Potenciar tu emprendimiento o negocio para que avance hacia otros niveles y crezca necesita de la combinación un conjunto de herramientas, estrategias
o habilidades que te permitirán diferenciarte de los demás y obtener ventajas competitivas.
Hay muchas ideas o métodos ahí afuera que te harán crecer, pero estos cinco pueden convertirse en un cóctel potente y efectivo para explorar esas
reservas “escondidas” que tenemos y que precisamos liberar.
El empleo del storytelling, el uso de la estrategia omnicanal, el Benchmarking (aprender de tu “rival”), el tratar de evolucionar hacia una
“organización inteligente”, así como el arte de construir una marca sólida son cinco piezas centrales para ese despegue que necesitas o que estás
buscando.
Estúdialas para comprender su utilidad y ver de qué forma puedes emplearlas en tu día a día para aumentar exponencialmente el negocio que ya tienes o
empezar uno de la mejor forma.
Storytelling: contar historias para “humanizar” tu marca
El storytelling es una herramienta poderosa porque, bien empleada, te ayuda a crear una narrativa que conecta emocionalmente con el público. Más allá
de solo proporcionar información, puedes transmitir los valores, la personalidad y la visión de la empresa mediante historias.
El término está compuesto por las palabras “story”, que significa “historia” o «relato», y “telling”, que significa “contar” o “narrar”. En resumen, es
una práctica casi tan antigua como la humanidad misma y, por siglos, ha sido empleada para transmitir conocimientos, valores, y tradiciones en
distintas culturas.
De esa fórmula tan sencilla y exitosa, hay muchísimos ejemplos en áreas tan disímiles como la publicidad, el marketing, la educación, la política, el
entretenimiento y la comunicación.
Nada mejor que despertar emociones en tus clientes o atraer otros nuevos mediante un relato poderoso, bien estructurado y, a la vez, divertido. Esta
puede ser la clave para sobresalir entre tantas marcas que hay compitiendo por ahí.
Todo lo que necesitas para un buen storytelling es contar cómo tu marca resuelve los problemas de tus clientes o cómo has superado obstáculos en el
camino para llegar hasta dónde estás.
Un claro ejemplo de que los clientes no solo compran productos, sino experiencias, está en el uso excelente del mismo que hace la marca de ropa
deportiva Nike, una fábrica de grandes microrrelatos de alta calidad.
Su mítico “Just do it” es uno de los eslóganes más eficaces que se hayan visto, un referente de la publicidad y un éxito que perdura en el tiempo
porque logró “contar” algo que tocó a las personas. Tantos años después, todavía sigue vigente.
Benchmarking: aprender de la competencia y de nosotros mismos
Estudiar a fondo tu organización y a la competencia, no solo para detectar sus puntos débiles sino para reconocer también sus virtudes y buenas
prácticas, puede convertirse en una ventaja competitiva que te aúpe al éxito.
De eso y de mucho más, va el Benchmarking, que no es más que comparar y medir el rendimiento, las prácticas y los estándares de una organización con
respecto a los mejores desempeños de otras referencias del mercado. En otras palabras: conócete y conoce al otro, pero también, aprende qué estás
haciendo bien para hacerlo escalable y toma de los demás lo mejor, para seguir creciendo.
Hay varios tipos de benchmarking:
-Interno (comparación dentro de la misma organización).
-Competitivo (comparación con competidores directos).
-Benchmarking funcional (comparación de funciones específicas).
No deseches nada, pues todo puede servir como fuente de información: desde estudios de mercado, datos financieros, hasta análisis de procesos.
Para desarrollar esta “evaluación comparativa” hay que mirar dos aspectos fundamentales: un punto de referencia o benchmark adecuado (contra qué vamos
a comparar) y un sistema o medio para medir de manera objetiva los objetivos, actividades y resultados.
Nuestro objetivo debe ser el comprender cómo otras organizaciones o productos llegan a esos altos niveles de rendimiento y eficiencia, para hacer lo
mismo con nuestra empresa o compañía.
¿Por qué ser una organización inteligente?
El Benchmarking es una parte muy importante de algo que deberíamos hacer siempre para no quedarnos desfasados: mejorar continuamente y aprender de lo
interno y lo externo. Dicho esto, es una herramienta que no debe faltar en una “organización inteligente”.
Aprender de tus experiencias y mejorar, no es un consejo solo para la vida, sino para alcanzar el éxito en tu proyecto personal o negocio. De esa
característica, entre muchas otras, es que están hechas las organizaciones inteligentes, pues saben apoyarse en el talento que poseen para aprovecharlo
al máximo y seguir creciendo.
Uno de esos casos es Google, que ha dejado de ser, simplemente, un gigante tecnológico para volverse un sistema que maneja eficientemente la
información, la convierte en algo más y triunfa en la era de la economía del conocimiento. Su capacidad para aprender de cada uno de sus miembros y
obtener resultados es una de las claves de su éxito global.
Este ha desarrollado una cultura organizacional única que impulsa la colaboración, el intercambio de información y la innovación. La visión compartida
por todos los miembros fomenta el trabajo colectivo, que ha llevado a grandes resultados. Al mismo tiempo, se alienta el desarrollo de ideas
personales.
Todo lo anterior, la ha convertido en una entidad “viva” que constantemente aprende, aprende haciendo y se cuestiona a sí misma. Esta capacidad de
adaptación continua le permite construir un futuro más próspero y de crecimiento.
¿Qué es una estrategia omnicanal y por qué debería tener una?
Si empleas distintos canales de comunicación para llegar a potenciales clientes, es hora de preguntarte si estás aplicando una estrategia omnicanal o
solo estás “bombardeando”, por distintas vías, con la esperanza de obtener resultados. ¿Tengo planes alineados? ¿He logrado coordinar mis objetivos y
metas en todos los dispositivos y plataformas para lograr el mayor impacto posible con un mensaje coherente?
La omnicanalidad implica una integración y coherencia de la experiencia del cliente en los distintos canales de comunicación y ventas. Sí, hay que
disponer de varias formas para hacer llegar el mensaje, pero necesitamos que haya coordinación y un plan para maximizar el impacto.
Si te fijas en Netflix, podrás detectar los indicativos de una estrategia omnicanal, pues permite a los usuarios acceder a su contenido a través de
televisores inteligentes, computadoras, tabletas y teléfonos móviles, algo que brinda flexibilidad para disfrutar del contenido en diferentes momentos
y lugares.
La omnicanalidad pretende brindar, entonces, una experiencia de compra y servicio integrada y fluida a través de múltiples canales de comunicación y
ventas.
Para sumar un ejemplo “de la vida diaria”, en una tienda omnicanal usted podría ver, tocar y sentir lo que se vende “en vivo”. Después, tendrías la
posibilidad de escanear un código de compra que te lleve a la tienda online para comprar, con la posibilidad de retirar en persona o recibirlo en
alguna dirección. En sentido contrario, puedes buscar un producto en el sitio web, agregarlo al carrito de compras en la aplicación móvil y finalizar
la adquisición en la tienda física.
Una estrategia de este tipo te brindará, entre otras ventajas, una experiencia de cliente mejorada, coherencia en la marca, personalización y
relevancia, mayor alcance y audiencia, aumento de ventas y hasta un mejor aprovechamiento de datos.
La necesidad de construir una marca sólida
¿Por qué debería construir una marca sólida para mi negocio? La primera razón y una de las más importantes es la diferenciación. Esta es tu ADN, esa
característica que te hará único en el mercado, dentro de la competencia feroz que nos rodea.
Una imagen sólida ayuda a tomar distancia con un producto o servicio y que los consumidores te asocien con valores, personalidad y calidad. De esto
depende, en gran medida, su decisión de compra.
Igualmente, es la mejor forma de ganarte la lealtad. Muchas veces olvidamos que las personas, en gran medida, se vuelven fieles porque se identifican
con los valores y la identidad que proyectamos. Pregunta, a muchos conocidos, por qué consumen este producto o aquel y tendrás la respuesta.
Si tienes ya tu negocio o una idea que quieras aplicar, entonces hay pasos claves que puedes seguir.
-Define tu propuesta de valor. No llegarás a ningún lado si no reflexiones alrededor de qué hace que tu negocio sea único y por qué te eligirían a ti
sobre los demás. Cuando lo tengas claro, conéctala con el marketing que haces.
-Identifica tu target o audiencia objetivo. Conócelos mejor, averigua sus gustos, preferencias, deseos, necesidades para afinar la estrategia que mejor
se ajuste a tus necesidades.
-Todo marca precisa de una identidad visual atractiva. Dedica tiempo a tu logotipo y a escoger tus colores, acorde con aquello que pretendes trasmitir.
-Encuentra tu voz y tono: esto te permitirá saber cómo comunicarte e interactuar siempre con los clientes y te permitirá definir, con antelación, como
responder a determinada situación.
-Ofrece una experiencia de cliente única: nada mejor que despertar emociones mientras vendes. Si quedan complacidos con el trato y la forma, además de
la calidad del producto, de seguro volverán.
-Crea contenido valioso mediante el uso del storytelling. Esta es una herramienta poderosa porque, bien empleada, te ayuda a crear una narrativa que
conecta emocionalmente con el público. Más allá de solo proporcionar información, puedes transmitir los valores, la personalidad y la visión de la
empresa mediante historias.