Los emprendedores de alto impacto de Latinoamérica y el Caribe encaran un factor “invisible” que amenaza su salud: la amenaza del malestar
sicológico y del burnout, debido a la presión a la que se hallan sometidos para sacar adelantes sus proyectos.
Una investigación reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha lanzado luz sobre la realidad sigilosa que encaran los
emprendedores de alto impacto en la zona, que viven una preocupante tendencia cara el burnout y el malestar sicológico.
El documento titulado “El factor invisible: bienestar y salud mental para robustecer el ecosistema emprendedor de alto
impacto en América Latina y el Caribe” revela que existen retos profundos que encaran aquellos que lideran las ideas empresariales que
responden a esta clasificación.
Para el BID, este género de emprendedores están al frente de ideas que, “a través del desarrollo de productos y servicios sostenidos en modelos de
negocio con potencial de desarrollo veloz, rentable y sustentable, y apoyándose en tecnología, abordan problemáticas sociales y ambientales que procuran
impactar de forma positiva a la población”, en especial, a los más pobres y frágiles.
Para conseguir estos resultados, tuvieron presente las experiencias de creadores o cooperadores de start-ups -entendidas como empresas emergentes o con
tiempo de creación de 1 a cinco años-, como pequeñas y medianas empresas establecidas en el mercado y emprendimientos sociales (ideas financieramente sustentables mas
sin fines de lucro, con enfoque en especial asociado ambiental).
Las señales son alarmantes, puesto que se calcula que seis de cada diez emprendedores presentan síntomas de burnout moderado, al tiempo que tres de cada diez exhiben
síntomas severos de malestar sicológico.
De pacto con el Índice ‘WHO-5’ desarrollado por la Organización Mundial de la Salud, el sesenta y cuatro% de los participantes dieron señales de niveles moderados
de burnout, al tiempo que un veinte% muestra indicativos claros de burnout severo. Además, se estima que un treinta% padece de malestar sicológico en términos
de aceptación de sí, relaciones positivas con otros, autonomía en la toma de resoluciones, control sobre su ambiente y busca de desarrollo
personal.
Uno de los factores esenciales que contribuye a este fenómeno es la percepción de que los emprendedores están encarando una creciente presión
financiera, en especial relacionada con el alzamiento de capital. EL BID resalta que el setenta y tres% de muestra examinada siente esta presión, seguida por
la necesidad de crear en modelos de negocio, financiación y desarrollo (sesenta y uno%), y la repercusión de la coyuntura económica del ambiente (sesenta y uno%).
El bienestar mental de los emprendedores asimismo se ve perjudicado por la necesidad de éxito en ventas o la expansión cara nuevos mercados (cincuenta%) y el
aprovechamiento de largas horas de trabajo (cincuenta y tres%). Sin embargo, se observa que las causas cambian en dependencia del nivel de bienestar subjetivo de los
emprendedores.
Para contrarrestar estos retos, estos recurren a una pluralidad de estrategias y prácticas. El ochenta y cuatro% busca prosperar su bienestar por medio de estilos de
vida saludables, como el ejercicio, la música, la lectura y el sueño. Además, un treinta y dos% halla apoyo en la conexión social, pasando tiempo con
familiares, amigos y participando en actividades grupales. También se resaltan prácticas de espiritualidad y religiosidad (treinta%), así como terapias
psicoterapéuticas (veintisiete%) para abordar emociones y tensiones.
Este estudio destaca la relevancia de abordar el bienestar mental en el ecosistema emprendedor. Además de ser esencial desde una perspectiva humana,
el cuidado de la salud mental asimismo impacta de manera directa en el éxito de los emprendimientos de alto impacto en Latam.