Los mejores líderes están conectados de forma diferente. Aprenden a admitir exactamente las mismas cosas que los hacen anormales.
Somos una cultura ofuscada con observar la grandiosidad del resto.
En parte, esto es debido a que, egoístamente, aguardamos que, al conocer a estas personas de enorme éxito, algo de su grandiosidad se nos pegue.
Pero hay una parte esencial que no tenemos en cuenta: La grandiosidad viene de ser diferente. Dicho de otra manera, la grandiosidad viene de ser anormal.
Por su definición, la grandiosidad está reservada a los pocos singulares que están fuera de los confines estadísticos de la normalidad. Para todos y cada uno de los que nos esmeramos por ser el próximo Elon Musk o Steve Jobs, en lo que no pensamos es en los sacrificios que deberíamos hacer para poder llegar a los límites de tan notable anomalía.
Uno de esos sacrificios viene en forma de diagnóstico clínico. Bendecidos o malditos con condiciones y discapacidades como el TDAH, la dislexia y el trastorno del fantasma autista, existen muchos casos de grandes figuras que tienen psiques y cerebros «anormales».
La lista de líderes, artistas, atletas y otras personas conocidas con este género de diagnósticos es larga. Entre los primeros de la lista se hallan Elon Musk, diagnosticado con Asperger; Richard Branson y Steven Jobs, como disléxicos; y otros muchos.
Sus cerebros están conectados de forma diferente. Su grandiosidad procede de lo mismo que la sociedad les afirma que los hace desfavorecidos, desorganizados y disfuncionales.
Hay muchas pruebas, tanto anecdóticas como científicas, que sugieren que los llamados individuos anormales tienen una clara ventaja al ser capaces de meditar de forma diferente.
Peter Thiel ha dejado perseverancia de que el Asperger es algo bueno para la innovación en los negocios. En su libro de dos mil catorce Zero to One, Thiel y el coautor Blake Masters escriben: «Si eres menos sensible a las señales sociales, entonces es menos probable que hagas lo mismo que todos y cada uno de los que te rodean.» El pensamiento grupal es malo para los negocios. Y, conforme Thiel, los mejores inventores e renovadores dejan su huella en el planeta yendo a contracorriente.
Además, sabemos por las investigaciones que, en comparación con los no disléxicos, los adultos disléxicos presentan pruebas consistentes de mayor inventiva en labores que requieren novedad o perspicacia y estilos de pensamiento más renovadores.
Una de las primordiales conclusiones de la sicología y la neurociencia más modernas es que lo que significa ser «normal» o «anormal» es arbitrario y hay un progresivo. Encasillar a las personas en categorías sicológicas ordenadas no refleja la realidad de la psique humana.
Incluso , la gente corriente, podemos ser «normales» y «anormales» al tiempo. De hecho, podemos llegar a los límites de la grandiosidad de un modo u otro.
Recuerda lo siguiente mientras que procuras localizar tu versión de grandiosidad anormal.
El número de habilidades, talentos, valores, actitudes y comportamientos precisos para la grandiosidad son abundantes. Habrá algo en ti que sea diferente a la mayor parte. Esté abierto a las distintas posibilidades. Y adéntrate en territorios mentales y en las versiones de ti que aún no has explorado.
El conocido psicoanalista Carl Jung charlaba del «yo en la sombra» arquetípico, la versión de una persona que es obscura y espantosa y que tiende a ser reprimida en el inconsciente. Pero con frecuencia las versiones más notables de nosotros mismos se hallan en las sombras.
«Uno no se alumbra imaginando figuras de luz», escribió Jung en una ocasión, «sino haciendo consciente la oscuridad».
Ser diferente puede ser duro. En el camino cara la busca de tu versión de la grandiosidad, deberás estregar a ciertas personas el camino equivocado. Puede que aun debas enfadar a ciertas personas. Sin embargo, hacerlo va contra nuestra naturaleza evolutiva.
La mayoría de la gente está ofuscada con sostener una buena reputación. Esto explica por qué los humanos somos capaces de existir entre familiares no relacionados en grandes conjuntos sociales: La colaboración es el resultado del temor de una persona a arruinar su reputación. Solo hay que saber que la ansiedad por la posibilidad de ser expulsado del conjunto es seguramente exagerada.
Afortunadamente, se puede pelear por la peculiaridad y continuar sosteniendo una buena reputación.
La maestra Francesca Gino, de la Escuela de Negocios de Harvard, habla de ejercer el «inconformismo creativo». El «efecto de las zapatillas rojas», como se ha bautizado, ayuda a explicar por qué ser diferente puede hacer que el resto te vean con buenos ojos.
Sólo hay que llevar cuidado de expresarse sinceramente. La gente se percatará de que eres falso o que procuras fingir.
Así puesto que, sé anormal.
Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.