El fabricante español de trenes, Talgo, se enfrenta a desafíos significativos a medida que cierra el tercer trimestre. Uno de los principales golpes ha sido la posible reducción del pedido de trenes por parte de Deutsche Bahn, que podría reducir las unidades de los ICE L de 79 a 60. Además, la resolución de un litigio con la compañía estadounidense LACMTA ha tenido un impacto negativo estimado de siete millones de euros. Estos elementos han llevado a Talgo a presentar un resultado bruto de explotación negativo, alcanzando los 3,3 millones de euros, una marcada caída comparada con los 57,7 millones en positivo del año anterior. Asimismo, sus ingresos han disminuido un 11%, situándose en 443 millones de euros. Curiosamente, en el informe enviado a la CNMV, la empresa ha optado por no presentar su resultado neto.
Desde Talgo se defienden argumentando que, sin las adversidades en Alemania y Estados Unidos, los ingresos del período habrían alcanzado los 480,6 millones de euros, y el EBITDA se habría elevado a 36,6 millones.
Este informe de resultados pone de manifiesto las dificultades que enfrenta la compañía justo en el umbral de un cambio en su propiedad. La firma vasca liderada por José Antonio Jainaga (Sidenor) y el fondo público Finkatuz ha tomado el 29,7% de Talgo, que anteriormente pertenecía a la instrumental Pegaso. Este paquete de acciones ha sido valorado en 156 millones de euros, aproximadamente 4,25 euros por acción.
En el marco de su estrategia de fortalecimiento, Talgo prevé la entrada de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que adquirirá un 7,88% de participación tras aportar 75 millones de euros, una cifra que será igualada por los inversores vascos. Este movimiento se materializará a través de una ampliación de capital de 10,5 millones de acciones por un valor total de 45 millones de euros, junto con la emisión de dos bonos convertibles, uno por 30 millones para la SEPI y otro de 75 millones para Jainaga y sus socios. Con esta operación, la participación de los inversores vascos se reducirá al 27,4%.
La viabilidad de estas acciones depende del éxito del plan de financiación por 770 millones de euros, que Talgo presentará en una junta extraordinaria programada para el 12 de diciembre. Este plan se desglosa en dos tramos: uno de 650 millones, parcial y parcialmente garantizado por Cesce, y otro, una línea de crédito, de 120 millones. Además, la entidad pública Cesce se prepara para ofrecer apoyo financiero que permitirá a Talgo competir por nuevos contratos con garantías de hasta 500 millones de euros.
La empresa se mantiene optimista respecto a sus expectativas para el año en curso, con pronósticos de ingresos que fluctúan entre 560 y 590 millones de euros. Cabe destacar que, sin tener en cuenta el impacto de Deutsche Bahn, esos ingresos podrían alcanzar los 600 millones de euros. Por otra parte, el EBITDA se prevé que se mantenga en cero euros, aunque podría oscilar entre los 40 y 50 millones en ausencia de los mencionados contratiempos. Se estima que la deuda financiera neta se sitúe entre 350 y 400 millones de euros, mientras que esperan adjudicaciones por un total de 2.300 millones de euros.
Talgo está a la espera de formalizar contratos adicionales antes de que finalice el año. Entre sus nuevos pedidos, destaca el acuerdo con la empresa alemana Flix, suscribiendo la compra de 65 trenes de alta velocidad de la plataforma Talgo 230 por un total de 2.400 millones de euros, con un primer paquete de 30 unidades valorado en 1.060 millones. La cartera de pedidos del fabricante español asciende actualmente a 4.813 millones de euros, cifra que podría superar los 7.000 millones una vez que se concreten los contratos ya adjudicados. La dirección de Talgo también menciona que está explorando oportunidades por un impresionante total de 16.900 millones de euros.
A pesar de presentar resultados negativos, Talgo tiene una visión optimista, respaldada por la creciente efervescencia en el sector ferroviario. La compañía destaca la entrada de operadores privados en Europa, la demanda creciente en Oriente Medio y el Norte de África, así como el impulso hacia la transición energética y la creación de una red ferroviaria paneuropea de alta velocidad, todo ello como factores que favorecerán su crecimiento futuro.
La empresa confía en que la demanda de trenes de larga distancia aumente, y que sus innovadoras plataformas, como el Talgo Avril y el Intercity Talgo 230, se establezcan como referentes gracias a su tecnología avanzada, que permite reducir la huella de carbono y mejorar la interoperabilidad en conexiones internacionales.
