Un notario de Vitoria ha confirmado la entrada de nuevos accionistas vascos en Talgo, liderados por José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor. Estos inversores han adquirido el 27,4% del capital de la empresa por 156,7 millones de euros y ya forman parte del consejo administrativo. Gonzalo Urquijo, el anterior consejero delegado, continuará en su puesto hasta finales de enero, mientras Talgo inicia una nueva etapa tras enfrentar dos años de incertidumbre.
Una Nueva Etapa para Talgo
La compañía, especialista en la fabricación de trenes, ha navegado a través de un periodo convulso. En este tiempo, Talgo rechazó una oferta de adquisición completa por parte de Ganz Mavag, un consorcio húngaro cuyo trato fue bloqueado por razones de seguridad nacional. También descartó una fusión industrial con Skoda Transportation y mantuvo conversaciones sobre posibles compras con la polaca Pesa y la india Jupiter Wagon.
Bajo el respaldo de los gobiernos central y vasco, la reestructuración de Talgo se ha concretado con Jainaga controlando el 7,8% del capital, idéntico porcentaje adquirido por el fondo público vasco Finkatuz y la fundación bancaria BBK. Vital, otra entidad de capital, ha tomado un 3,9%, mientras que la sociedad estatal SEPI ha asegurado otro 7,8%. Pegaso, a pesar de ceder el control, sigue siendo el primer inversor individual con un 9,3%.
Un Consejo Renovado
La nueva inversión de Jainaga le ha otorgado dos puestos en el consejo, ocupados por él mismo y por Maite Echarri, directora financiera de Sidenor. Además, se unirá al consejo Juan Antonio Corchero, presidente de la patronal alavesa SEA, en representación de SEPI. También se incorporarán como independientes la abogada Arantza Estefanía y el ingeniero Ricardo Chocarro, quienes aportan mucha experiencia al equipo.
El nuevo consejo se reunió por primera vez bajo la presidencia de Carlos de Palacio. Nombres prominentes como Jainaga y Echarri forman parte de una mesa que también incluye a Antonio Oporto y Marisa Poncela. Corchero y los nuevos independientes esperarán hasta la junta programada para el 27 de enero para asumir sus roles.
Uno de los primeros temas tratados fue el cambio de sede social de Madrid a Álava, donde la compañía tiene sus raíces desde 1942. La planta de Rivabellosa, donde más de 700 personas trabajan, producirá toda la gama de modelos de Talgo.
Refinanciamiento y Nuevos Horizontes
La última junta también aprobó un plan de refinanciación con un paquete financiero de 770 millones de euros, proporcionado por un consorcio de bancos que incluye a CaixaBank y BBVA. Esta suma se divide en un crédito de hasta 650 millones a seis años y un préstamo revolving de hasta 120 millones a cinco años. Además, Talgo dispondrá de una línea de avales por 500 millones para respaldar una cartera de contratos que asciende a 4.000 millones.
Con el liderazgo de Jainaga, se espera la formulación de un plan industrial que aborde los problemas actuales de producción en las plantas. Los retrasos en la entrega de trenes han llevado a penalizaciones significativas, como la de 116 millones impuesta por Renfe, lo que subraya la urgencia de establecer un proceso eficiente para cumplir con los compromisos adquiridos.
La evolución de Talgo en esta nueva era no solo marcará su futuro, sino también reafirmará su identidad como referente del sector ferroviario en el País Vasco.
