en ocasiones asimismo es demasiado.

P. En el libro habla de los medios nativos digitales como las “sectas” de Facebook. ¿Cuál sería la secta de dos mil veintitres?

R. La Kings League. Y una secta tipo Midsommar además, muy hortera, muy de España. El otro día vi una emisión entera por vez primera, por el hecho de que hasta el momento solo me había encontrado con fragmentos en redes, y prácticamente me caigo de la silla.

P. En los años de máxima viralidad, se charlaba de PlayGround como de la prensa de mileniales. ¿Cuál es la prensa de los centeniales?

R. Hay un tema muy ameno con esto, y es que no sabemos nada de ellos. Muchas veces estoy en asambleas donde se trata de elucubrar qué le agrada a los centeniales. No se lo puedes consultar de manera directa por el hecho de que, al contrario a los mileniales, no están en estos espacios. Es evidente que están en otras movidas. Sabemos que están en TikTok, que están en Twitch, que los juegos para videoconsolas seguramente son su cine, y que se ha roto algo de una forma más terminante. Pero el resto es especulación, y si tratas de escucharlos, tampoco sacas nada claro.

P. A pesar de los similares pasmantes, más que la historia de PlayGround, Contenido es la historia de una generación que creía que merced a internet iba a mudar el planeta. ¿Lo lograron?

R. Quizá había una cierta ingenuidad en meditar que esto era posible. La novedad era tan bestia, que absolutamente nadie podía calibrar sus consecuencias y todo cuanto iba a traer. Nos subimos a todo a esto pensando que íbamos a poder terminar con la gente casposa que no nos dejaba hacer cosas que molaban, mas verdaderamente el inconveniente son las personas. Nada de boomers, mileniales o centeniales. Así que una vez que se dibujaron los nuevos espacios, llegaron exactamente los mismos inconvenientes de siempre y en todo momento. Hemos hecho un viaje muy tonto para terminar con lo mismo o peor. Toda la experimentación que trajo lo audiovisual con la llegada del 4G a los móviles ha acabado acabando en la reconstrucción de la TV, de la forma más penosa.

P. ¿Qué vídeo viral grabaría hoy?

R. Me agradaría hacer un vídeo de mucha risa sobre como España se pondrá las pilas con el tema de la inteligencia artificial. Españoles procurando explicar a la inteligencia artificial qué es ser españoles, o conceptos como “vengo en diez minutos” y que no llegas jamás. Lloraríamos de risas con eso.

_

Adrian Cano

Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica. Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales,  es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.