Vivimos tiempos de alerta en el mercado, similares a aquellos años críticos como 1927-1928, 1998-1999 y 2005-2006. Así lo advierte Ray Dalio, uno de los inversores más influyentes del mundo, conocido por su trabajo al frente del hedge fund Bridgewater. En octubre, durante una entrevista con CNBC, señaló que existen muchos signos de burbuja, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial.
La advertencia de líderes clave
Dalio, un experto global en el análisis de la deuda pública, acaba de lanzar su libro Cómo quiebran los países: el gran ciclo de la deuda. En su trayectoria, ha manejado una impresionante suma de 95 billones de dólares, generando 58 billones en beneficios netos. Su opinión tiene un peso significativo en la comunidad inversora que, evidentemente, escucha con atención sus advertencias sobre la creciente burbuja en IA.
Por otro lado, Sundar Pichai, CEO de Google, también se mostró preocupado por el estado del mercado. Un día antes de los resultados financieros de Nvidia, expresó en una entrevista con la BBC que existe una «irracionalidad en los mercados». Las valoraciones exageradas de las empresas tecnológicas, alimentadas por sus inversiones en inteligencia artificial, están comenzando a despertar el miedo de un posible colapso que podría afectar a toda la industria, incluida su propia empresa.
Deuda pública al borde del colapso
La deuda pública estadounidense está en niveles alarmantes, alcanzando el 125% del PIB en 2025 y proyectando un 140% en 2030. Con 38,3 billones de dólares, Estados Unidos lidera el ranking mundial, seguido por China y Japón. Esta tendencia de endeudamiento se sostiene debido a la confianza en el dólar, una moneda fiduciaria, aunque históricamente, la deuda ha sido un factor clave en la caída de imperios.
Expertos como Mohamed El-Erian sostienen que la actual situación de las finanzas públicas de las grandes potencias representa un riesgo sistémico global. El informe más reciente del Fondo Monetario Internacional confirma esta evaluación, poniendo de relieve la fragilidad de las economías.
Trump intentó mitigar estos problemas a través de una guerra comercial, utilizando aranceles para aumentar ingresos y reducir el déficit. Sin embargo, según proyecciones, esos ingresos no serán suficientes para hacer un impacto real en la deuda pública.
Las grandes tecnológicas y la sombra de la deuda
Una parte de la deuda pública se relaciona directamente con el endeudamiento corporativo, que se estima en 10 billones de dólares en 2025. Esta cifra proviene principalmente de las inversiones de la industria tecnológica en infraestructura de inteligencia artificial, una tendencia que el gobierno no ignora: están incluso respaldando un préstamo de un billón de dólares para una central nuclear que Microsoft necesita para su IA.
Contrario a lo que se pensaba, las ganancias récord de las grandes tecnológicas parecen no ser suficientes para sostener tal volumen de inversión. Inversores de renombre como Michael Burry y Peter Thiel han empezado a vender sus acciones de Nvidia, argumentando que los beneficios están «hinchados» debido a la manipulación de los plazos de depreciación de activos.
una burbuja a punto de estallar
Aún más voces, incluidos reconocidos economistas y el propio FMI, están advirtiendo sobre el riesgo de inestabilidad financiera relacionado con el entusiasmo por la inteligencia artificial. La experiencia reciente sugiere que los patrones de crisis se repiten, y muchos analistas se autoengañan pensando que «esta vez es diferente».
La burbuja de la inteligencia artificial, como la describe El-Erian, podría resultar en lágrimas, ante la promesa de aumentos de productividad que aún no se han materializado del todo. Las grandes empresas tecnológicas han comprometido 3 billones de dólares en IA hasta 2030, pero la falta de retornos y la creciente frustración entre los inversores vuelven a poner en duda esta promesa.
A medida que nos acercamos a eventos críticos, un traspié en el rendimiento de una de estas compañías podría desencadenar una caída en la valoración y, con ello, una crisis económica más amplia. La atención está ahora centrada en los resultados de Nvidia; se espera que sean espectaculares, ya que la confianza del mercado está en juego.
