El entorno económico de Estados Unidos ha recibido un impulso inesperado que podría beneficiar al presidente Donald Trump. En el tercer trimestre, la economía creció un 1,1%, lo que, al anualizarse, se traduce en un impresionante aumento del 4,3%, el ritmo más acelerado en los últimos dos años, según la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio. Este crecimiento supera al del segundo trimestre, donde la actividad había crecido un 3,8%, además de exceder las expectativas de los analistas, quienes habían anticipado un crecimiento aproximado del 3,2% según Bloomberg y del 3,3% de acuerdo con Reuters.
El mensaje de Trump y el futuro incierto
Trump no tardó en celebrar esta noticia a través de un enérgico mensaje en su red social Truth, donde atribuyó los “maravillosos números económicos” a los aranceles implementados. Sin embargo, también afirmó que «no hay inflación», un comentario que generó controversia. Además, instó a sus seguidores a «rezar por el Tribunal Supremo», en referencia a una decisión inminente sobre la constitucionalidad de los aranceles impuestos a numerosos socios comerciales, un veredicto que podría tener repercusiones significativas para su administración.
Cabe destacar que la divulgación de estos datos se retrasó debido al cierre parcial del gobierno, el más prolongado en la historia de Estados Unidos, que se extendió por 43 días y paralizó la publicación de estadísticas.
Aumento en el gasto del consumidor
El comportamiento del consumidor ha sido un factor clave en este crecimiento, con un aumento en el gasto del 3,5% interanual, comparado con el 2,5% del segundo trimestre. Entre los impulsores de este incremento se encuentran las compras de vehículos eléctricos, anticipándose al final de los subsidios públicos, así como un aumento en el gasto en productos de salud.
Al finalizar un año en el que Estados Unidos logró esquivar la recesión, los datos indican que la economía ha crecido a un ritmo medio del 2,5% desde que Trump asumió la presidencia en enero. En comparación, durante la administración de Joe Biden, ese ritmo se situó alrededor del 2,4%.
Perspectivas de caída en el futuro cercano
No obstante, el futuro puede traer desafíos. La Oficina de Presupuesto del Congreso, una entidad sin fines partidistas, ha pronosticado que el cierre del gobierno podría desinflar el PIB entre uno y dos puntos porcentuales en el cuarto trimestre. Aunque se espera que la mayor parte de esta caída se recupere, la factura final podría oscilar entre 7.000 y 14.000 millones de dólares.
En el ámbito financiero, los futuros de Wall Street permanecen atentos a estos datos, ya que son cruciales para ajustar las expectativas sobre posibles recortes en las tasas de interés del próximo año. Un informe de inflación más favorable de lo anticipado y un repunte en el sector tecnológico han alentado a los inversores, llevando al S&P 500 a acercarse a su récord del 11 de diciembre, aunque la bolsa presentaba un comportamiento relativamente estable antes de la apertura, típico en la proximidad de las vacaciones navideñas.
La situación económica de Estados Unidos es un reflejo de la complejidad del entorno actual, donde las decisiones políticas, las fluctuaciones del mercado y el comportamiento del consumidor dictan el rumbo de la economía. Este vínculo será crucial para observar cómo se desarrollan los próximos meses bajo la administración actual.
