La historia económica de España parece estar protagonizada por ciclos marcados por altibajos. En sus palabras, Dante Alighieri recordaba que, de una chispa, puede surgir una gran llama. Así ocurrió durante la Gran Recesión, que dejó un país tambaleándose bajo el peso de hipotecas tóxicas, burbujas inmobiliarias y una devastadora crisis bancaria. Desde la conmoción causada por la caída de Lehman Brothers hasta la larga travesía del desierto que siguió, las secuelas de 2008 dejaron huellas profundas en la sociedad. Hoy, a 17 años de aquella debacle, nos preguntamos si la historia está a punto de repetirse.
La recuperación económica: entre el optimismo y el escepticismo
En la actualidad, España presenta una situación sorprendentemente dinámica. Con tasas de desempleo que rondan el 10% y un crecimiento del PIB que supera al de otras economías avanzadas, el país ha vuelto a captar la atención internacional. Instituciones como la OCDE y el FMI destacan su progresiva recuperación, y el Ibex 35 se aproxima a máximos históricos. En este contexto, el Financial Times resalta lo que muchos denominan la «excepción española», contrarrestando los antiguos estigmas relacionados con el grupo de países del Sur de Europa conocidos como PIGS.
Pero la sombra de la crisis anterior pesa, y las preguntas surgen: ¿será diferente esta vez?
Los expertos en economía, como Judith Arnal del Real Instituto Elcano, subrayan cambios significativos en la estructura económica. «La economía actual es menos vulnerable a shocks específicos,» señala, destacando que el sector de la construcción ha perdido peso en favor de un modelo más diversificado y menos dependiente de la especulación.
Un cambio en el sector servicios
El turismo, aunque importante, ha dejado de ser el único motor de la economía. Mientras que en su pico en 2007 la construcción representaba más del 12% del empleo, hoy su participación es de apenas el 7%. Por otro lado, el turismo contribuye ahora con casi el 12% del empleo, pero conviviendo con un segmento de servicios con un mayor valor añadido, como la ingeniería y la consultoría.
«Hoy somos más resilientes ante posibles crisis económicas», sostiene Manuel Hidalgo de la Universidad Pablo de Olavide. Sin embargo, la realidad nos recuerda que el turismo español aún enfrenta desafíos, como la necesidad de diversificar del trabajo precario hacia un sector más productivo.
La pandemia puso a prueba esta resiliencia, y aunque el golpe fue severo, la recuperación fue rápida. Los datos indican que el turismo alcanzará cifras récord en 2025, aunque el modelo actual enfrenta críticas por su dependencia de un sector que aún se decanta por alojamientos de bajo costo.
Hacia una industria más diversificada
La estructura de la economía española refleja un cambio. Recientemente, la industria manufacturera ha comenzado a resurgir, y proyectos como la gigafábrica de baterías en Zaragoza representan pasos hacia una mayor autosuficiencia industrial. Este movimiento no es un capricho; es parte de una estrategia más amplia de Europa para disminuir su dependencia de Asia en sectores críticos.
Aun así, la dualidad entre grandes empresas y pequeñas y medianas (pymes) sigue siendo un reto. Las pymes constituyen la mayoría del tejido empresarial, pero su escasa capacidad de inversión limita su crecimiento y, por ende, su competitividad. Los expertos sugieren que fomentar la cooperación entre estas empresas podría ser clave para impulsar una mayor productividad.
Conclusiones: optimismo prudente
El panorama general sugiere que, aunque la economía española es más sólida que hace décadas, aún carga con la mochila de la alta tasa de desempleo y la baja productividad. Las reformas laborales han aportado cierta estabilidad, pero la incertidumbre persiste.
La OCDE recomienda utilizar este momento de bonanza para reducir el déficit y fortalecer las cuentas públicas, anticipándose a futuros contratiempos. De cara a 2025, se esperan crecimientos del 3%, lo que podría llevar la tasa de desempleo a un 9%. Sin embargo, la tarea de consolidar una economía más fuerte y menos cíclica sigue siendo un desafío.
A medida que España avanza, la historia se repite de alguna manera, pero con la esperanza de que esta vez, la llama que surge de la chispa se transforme en un fuego duradero, y no en una simple llamarada. En el inesperado camino hacia el éxito, el país debe encontrar respuestas que lo preparen para enfrentar nuevos desafíos y asegurar un futuro prometedor.
