A Ruth Chamorro le emocionó recibir su primera cesta de Navidad cuando era muy joven. Sin embargo, esa ilusión se vio acompañada de un pequeño inconveniente: ¿cómo trasladar el paquete desde su oficina hasta su hogar en metro, su medio de transporte habitual? La solución fue sencilla: llamar a un taxi, aunque eso supuso un gasto extra que no había contemplado. Esta anécdota, que ahora recuerda con una sonrisa, la utiliza para ilustrar cómo las empresas están adaptando sus regalos navideños a las cinco generaciones que conviven en el entorno laboral actual.
La Evolución de los Regalos Navideños
Chamorro, responsable de negocio en Up Spain, un servicio de retribución flexible, subraya que no se trata solo de ofrecer regalos por cumplir, sino de escuchar las necesidades de todos los empleados. “El regalo que antes causaba admiración ha perdido su magia”, señala. La tendencia está cambiando hacia lo experiencial en lugar de lo material. “Mientras algunos prefieren un embutido, otros optan por asistir a un espectáculo. Nuestra propuesta es dar libertad de elección, no imponerlo”.
Up Spain colabora con aproximadamente 4.700 empresas y más de 100.000 empleados en España, permitiendo a sus clientes acceder a catálogos online personalizados de regalos. Los trabajadores pueden canjear puntos por productos variados que se adaptan a sus preferencias, desde gadgets tecnológicos hasta experiencias únicas, como entradas a conciertos.
El año pasado, el producto más solicitado en su plataforma fue la freidora de aire, cuyo éxito desbordó el inventario. Chamorro destaca que los artículos tecnológicos están en la cima de la lista de preferencias, especialmente entre las empresas con mayores recursos.
“Estamos notando un creciente interés por las experiencias”, añade. “Los objetos pueden ser olvidados, pero ir a un musical se transforma en un recuerdo inolvidable que se comparte y fortalece el vínculo con la empresa”.
Además, Up Spain ofrece un servicio logístico integral que aligera la carga de los departamentos de recursos humanos, entregando los regalos directamente en el hogar de cada empleado. A Chamorro le habría encantado contar con esta opción cuando recibió su primera cesta.
Cambios en la Industria de las Cestas de Navidad
Ricardo Quintano, director general de Alonso Navidad, una firma especializada en cestas navideñas, señala que aunque el sector ha enfrentado desafíos desde 2007, como la crisis económica, se han mantenido estables. “No vemos tendencias claras de descenso, pero tampoco de alza”, admite. Cada año, las empresas deben lidiar con el aumento en los precios de los productos. “Esto nos obliga a ser creativos y a ajustar nuestras ofertas”, añade.
Las cestas suelen contener productos tan clásicos como quesos y embutidos. Sorprendentemente, el 60% de las compras navideñas se destinan a charcutería. Sin embargo, Quintano destaca un aumento en la demanda de productos loncheados, que son más asequibles y se adaptan mejor a las familias pequeñas, que no siempre pueden consumir una pieza entera.
Otro cambio relevante es la disminución de bebidas alcohólicas de alta graduación, como el whisky y el ron, en respuesta a un consumo más moderado entre las nuevas generaciones, mientras que el cava y los vinos siguen siendo populares.
Adaptación a Nuevas Preferencias Alimentarias
Las cestas navideñas también han evolucionado para incluir opciones que se alinean con las particularidades dietéticas del público actual. Según Victoria González, directora de marketing en Fundación Juan XXIII, su organización produce más de 120,000 cestas anualmente que incluyen opciones veganas y sin gluten. “La calidad ha cobrado mayor relevancia que la cantidad, priorizando productos locales y presentaciones sostenibles”, explica.
La Fundación, además, permite a los empleados personalizar sus cestas o elegir regalos alternativos, como experiencias o artículos tecnológicos. A pesar de esta variedad, muchos todavía prefieren recibir la clásica cesta, disfrutando del momento familiar de abrirla en casa.
Quintano también enfatiza que el romanticismo de recibir una cesta aún persiste. “Esa emoción de abrir una caja en familia sigue siendo valiosa”, concluye, reafirmando que el valor de estos regalos va más allá de lo meramente material. Se trata de un reconocimiento hacia los empleados por su esfuerzo y dedicación.
