Probablemente uno de los ejemplos más conocidos es el de la música digital. A inicios de los años dos mil, los universitarios se dedicaban a compartir descargas de música «ilegales», y las discográficas se dedicaban a demandar a los universitarios y a forzar la quiebra de Napster. Steve Jobs vio en ello una ocasión, creó iTunes y logró que todas y cada una de las grandes discográficas admitieran firmar por 1 dólar/descarga, transformando un mercado furtivo en un negocio de mil millones de dólares americanos. iTunes engendró Pandora, que a su vez engendró Spotify. Y ahora estamos acá.
Los mercados grises florecen cuando la demanda de los usuarios se adelanta a la ley. Mucha gente arrendaba habitaciones contra las leyes locales; llegó Airbnb y lo transformó en un negocio de cuatro mil millones de dólares americanos. Muchas empresas de vehículos privados se brincaban la opresiva normativa del taxi; llegó Uber y lo normalizó con doce millones de dólares americanos.
Los mercados grises siempre y en toda circunstancia han existido en el negocio de los valores, en especial en lo relativo a los empleados de empresas tecnológicas que tienen opciones sobre acciones privadas y desean vender ciertas. Nuevas start-ups como EquityZen trabajan para dar luz a esta ocasión.
En toda América Latina existía un enorme mercado informal de personas que hacían recados por ti. Tres chicos de Colombia crearon Rappi para formalizar este mercado. Consiguieron mil millones de dólares americanos de SoftBank y ahora son una de las compañías de más veloz desarrollo en toda América Latina.
En mi trabajo con el Centro Miller para el Emprendimiento Social, hemos graduado a múltiples empresas de microfinanzas triunfantes, sustituyendo a los usureros predadores en el planeta en desarrollo con servicios financieros normalizados.
Así que cuando procures una ocasión empresarial, piensa en los mercados grises. Los que están floreciendo acostumbran a ser indicadores de que la demanda de los usuarios va por delante de los reguladores y los titulares. Hay oro en esas colinas.
Bogotá (Colombia), 1989. Apasionado por la investigación y el análisis de temas de interés público. Estudió comunicación social en la Universidad de Bogotá y posteriormente obtuvo una maestría en periodismo investigativo en la Universidad de Medellín. Durante su carrera, ha trabajado en diversos medios de comunicación, tanto impresos como digitales, cubriendo temas de política, economía y sociedad en general. Su gran pasión es el periodismo de investigación, en el cual ha destacado por su habilidad para descubrir información relevante y sacar a la luz temas que a menudo se mantienen ocultos.