La inmigración: motor clave en el crecimiento económico
El papel de la inmigración en el reciente ciclo de expansión económica se ha revelado como crucial, aunque no tan predecible como se podría pensar. Cada año, cerca de dos de cada tres nuevas incorporaciones al mercado laboral son de origen extranjero. Este fenómeno va más allá de los números: los inmigrantes están sustentando sectores que enfrentan una demanda desbordante, ayudando a mitigar la escasez de mano de obra española, especialmente cuando los salarios son tan elevados.
Un fenómeno demográfico con demanda activa
La situación demográfica de España ha coincidido con un aumento masivo en la demanda de empleo. En el último año, un asombroso 75% de los puestos generados por la hostelería y sectores vinculados al turismo han sido ocupados por inmigrantes. Esto ha permitido que los ingresos por turismo internacional alcancen cifras récord. Gran parte de este auge se puede atribuir al deseo de viajar que, tras las restricciones de la pandemia, ha recuperado su fuerza.
La construcción y la necesidad de mano de obra extranjera
El resurgimiento del sector de la construcción sería impensable sin la contribución de trabajadores extranjeros. De hecho, el 68% de las nuevas contrataciones en este ámbito corresponde a inmigrantes. Sin embargo, estos trabajadores podrían no haber encontrado oportunidades en un entorno económico más adverso, como el que siguió al colapso de la burbuja inmobiliaria. Este contexto también explica las dificultades que enfrentan los inmigrantes en economías ajustadas, como las de Alemania y Francia.
Complemento a la fuerza laboral nacional
Además, la inmigración ha potenciado el empleo nacional en sectores como la logística y los servicios a empresas, que a menudo ofrecen salarios inferiores a la media. Estos segmentos son componentes fundamentales de la cadena de suministro, vital para el funcionamiento total de la economía. Por lo tanto, el crecimiento en áreas que tradicionalmente ocupan a trabajadores españoles, como la educación y la sanidad, se ha visto favorecido, generando casi el 60% de los nuevos puestos que soportan a nacionales.
Un futuro incierto para el empleo
A pesar de estos avances, es arriesgado suponer que este ciclo virtuoso continuará sin interrupciones. Los beneficios del crecimiento poblacional no son automáticos. Podría darse un desajuste entre la oferta de trabajo y la demanda futura, especialmente con la moderación en el sector turístico.
Otro factor crucial para la integración laboral es la capacidad productiva disponible. En este sentido, la falta de inversión empresarial es preocupante, especialmente en sectores que operan a plena capacidad y que no cuentan con recursos ociosos para expandir sus plantillas.
La importancia de impulsar la inclusión laboral
La inmigración amplía las opciones de la política económica, pero no sustituye la necesidad de fomentar el regreso de los parados, ya sean nacionales o extranjeros. Resulta desconcertante que, en un contexto de bonanza económica, 173.000 desempleados del sector de la construcción no logren encontrar trabajo. Además, la dinámica migratoria destaca la urgencia de abordar los impedimentos a la inversión y la productividad, fundamentales para el bienestar general del país.
En resumen, la inmigración se ha convertido en un pilar esencial del crecimiento económico y el desarrollo laboral en España, pero necesita un marco de apoyo que garantice la sostenibilidad de estos logros a largo plazo.
