El renacer de la energía nuclear: Un camino hacia la sostenibilidad
El interés por la energía nuclear está resurgiendo a niveles no vistos desde la crisis del petróleo de los años 70. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el anhelo por descarbonizar la economía y la necesidad de garantizar la seguridad energética están impulsando este renovado impulso. Actualmente, se cuentan 407 reactores en funcionamiento en 40 países, con muchos gobiernos posponiendo el cierre de sus plantas. Japón, tras el histórico accidente de Fukushima en 2011, ha reanudado la producción, mientras que Estados Unidos, con la mayor cantidad de plantas en operación, está en proceso de expandir su capacidad.
Un panorama en construcción
El director de Investigación de WisdomTree, Mobeen Tahir, señala que el renacimiento nuclear apenas comienza. Actualmente, hay 64 centrales en construcción y otras 110 planificadas. Sin embargo, el crecimiento de la demanda de uranio, el elemento fundamental de este tipo de energía, podría representar un desafío. Se prevé que la necesidad global de uranio aumente un 33% para alcanzar las 86,000 toneladas métricas en 2030 y unas 150,000 toneladas métricas para 2040, de acuerdo a la Asociación Nuclear Mundial (WNA). Esto ha llevado a que los precios del uranio, que a finales de noviembre alcanzó los 75.80 dólares por libra, suban considerablemente.
El impacto geopolítico en el mercado del uranio
Desde el inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el costo del uranio se ha disparado aún más. Rusia controla el 22% de la capacidad mundial de conversión y el 44% de la de enriquecimiento, vital para la fabricación de combustible nuclear. Aunque algunas empresas occidentales han dejado de importar uranio ruso, se permiten excepciones hasta finales de 2027. Safwan Mirza, analista de Mirabaud Wealth Management, advierte que la cadena de suministro es frágil y susceptible a tensiones geopolíticas.
Concentración en la producción
La producción de uranio está dominada por pocos países, siendo Kazajistán el líder, responsable del 43% de la producción global. En cuanto al enriquecimiento, empresas rusas, como Tenex, cumplen una función crucial, mientras España depende casi en su totalidad de la importación de uranio enriquecido, con el 40% de este proveniente de Rusia.
Un futuro incierto
Los analistas, como Lawson Winder de Bank of America, predicen déficits de uranio natural hasta 2035, con una creciente demanda que podría superar la capacidad de producción. La WNA también prevé problemas en la conversión, aunque a nivel global existe un exceso de capacidad para el enriquecimiento. En Estados Unidos, la falta de infraestructura es notable, al depender en gran medida de proveedores extranjeros.
La conexión entre electricidad y tecnología
El uranio es fundamental para la generación de electricidad, que representa aproximadamente el 10% de la producción mundial. El crecimiento en la demanda eléctrica, impulsada también por nuevas tecnologías como vehículos eléctricos y centros de datos, está redirigiendo la atención hacia la energía nuclear. Se espera que el consumo de energía de estas instalaciones en EE.UU. se triplique en menos de una década, lo que destaca la importancia creciente de este sector.
Grandes empresas impulsan el cambio
Gigantes tecnológicos como Microsoft, Google y Amazon están cerrando acuerdos para utilizar electricidad nuclear. A pesar del creciente interés y la inversión en minería, aún se necesita más producción para satisfacer la demanda futura. Según expertos, los precios del uranio deben incrementarse para incentivar esta expansión.
Un acuerdo internacional hacia la sostenibilidad
En la COP29 de 2024, 31 países, incluidos Estados Unidos y Francia, se comprometieron a triplicar la capacidad nuclear global para 2050. Además, la energía nuclear ha sido clasificada como una inversión sostenible en la Taxonomía de la UE, consolidando su papel como una opción de bajas emisiones en la lucha contra el cambio climático.
La energía nuclear emerge como un pilar clave en la transición hacia un futuro más sostenible, destacándose no solo por su capacidad de generar energía, sino también por su potencial en un contexto de creciente demanda eléctrica.
