La pobreza energética en España muestra signos de mejora, pero aún queda mucho por hacer. En el invierno de 2024, más de 8,5 millones de personas, lo que representa el 17,6% de la población, no pudieron calentar adecuadamente sus hogares. Aunque esta cifra es tres puntos porcentuales mejor que el año anterior, la situación sigue siendo alarmante. Según el reciente Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España 2024, elaborado por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas y presentado este jueves, una de cada diez familias tuvo que aplazar el pago de sus facturas energéticas, algo que se considera “preocupante”. Estos datos son especialmente críticos, ya que a partir de enero de 2026 caerá la prohibición de cortar el suministro a los beneficiarios del bono social.
La Realidad de los Hogares Vulnerables
Los hogares en situaciones vulnerables necesitaron un adicional de 150 euros para cubrir las necesidades energéticas básicas y mantener un nivel adecuado de confort térmico. Esta cifra es 18 euros menor que en 2023, gracias a la baja en los precios de la electricidad. Para mejorar la situación, Elisa Carbonell, coordinadora de proyectos de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), ha instado a facilitar la solicitud de ayudas públicas para el pago de luz y gas.
Los autores del informe también subrayan que el bono social eléctrico ha sido efectivo; las cifras indican que su aplicación reduce en un 50% la incidencia de pobreza energética entre los beneficiarios. Sin embargo, advierten que es crucial no solo mantener este apoyo, sino ampliarlo para incluir a más familias. Alarmantemente, el estudio revela que ocho de cada diez personas que podrían beneficiarse de esta ayuda no la reciben.
La Carga Financiera de la Energía
A pesar de las mejoras, el número de hogares que gastan una proporción desmedida de sus ingresos en energía apenas ha disminuido. Un 16,5% de los ciudadanos destinan más del 7,4% de sus ingresos a calefacción, una situación que Efrain Centeno, director de la cátedra, califica de “desastrosa”. La necesidad de abordar este problema es urgente, ya que muchos hogares se ven forzados a reducir gastos esenciales como alimentación para poder pagar sus facturas de calefacción. Roberto Barella, uno de los autores del estudio, considera “doloroso” que esta situación no reciba la atención necesaria.
Pobreza Energética Oculta y Diferencias Geográficas
Una de las revelaciones del estudio compara la situación de propietarios e inquilinos. La pobreza energética afecta al 29,9% de los arrendatarios, en contraste con el 17,6% de quienes poseen vivienda. Centeno resalta que este dato pone de manifiesto que el problema no solo se relaciona con los ingresos, sino también con el tipo de vivienda.
Además, un 27,1% de las familias está al borde de no poder calentar sus hogares, lo que los autores del informe denominan “pobreza energética oculta”. Centeno describe a estas familias como aquellas que “hacen malabares para mantener su hogar cálido en invierno”.
Las diferencias geográficas son igualmente notables: Extremadura muestra la mayor proporción de personas con dificultades para pagar sus facturas energéticas, alcanzando un 23%. En contraposición, comunidades como Madrid, Cantabria y otras, presentan cifras mucho más bajas, situándose en un 9%.
La realidad de la pobreza energética en España es compleja y multifacética, lo que exige un enfoque decidido y coordinado para mejorar la situación de millones de ciudadanos.
