Buena una parte de la información del juicio contra Google por abuso de situación dominante en el mercado de las buscas que se está desarrollando en Washington se sostiene reservado. El juez, las partes y los testigos a quienes corresponde pueden verla, mas no el público. Este viernes, no obstante, el Departamento de Justicia ha insistido en levantar la confidencialidad de un dato clave. Pese a las resistencias de la defensa, el juez Amit Mehta lo ha concedido. Tras un receso, el alto ejecutivo de Google Prabahar Raghavan, jefe de buscas y propaganda de la compañía, ha debido aportar un dato revelador: Google se gastó veintiseis y trescientos millones de dólares estadounidenses (unos veinticuatro y novecientos millones de euros al género de cambio actual) para ser el buscador por defecto de teléfonos móviles y navegadores. Aunque eso no se hecho explícito en la vista, el grueso de esa cantidad corresponde a los pactos con Apple.
El Departamento de Justicia ha accedido a través de requerimientos a informes y comunicaciones internas de la compañía para emplear en el juicio por monopolio más esencial en dos décadas. Varios de ellos se han expuesto en la sesión de este viernes en el juzgado federal de Washington donde se festeja el juicio. En la sala han estado presentes abundantes abogados de las dos partes en pleito y un pequeño conjunto de medios, entre ellos Forbes Hispano. Los documentos se proyectaban sobre una pantalla en el juzgado número diez mientras que el fiscal iba interrogando a Prabahar Raghavan, autor de múltiples de los informes y receptor o transmisor de ciertos mails.
Una una parte de la información continuaba tachada por motivos de confidencialidad. El fiscal, no obstante, ha insistido en que se debería publicar una cantidad que consideraba en especial relevante, en un cuadro bajo las cantidades TAC, iniciales en inglés de costo de adquisición de tráfico, y sus componentes, en especial los pagos para ser el buscador por defecto de los navegadores de ordenadores y teléfonos. Los abogados de Google se han opuesto aduciendo que se trataba de “información altamente sensible” y que podía condicionar su situación negociadora, conforme han explicado John Schmidtlein, asociado de la firma de abogados Williams & Connolly, y sus asistentes. Pero el fiscal ha insistido en que se trataba de una cantidad sin que se conozca a quién se paga ni por cuánto tráfico y, tras un receso, el juez le ha dado la razón.
Los veintiseis y trescientos millones de dólares estadounidenses pagados para ser el buscador por defecto son la mayor partida de esos costos de adquisición de tráfico, que ascendieron a cuarenta y cinco y seiscientos millones de dólares estadounidenses en dos mil veintidos. Google tuvo ese ejercicio unos ingresos de publicidad por buscas de ciento cuarenta y seis mil cuatrocientos millones de dólares estadounidenses. Los analistas calculan que Apple recibe unos veinte millones anuales por sus pactos para dar preferencia a Google en las buscas. Si la sentencia del juicio del monopolio impidiera esos pactos, Apple podría ser aún más perjudicado que la propia Google.
En el interrogatorio al alto ejecutivo de Google se han mostrado comunicaciones internas de la compañía en las que se señalaba el peligro que implicaba una dependencia del tráfico de Safari, el buscador de Google. En uno de los informes se señalaba que cuando los usuarios hacen una busca en ese navegador “no saben que están buscando en Google”. El Departamento de Justicia ha tratado de enseñar de qué manera la compañía procuraba que las buscas se hicieran de manera directa por medio de su navegador.
Según el Departamento de Justicia, Google ha mantenido y abusado de manera deliberada de su poder monopolístico (acapara el noventa% de las buscas en EE UU) a través de pactos de distribución anticompetitivos y excluyentes que bloquean las situaciones predeterminadas de busca en navegadores, dispositivos móviles, ordenadores y otros dispositivos, como con otras limitaciones. Esos pagos millonarios serían una parte de esa estrategia.
Google, integrado en el conjunto Alphabet, mantiene por su lado que abonar a los fabricantes de dispositivos y a las operadoras por la promoción auxiliar de servicios como Chrome y Search es “similar a como un supermercado podría cobrar a una marca de cereales por promocionar sus productos a la vista en una estantería o al final de un pasillo”.
El fiscal asimismo ha mostrado que la introducción de ChatGPT y el uso de la inteligencia artificial para las buscas en su contrincante Bing, propiedad de Microsoft, al que Google respondió con su herramienta Bard, apenas ha perturbado el panorama competitivo. En su defensa, Google ha sostenido a lo largo del caso que hay más formas que jamás de buscar información: preguntando a ChatGPT, con recomendaciones en TikTok, Reddit o Instagram o con buscas de productos en Amazon.
Los documentos mostrados por el fiscal este viernes han mostrado la tensión interna que se vivió en la compañía entre aumentar al máximo los ingresos promocionales y intentar sostener una mejor experiencia de usuario.
Prabahar Raghavan asimismo ha aceptado que Google desarrollo una estrategia para intentar captar una parte del presupuesto dedicado por los anunciantes a redes sociales con el desarrollo de un nuevo formato, Discovery Ads. El ejecutivo ha dicho que lo hizo a solicitud de los anunciantes y que fue un éxito, puesto que consiguió abrirse paso en ese segmento sin canibalizar la publicidad tradicional asociada a las buscas.
Google tiene pendiente de juicio otra demanda del Departamento de Justicia y múltiples estados por abuso de situación dominante en el mercado de la publicidad digital. La demanda solicita la división del negocio promocional de Google a través de desinversiones para promover la competencia. En la vista de este jueves en Washington, los fiscales han pedido que se desvelaran las buscas que producen un mayor volumen de ingresos, mas la compañía ha conseguido que esa información se sostenga reservado.