Los desafíos del agua: una mirada a la agrovoltaica
Las cifras son alarmantes y el cambio climático está causando estragos en la economía de múltiples sectores. Según un informe del Journal Hidrology revisado en febrero de 2025, las pérdidas anuales por sequías en la Unión Europea, Reino Unido, Noruega y Suiza superan los 13.000 millones de euros. Esta es la estimación más optimista. Si consideramos un aumento de temperatura de 3 °C por encima de los niveles preindustriales, el coste de esta catástrofe podría alcanzar los 17.500 millones de euros. El sector alimentario es el más expuesto: la escasez de agua también impacta la capacidad de transporte marítimo, creando un ambiente de incertidumbre. Martin Staats, presidente del cargo marítimo terrestre en Alemania, afirma que la situación es “estresante”. En 2018, la falta de agua en el río Rin llevó a grandes pérdidas a empresas como BASF, que sufrió un impacto de 250 millones de euros. Algunos países, como Francia y Suiza, incluso tuvieron que cerrar sus centrales nucleares debido a la escasez de agua para refrigeración.
En julio, los embalses españoles se encontraban a un 54,1% de su capacidad, y el río Segura había bajado a apenas un 16%.
Soluciones innovadoras para cultivos resilientes
Ante este panorama complicado, algunas empresas están encontrando maneras de adaptarse. Farmonaut, una firma con sede en Delaware, propone la agrovoltaica como una solución prometedora. Aseguran que combinar paneles solares y cultivos puede aumentar la productividad de la tierra en un 70%, permitiendo al mismo tiempo la cosecha de alimentos y la generación de energía sostenible. Este enfoque multifuncional podría ser clave para afrontar la crisis climática y la escasez de tierras cultivables.
La consultora Prophecy Market estima que el mercado global de la agrovoltaica pasará de 4.400 millones de dólares en 2024 a 13.300 millones para 2035, lo que representa un interés creciente de la industria y el apoyo de los gobiernos mediante subvenciones. La sostenibilidad se ha convertido en el aliado indispensable para estas iniciativas.
Beneficios y desafíos de la agrovoltaica
La agrovoltaica se desliza entre dos enfoques: la opción «on» (encendido) y «off» (apagado). Al seleccionar cultivos adecuados y ajustar la disposición de los paneles, es posible crear un entorno que mitigue el estrés hídrico en el suelo. Sin embargo, no todo es positivo. El costo de implementación puede ser de un 20% a un 30% superior al de un parque convencional, y algunas plantaciones requieren ajustes cuidadosos en el riego y las técnicas de cosecha para adaptarse a las condiciones de sombra.
Antonio Hernández, especialista en análisis económicos de EY, advierte sobre la necesidad de un análisis profundo que contemple los costos de producción y posibles ayudas. La realidad es que cada país presenta un contexto agrícola único, y España ha comenzado a experimentar con cultivos que se adaptan a la sombra de los paneles solares, desde el brócoli hasta las viñas.
Hacia un futuro sostenible
Las inversiones y los proyectos innovadores están en aumento. Las ayudas del Programa de Energías Renovables Innovadoras 2024 del IDAE cuentan con un presupuesto de 250 millones de euros, promoviendo iniciativas que no dañen al medio ambiente. La diversidad de soluciones se explora en sitios como la Bodega Otazu en Navarra, que ha implementado placas solares y sistemas de reducción de impacto ambiental.
Un ejemplo interesante es el proyecto europeo PV4Plants, que investiga la integración de paneles solares con cultivos acuáticos no convencionales. Actualmente en fase piloto, busca optimizar el uso del agua y las condiciones de cultivo.
Desafíos normativos y oportunidades
Sin embargo, la falta de una regulación clara dificulta el desarrollo de estas iniciativas. En España, los agricultores enfrentan incertidificaciones sobre permisos y compatibilidad con subvenciones existentes. La clave podría estar en un equilibrio: el IDAE y el Ministerio de Agricultura están trabajando para que los agricultores puedan recibir apoyo mientras mantienen tierras agrícolas.
Las posibilidades de la agrovoltaica son prometedoras, aunque aún están en una etapa preliminar. La tecnología avanza, pero el verdadero reto será su aceptación social y la capacidad de las empresas para encontrar un mercado que valore estos productos.
El camino hacia la sostenibilidad parece haberse iluminado; queda por ver si se mantiene encendido. La agrovoltaica podría ser más que una luz en el horizonte: tal vez sea un faro que guíe a la agricultura hacia un futuro más resiliente y sustentable.
