España se aproxima imparable a la emblemática cifra de 50 millones de habitantes, un hito que traerá consigo múltiples repercusiones en áreas como el mercado laboral, el acceso a la vivienda y la sanidad. Sin embargo, estos números son insuficientes para los empresarios. Un reciente informe de Foment del Treball, publicado por el Servicio de Estudios de la patronal catalana, revela que España necesitará incorporar anualmente a 140,000 inmigrantes en edad laboral para mantener el empleo a flote.
La voz de los empresarios
Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball, subraya la importancia de la inmigración para el crecimiento productivo y competitivo del país. Durante su intervención en el CaixaForum de Madrid, hizo un llamado a los actores sociales y a los poderes públicos para establecer un pacto que facilite la llegada de trabajadores extranjeros. “Sin inmigración, no podemos producir”, afirmó mientras anunciaba la intención de enviar el informe a la CEOE, sindicatos y administraciones para abrir un diálogo constructivo.
Los datos son contundentes: el estudio elaborado por Opina360 advierte que, sin una mayor afluencia migratoria, España podría enfrentar un déficit de 1.4 millones de trabajadores en la próxima década. Este panorama podría dejar un 6.3% de empleos sin cubrir, cifra que se eleva al 12% en regiones como Galicia y Castilla y León.
El reto de la percepción pública
A pesar de los desafíos, Sánchez Llibre tiene claro que la inmigración es esencial para generar riqueza y empleo, un paso necesario hacia la reducción de desigualdades económicas. Sin embargo, somos conscientes de la polarización política actual y del crecimiento de opciones xenófobas en las encuestas. Aun así, el empresario barcelonés está decidido a continuar la lucha por una visión más positiva de la inmigración. La próxima semana, planea abordar este tema en colaboración con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE.
Es notable que un 27.9% de los encuestados asocien la inmigración con problemas de seguridad, mientras que más del 40% la vinculan con un impacto positivo en la economía. Esta dualidad resalta la necesidad de una conversación abierta y fundamentada sobre la realidad migratoria en España.
Un cambio demográfico inminente
España está viviendo una transformación demográfica significativa, con proyecciones que indican que, para 2035, más del 34% de la población podría estar vinculada a la inmigración. Este cambio permite vislumbrar un futuro más diverso, donde la mayoría de los recién llegados al mercado laboral serán jóvenes, lo que es crucial para contrarrestar el envejecimiento de la población española, cuyo promedio de esperanza de vida supera los 84 años, la tercera mayor del mundo.
La integración de estos nuevos trabajadores es fundamental. Juan Francisco Caro, director de Opina 360, enfatiza la necesidad de definir los perfiles y habilidades que demanda el país, especialmente en sectores como la construcción, donde no todos tienen la formación necesaria.
Mirando hacia el futuro
Una de las preocupaciones latentes es cómo se cubrirán las jubilaciones de millones de trabajadores. Según el informe, una de cada cinco personas activas tiene 55 años o más, siendo alarmante la cifra que alcanza hasta el 29.8% en provincias como Zamora.
La tendencia actual también revela un alarmante desbalance demográfico: en 2024, hubo más muertes que nacimientos en el país, lo que convierte a la inmigración en una pieza clave para el crecimiento. Estas dinámicas indican que las provincias costeras, archipiélagos y el área metropolitana de Madrid concentran el 89.1% del aumento poblacional, mientras que muchas áreas rurales continúan despoblandose.
¿Es la inmigración la solución a estos problemas? Félix Riera, director de la SBEES, asegura que en gran medida sí. “Necesitamos mano de obra cualificada y no cualificada para absorber la demanda de nuestras empresas”, concluyó. Sánchez Llibre refuerza este planteamiento al señalar que la inmigración es vital para la sostenibilidad del bienestar social del país. Sin ella, nuestra economía podría enfrentarse a serios desafíos en su camino hacia el futuro.
