El viento y el agua dan un nuevo respiro a la tercera una parte de los hogares españoles, los que han optado por la tarifa regulada de la luz o PVPC. El costo de la electricidad en el mercado mayorista, del que se alimentan estos 8 millones de usuarios, proseguirá este domingo la tendencia de las jornadas precedentes, conforme los datos del Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), y promediará poco más de 5 euros por megavatio hora (MWh), con toda la madrugada, la mañana y las primeras horas de la tarde a costo cero. Solo desde las diecisiete, el costo de la luz va a dejar atrás la zona cero.

El jalón de los costes cero a lo largo de una buena parte de la jornada no es ni muchísimo menos frecuente. Pero tampoco es un récord: hace algo más de una década, el veintinueve de marzo y el 1 de abril de dos mil trece, la electricidad promedió cero a lo largo de toda la jornada. Entonces, como ahora, los aerogeneradores operaron prácticamente a plena capacidad y favorecieron una radical caída en la cotización de la electricidad. La máxima es clara: cuantas más renovables hay en el sistema, más asequible es la factura que paga un buen número de hogares y más baja es, asimismo, la inflación. Es la invisible línea de puntos que une la meteorología y la macroeconomía.

El mercado eléctrico de España encadena, así, dos jornadas de costes bajo mínimos: este sábado el promedio diario —aún más bajo: uno con cincuenta y uno euros por megavatio hora (MWh)— fue el menor desde finales de enero de dos mil veintiuno. La semana que está a puntito de acabar es, asimismo, la más asequible en el mercado mayorista (y, en consecuencia, asimismo para quienes optan por el PVPC) desde mediados de febrero de dos mil veintiuno.

Quienes no pueden aprovechar esta secuencia de bajos costes son los más de veinte millones de clientes del servicio que están en el mercado libre y que no tienen una tarifa indexada: en su caso, el costo recuerda con la compañía suministradora y no depende de lo que ocurra en el pool.

A partir del lunes, no obstante, el cambio de condiciones meteorológicas, con menos viento, adelanta un encarecimiento de la luz. De ahí que lo más conveniente sea adelantar en lo posible todos y cada uno de los consumos gestionables (la lavadora, el horno, el lavaplatos, la carga del turismo eléctrico…). Tanto por razones económicas —cargar al completo la batería de un vehículo ronda estos días los dos euros para un consumidor en el mercado regulado, por ejemplo— como ambientales: los costes cero en el mercado mayorista son, asimismo, homónimo de desperdicio de energía, pues la generación es mayor que la suma de la demanda interna y las exportaciones.

Nada que ver con la salvedad ibérica

En estos valores no tiene ninguna incidencia la llamada salvedad ibérica, que lleva inactiva desde finales de febrero por la fuerte bajada del costo del gas y la subida en los umbrales de activación tras la última prórroga aprobada por la Comisión Europea. Para que entre en vigor, la cotización del gas ha de ser hoy igual o superior a sesenta y tres con nueve euros por megavatio hora (MWh); una cantidad alejadísima de los presentes treinta y cuatro euros en el mercado ibérico (Mibgas).

El viento no solo está laminando los costes en España y Portugal: el resto del continente asimismo vive jornadas históricamente económicas. La caída, no obstante, es en especial acusada en la Península, cuyas interconexiones con el resto de Europa prosiguen estando muy bajo lo aconsejable.

La nuclear, en mínimos de trece años

Las ráfagas de viento y el regreso del agua —en octubre, las centrales de energía hidroeléctrica más que duplicaron su producción con respecto a un año atrás— no solo están reduciendo drásticamente los costes y las emisiones del sistema eléctrico de España, reduciendo a mínimos el consumo de gas natural. También llevan a las centrales de energía nuclear a reducir su potencia hasta cotas históricamente bajas: desde el jueves, las 7 centrales de energía nuclear españolas están produciendo menos que jamás desde el 1 de enero de dos mil once, hasta donde alcanzan las cantidades de Red Eléctrica de España (REE).

Una una parte de esa caída en su aportación, que documenta el gestor de proyectos renovables y especialista en energía Xavier Cugat, debe ver con que dos de ellos están fuera de juego por recarga. Pero eso no explica ni muchísimo menos todo: los otros 5 están regulando la cantidad de electricidad que inyectan a la red para eludir el desperdicio de energía y pues, a los valores actuales, las cuentas simplemente no les salen a sus dueños.

En lo que va de año, las fuentes renovables (viento, sol y agua) han cubierto más de la mitad de la demanda de electricidad, tal y como adelantó este diario a fines de octubre. Una cifra sin precedentes. Si se aúna la nuclear, que tampoco genera emisiones de CO₂, se supera sobradamente el setenta%.

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Mercedes Cruz Ocaña