Mark Zuckerberg celebra una victoria clave frente a la Comisión Federal de Comercio (FTC) de Estados Unidos. La matriz de Facebook, Meta, ha salido airosa en una batalla legal que la acusaba de monopolizar el mercado de redes sociales, en relación a la conexión entre su popular plataforma Instagram y el servicio de mensajería WhatsApp.
El juicio y su desenlace
Un juez del Tribunal de Distrito en Washington D.C. ha dictado una sentencia que revela la falta de pruebas suficientes por parte de la FTC para demostrar que Meta ha violado la ley antimonopolio. En su decisión, el juez James Boasberg argumenta que «no importa si Meta tuvo poder de monopolio en el pasado; la agencia debe probar que aún lo mantiene». Y concluye: «Hoy, el tribunal determina que la FTC no lo ha logrado».
Aunque el juez ha mostrado empatía hacia la FTC, reconoce que su presentación no fue contundente. Resalta la naturaleza cambiante del mercado, donde las aplicaciones surgen y desaparecen rápidamente, complicando el trabajo de la agencia en la definición del entorno competitivo de Meta.
Reacción del mercado
La respuesta del mercado fue inmediata. Tras la sentencia, las acciones de Meta comenzaron a recuperarse, bajando solo un poco más de medio punto en la sesión actual. Durante el año, los títulos del gigante tecnológico han subido cerca del 2%, aunque aún se encuentran por debajo de la tendencia del sector, lo que sigue generando interrogantes en torno a su estrategia empresarial.
Un caso en evolución
El juicio, que comenzó hace cinco años, en plena pandemia y bajo la primera administración de Trump, concentra su atención en la posición de dominio de Meta en redes sociales, especialmente a raíz de sus adquisiciones de Instagram y WhatsApp en 2012 y 2014. Durante el proceso, tanto Mark Zuckerberg como la exdirectora de operaciones, Sheryl Sandberg, comparecieron ante el tribunal.
El juez Boasberg justifica su veredicto al destacar la transformación que ha sufrido la industria de las redes sociales. A medida que plataformas como TikTok y YouTube han ganado terreno, Meta ha visto disminuir su protagonismo. Según Boasberg, «la parte más utilizada de las aplicaciones de Meta es prácticamente indistinguible de lo que ofrecen TikTok y YouTube».
La FTC persiste
Aunque la FTC lanzó su demanda en 2020, fue en 2021 cuando el caso llegó a la sala del juez Boasberg. En una primera instancia, el juez desestimó la demanda, considerando insuficientes las evidencias de la FTC. Sin embargo, la agencia rápidamente se movilizó para fortalecer su caso, presentando más datos sobre el número de usuarios y un análisis comparativo con la competencia. En 2022, tras revisar las evidencias adicionales, el juez aceptó a trámite el caso.
La FTC sostiene que las compras de Instagram y WhatsApp estaban destinadas a consolidar el monopolio de Meta en su sector. En respuesta, la empresa argumenta que suscompetidores abarcan un espectro más amplio, que incluye vídeo, comercio electrónico y mensajería privada. Para respaldar su defensa, Meta solicitó la declaración de ejecutivos de plataformas como Reddit, TikTok, X y Pinterest, con el fin de mostrar cómo estas aplicaciones buscan captar la atención y el tiempo de los usuarios, así como las inversiones publicitarias que generan.
Un panorama más amplio
El asunto de Meta se inscribe en un contexto mayor, donde la FTC ha presentado cinco demandas antimonopolio contra las principales plataformas tecnológicas. Ya se han dado fallos en contra de Google por abuso de poder en el mercado publicitario, mientras que las causas en contra de Amazon y Apple aún están en curso.
A medida que el panorama digital evoluciona, la batalla entre las autoridades reguladoras y las grandes corporaciones tecnológicas promete intensificarse. La decisión reciente del juez Boasberg no solo afecta a Meta, sino que puede sentar un precedente para cómo se abordarán futuros casos en el sector.
La victoria de Meta ante la FTC es un recordatorio del dinámico y competitivo entorno en el que operan las empresas tecnológicas y plantea preguntas sobre la manera en que se regulan y controlan los mercados digitales. La industria está en un constante cambio y, por lo tanto, la vigilancia sobre la competencia y el comportamiento empresarial se vuelve más crucial que nunca.
