El 20 de agosto, a las 14.02 (hora peninsular española), casi nueve millones de españoles estaban pegados a la pantalla para ver a la selección española de fútbol ganar el Mundial en Sídney, el segundo título planetario en la historia del país. Media hora después, miraban a las campeonas levantar la copa y celebrarlo por todo lo alto con la reina Letizia y la infanta Sofía en el campo. En el tiempo que pasó de un momento al otro, el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, propinó un beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso, una de las veteranas de la selección. Sucedió mientras los altos cargos del fútbol mundial y español entregaban las medallas a las campeonas, una escena que las cámaras captaron y retransmitieron en directo: se vio en España y en todo el mundo.
En un momento de euforia total, este beso forzado pasó casi desapercibido no solamente para la mayoría del público, sino incluso para los medios de comunicación. Los comentaristas del partido no dijeron nada en el momento y el episodio tampoco se mencionó en las entrevistas inmediatamente posteriores al pitido final que hicieron a las futbolistas y el entrenador. Pocos se habían dado cuenta de la transcendencia del gesto que habían presenciado en directo, hasta que el suceso saltó a la red social Twitter (ahora conocida como X), y la bola empezó a rodar.
Uno de los primerísimos tuits que llevaba el corte de la retransmisión donde se podía ver a Rubiales agarrarle la cara con las dos manos a Hermoso para estamparle un beso en la boca se publicó a las 14.38 de ese mismo día, unos pocos minutos después del suceso. “WTF, Rubiales dándole un beso en la boca a Jennifer Hermoso”, escribía el sevillano Antonio Velázquez en una publicación que ha obtenido casi un millón de reproducciones. Este tuitero, que estaba siguiendo con atención la final en casa junto a su pareja, recuerda haberse mosqueado desde el principio con la actitud de Rubiales hacia las jugadoras. “Incluso antes de llegar a besar Hermoso, ya estábamos comentando entre nosotros que se le veía con demasiada confianza hacia las futbolistas”, comenta el usuario a este periódico. “Así que cuando llegó el turno de saludar a Hermoso, no se me escapó el beso. Recuerdo que la primera cosa que pensé es que no podía ser. Pero le dimos para atrás en la tele y allí estaba”.
Velázquez grabó con su móvil la escena que vio en la pantalla y la colgó en Twitter, donde estuvo rodando un par de horas hasta que la FIFA eliminó el vídeo por violar los derechos de difusión del evento, que pertenecían a RTVE. Lo mismo pasó a todas las otras publicaciones que en los minutos siguientes aparecieron en la plataforma, como el tuit de la periodista deportiva Claudya Carolina, publicado a las 15.11, que solo ese domingo alcanzó casi un millón y medio de visualizaciones. Ambas publicaciones fueron compartidas por cuentas con miles de seguidores e incluso medios deportivos. Fue a partir de ese momento, desde la red social, cuando todo el mundo —los que vieron la final en directo y también los que no estaban siguiendo la final— se enteraron de que el máximo cargo del fútbol español le acababa de dar un beso no consentido a una subordinada.
“Es indiscutible que las redes han tenido un papel fundamental en el caso Rubiales”, reconoce Asunción Bernárdez, profesora de periodismo en el máster en Estudios de Género de la Universidad Complutense de Madrid. Sin embargo, la catedrática insiste en la convergencia que han tenido los antiguos medios —como la televisión, donde se difundieron las imágenes— y los modernos, que cada vez más funcionan como amplificador de las noticias. “Han sido los dos poderes juntos los que han hecho posible todo lo que ha pasado después. Esto se vio en directo, y en muchos lugares del mundo. Los dos factores han creado una turbulencia mediática imposible de parar”, explica la catedrática.
La indignación en un ‘hashtag’
Y fue justamente en Twitter —el mismo sitio donde muchos se enteraron por primera vez de lo que había pasado— donde más se manifestó la indignación y la condena del gesto del expresidente deportivo. Rubiales se mantuvo entre las primeras dos posiciones de los trending topic en España hasta el 28 de agosto, alcanzando picos de 2.000.0000 de tuits en algunas franjas horarias. Además, los otros temas de tendencias eran todos relacionados con Rubiales, y el único hashtag capaz de quitarle el primer puesto a Rubiales fue el #SeAcabó, las dos palabras unidas con las que los usuarios empezaron a demostrar su apoyo a Jenni Hermoso.
El origen está claro. Es 25 agosto, a las 14.34 horas. Rubiales acaba de terminar su intervención en la reunión extraordinaria de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), convocada para hacer frente a la crisis que el escándalo ha abierto en el organismo. La FIFA ha abierto un procedimiento disciplinario contra Rubiales, y el Gobierno ha avanzado su intención de llevar el caso ante la Justicia. A pesar de que los medios ya le daban por acabado, el expresidente se agarra al cargo, asegura que tuvo el consentimiento de Hermoso y repite hasta cinco veces que no va a dimitir. Es entonces cuando la futbolista Alexia Putellas expresa su indignación en la red social a través de un tuit que va al grano del asunto con siete palabras y una mención: “Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo compañera @JenniHermoso”.
Las palabras de Putellas tardaron menos de media hora en convertirse en un hashtag viral que empezó a circular en Twitter sin parar. #SeAcabó aparece en los comunicados oficiales difundidos por el sindicato de Hermoso y en las pancartas de las mujeres y hombres que se manifiestan en las calles en los días siguientes. Saltó a la prensa internacional y la comparación con el #MeToo —que también empezó en las redes, con el tuit de la actriz Alyssa Milano invitando a todas las mujeres que habían sido agredidas sexualmente a utilizar el hashtag— se hizo inevitable, aunque los fundamentos de los dos movimientos son diferentes.
“El objetivo del Me Too, que en su momento también tuvimos en España, era sacar a la luz toda una serie de agresiones extremadamente graves, y, por lo tanto, imposibles de poner en duda”, recalca la socióloga Amparo Lasen. “El Se Acabó está más enfocado a poner de manifiesto las pequeñas agresiones que las mujeres sufren a diario. Todas estas prácticas que una parte de la sociedad aún no reconoce como problemáticas. De ahí que en cierta prensa y publicaciones se haya hablado de un pico, en lugar de un beso no consentido”, añade Lasen, que, sin embargo, reconoce que la respuesta que ha tenido el movimiento en redes parece indicar un avance.
De hecho, a diferencia de otros acontecimientos mediáticos de este tipo, Rubiales no ha conseguido muchos defensores, incluido en los foros más activos de la llamada manosfera. El hashtag #TodosSomosRubiales, la respuesta machista al #SeAcabó, apenas cuenta con publicaciones, y no ha llegado nunca a estar entre los más utilizados. “Parece que se ha logrado un especie de unanimidad en defensa de Hermoso, es evidente que en este caso la caverna más machista y antifeminista no se ha puesto en marcha”, reconoce Bernández. “Hay gente que quizás minimiza el caso, pero es difícil encontrar a alguien que públicamente defienda a Rubiales en Twitter, porque el asunto es tan evidente que no hay forma de cambiar el relato”.
Más allá del mundo deportivo
Tal ha sido la fuerza de la protesta en redes, que el #SeAcabó tardó tres días en salir del mundo deportivo y aparecer en publicaciones de mujeres de distintos ámbitos laborales que denuncian haber sido víctimas de agresiones. El 28 de agosto, la periodista Sara Brito escribió en Facebook su “relato del #seacabó”, en el cual contaba el maltrato laboral y el abuso de poder sufrido en una redacción al principio de su carrera. La historia se hizo viral al día siguiente, cuando su amiga Paola Corroto, también periodista, difundió las capturas de la publicación de Brito en Twitter, donde alcanzó los dos millones de visualizaciones y cientos de comentarios que repetían el hashtag.
“El intercambio de mensajes con el #SeAcabó que se activaron para apoyar a Jennifer Hermoso lograron que se crearan comunidades de afecto, apoyo y sororidad”, explica la experta en estudios de género María José Camacho. “Y se han visibilizado los testimonios y las emociones compartidas de muchas mujeres, lo que ha dado lugar a nuevas intensidades afectivas que han estado mediadas digitalmente por el hashtag”.
20 agosto
14.30 (hora peninsular española)
Santander (España), 1985. Después de obtener su licenciatura en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, decidió enfocarse en el cine y se matriculó en un programa de posgrado en crítica cinematográfica.
Sin, embargo, su pasión por las criptomonedas le llevó a dedicarse al mundo de las finanzas. Le encanta ver películas en su tiempo libre y es un gran admirador del cine clásico. En cuanto a sus gustos personales, es un gran fanático del fútbol y es seguidor del Real Madrid. Además, ha sido voluntario en varias organizaciones benéficas que trabajan con niños.