En la época actual, cada ser humano vive dos realidades: una física y otra digital. En ambos mundos, las amenazas son inminentes, pero también hay formas de defensa. Esta narrativa se centra en el vasto entorno digital que compartimos millones de personas, donde la delincuencia ha hallado un espacio propicio. Según el Ministerio del Interior, durante los primeros dos trimestres del año, se registraron 246,000 delitos cometidos a través de plataformas digitales, lo que equivale a un delito por cada cien habitantes. Esta cifra refleja nuestra vulnerabilidad actual. “La delincuencia se expande en el ámbito digital, no solo mediante amenazas técnicas, sino también manipulando emociones y comportamientos de las personas”, explica Valentín Sánchez, director de seguridad de BBVA.
Reflexiones en La Vela, la emblemática sede del banco en Madrid, donde tuvo lugar el evento sobre ciberseguridad titulado “Hackeando la mente”, en colaboración con Revista Emprendimiento. Los participantes debatieron sobre cómo salvaguardar la seguridad del individuo en un mundo tan digitalizado. ¿Cómo establecer barreras frente a las ilusiones y falsedades persistentes?
Regulación: Primer paso hacia la protección
El primer mecanismo de un estado para combatir el crimen es la regulación. El 15 de febrero, el Ministerio para la Transformación Digital implementó medidas contra las estafas de suplantación de identidad a través de llamadas y mensajes fraudulentos. Esta es una respuesta ante el creciente phishing y smishing que erosionan la confianza de los consumidores en las instituciones financieras. Sin embargo, BBVA advierte que hasta ahora no se ha observado una disminución significativa en estas estafas, lo que indica que aún queda un largo camino por recorrer.
Además, existe una urgencia evidente por acelerar la normativa que prepara la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) para bloquear mensajes fraudulentos y establecer un registro de alias. Este registro sería crucial para frenar a los estafadores que se ocultan detrás de nombres conocidos, lo que representa un serio riesgo para la población.
La doble cara de la inteligencia artificial
La ciberdelincuencia ha encontrado terreno fértil en la inteligencia artificial (IA), que no solo ofrece ventajas como la conectividad y la accesibilidad, sino que también ha facilitado nuevos tipos de fraude y fuga de datos. Valentín Sánchez sugiere que, de implementarse el registro propuesto, los proveedores de servicios podrían actuar con mayor eficacia. Un esfuerzo conjunto que involucre a fuerzas del orden, operadoras y entidades financieras es necesario para abordar este problema.
“Es crucial entender que la ciberseguridad no se limita a la parte técnica; es un desarrollo cultural que debe involucrar a todos”, enfatiza Sánchez. Aquí es donde entran los algoritmos, que pueden tanto ayudar a identificar patrones de comportamiento como convertirse en herramientas de manipulación.
La ingeniería social: un engaño a medida
Javier Calahorra Novillo, responsable de seguridad en BBVA, explica cómo los ciberdelincuentes emplean técnicas de ingeniería social. A menudo, contactan a las víctimas desde números conocidos, creando una falsa sensación de confianza. Utilizan un sentido de urgencia que puede conducir a decisiones impulsivas, jugando con las emociones de las personas y haciendo que actúen sin pensar.
Ahora, ante una realidad donde la desinformación abunda, es vital fortalecer nuestra cultura de ciberseguridad. “No es solo cuestión de implementar un segundo factor de autenticación, sino de ser conscientes de la información que compartimos”, argumenta Calahorra.
Consejos para navegar el ciberespacio
Carlos Seisdedos, CEO de Magneto INTelligence, ofrece tres recomendaciones esenciales para protegerse en este entorno:
- Egosurfing: Revisa semanalmente tu presencia en línea y lo que se dice de ti.
- Autenticación adicional: Incorpora medidas de verificación en redes sociales.
- Sentido común: Sé consciente de la información que compartes.
La batalla contra el cibercrimen demanda una combinación de tecnología, intuición y, especialmente, una actitud proactiva y bien informada. Como dijo un antiguo filósofo: «Los vientos del cambio son inevitables, y debemos aprender a navegar en ellos.»
La ‘magia’ del cibercrimen
Santi Marcilla, un ilusionista contemporáneo, nos recuerda en La Vela que el engaño y la percepción son herramientas poderosas tanto en el escenario como en el ciberespacio. En una amena intervención, Marcilla destacó cómo en la vida cotidiana tomamos decisiones basadas en intuiciones, lo que a veces puede llevarnos a situaciones indeseadas.
“El tiempo se detiene cuando el público se ríe, y ese es el momento en que el mago puede actuar”, reflexionó. Esta idea resuena profundamente en el mundo digital, donde la distracción se convierte en el primer truco del engaño.
La lección es clara: en este complejo mundo, es esencial no solo estar atentos, sino también educarnos constantemente en las mejores prácticas de seguridad para protegernos mejor, tanto en el ámbito físico como en el digital.
