Un nuevo compañero digital para los más pequeños está dando de qué hablar: el Smart Hanhan, un peluche con pantallas en los ojos, de tamaño llavero. Este juguete, que se asemeja a un adorabled Labubu, está disponible en colores púrpura, gris y amarillo y ha sido lanzado por Huawei en China a un precio de 399 yuanes (aproximadamente 48 euros). Pero detrás de su apariencia amigable se encuentra Xiaoyi, un asistente inteligente que promete interactuar y, según la marca, hasta entender emociones.
La Doble Cara de los Juguetes Inteligentes
Sin embargo, la llegada de juguetes inteligentes como Smart Hanhan plantea serias preocupaciones sobre su contenido y la privacidad de los niños. Borja Adsuara, experto en derecho digital, advierte sobre la dificultad de garantizar un espacio seguro para jugar. «¿Qué privacidad les queda a los niños?», se pregunta, resaltando que el derecho a jugar sin ser observado debería ser sagrado.
Un competidor en este mercado es Grok, desarrollado por Curio Interactive. Con forma de cohete y la voz de la famosa cantante Grimes, este juguete interactivo también tiene capacidades para responder preguntas y mantener conversaciones. Bajo el lema «un taller mágico donde los juguetes cobran vida», Grok apunta a niños de tres años o más.
Regulaciones y el Futuro de los Juguetes IA
Aunque actualmente no existen restricciones directas sobre la venta de estos juguetes según el Reglamento (UE) 2024/1689, Adsuara indica que podrían clasificar como productos de alto riesgo. El reglamento establece limitaciones sobre usos prohibitivos, lo que abriría un debate sobre la seguridad de los juguetes con inteligencia artificial.
Adsuara insiste en que el verdadero problema no radica solo en la inteligencia artificial, sino en la gestión de los datos personales. La recopilación masiva de información, especialmente la que proviene de los juegos infantiles, puede resultar en la creación de perfiles detallados que vulneran la intimidad de los menores.
Además, la detección emocional a través de cámaras, prohibida en Europa, se aplica en otros países como China, donde se analiza la atención y el estado emocional de los estudiantes. «Lo que hoy se centra en emociones, mañana podría extenderse a pensamientos,» advierte Adsuara.
Efectos en el Desarrollo Infantil
María Jesús Luque, neuropsicóloga especializada en aprendizaje, subraya que el uso de estos juguetes interactivos puede comprometer la capacidad de atención de los niños. La constante estimulación que ofrecen puede disminuir su capacidad para retener información y desarrollar habilidades cognitivas esenciales. «Cuando todo es inmediato, los niños no ejercen esas capacidades,» explica Luque.
Además de la atención, la interacción con juguetes de alta tecnología puede afectar negativamente el desarrollo del lenguaje y el pensamiento crítico. A pesar de sus preocupaciones, Luque reconoce que la tecnología puede servir como un facilitador si se usa adecuadamente. La clave, señala, es la supervisión parental en el uso de estos dispositivos.
Conversaciones Inapropiadas y su Responsabilidad
Un informe de la organización Public Interest Research Group (PIRG) reveló que algunos juguetes con inteligencia artificial, como Grok y Miko 3, pueden proporcionar información inapropiada, incluso con configuraciones de edad restringidas. Este tipo de interacciones pueden ir desde datos peligrosos hasta contenidos de carácter sexual, lo que plantea un gravísimo dilema sobre la seguridad infantil.
Adsuara enfatiza que la responsabilidad no recae únicamente en los fabricantes. Los padres también tienen un papel crucial en supervisar lo que sus hijos experimentan en entornos digitales. «El entorno digital puede ser más peligroso que el físico,» advierte, instando a la vigilancia en el uso de tecnología, como tablets o juguetes inteligentes.
Reflexiones Finales
La llegada de juguetes como Smart Hanhan y Grok abre un abanico de posibilidades, pero también una serie de interrogantes sobre la privacidad y el desarrollo de los más pequeños. La combinación de innovación y responsabilidad parental será fundamental para asegurar que estos productos cumplan con su función de forma segura y educativa. En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, la protección de los derechos y la privacidad de los niños nunca debe quedar en un segundo plano.
